San Alberto
Magno
Doctor de la
Iglesia
Año 1280
La Virgen
Santísima nos conceda como a su buen devoto San Alberto,
el don de la
sabiduría, para hacer mucho bien.
El primer
paso para adquirir sabiduría es
tener un
gran deseo de instruirse
(S. Biblia.
Proverbios).
Alberto significa: "de buena
familia" (Al = familia. Bert = buena).
Ya en su tiempo la gente lo llamaba
"El Magno", el grande, el magnífico, por la sabiduría tan admirable
que había logrado conseguir. Lo llamaban también "El Doctor
Universal" porque sabía de todo: de ciencias religiosas, de ciencias
naturales, de filosofía, etc. Era geógrafo, astrónomo, físico, químico y
teólogo. La gente decía "Sabe todo lo que se puede saber" y le daba
el título de "milagro de la época", "maravilla de
conocimientos" y otros más.
Tuvo el honor San Alberto de haber
sido el maestro del más grande sabio que ha tenido la Iglesia Católica, Santo
Tomás de Aquino, y esto le aumentó su celebridad. El descubrió el genio que
había en el joven Tomás.
Nació en Alemania en 1206. Era de
familia rica y de importancia en el gobierno y en la alta sociedad. Su padre
era Conde, o sea gobernador de la región. Estudió en la Universidad de Padua.
Allí se encontró con el más grande pescador de vocaciones, el beato Jordán de
Sajonia, sucesor de Santo Domingo, y aunque el papá de Alberto se oponía a que
su hijo se hiciera religioso, sin embargo la personalidad de Jordán fue tan
impresionante para él, que dejó todo su futuro de hacendado, político y hombre
de mundo, y entró de religioso con los Padres Dominicos.
Él mismo contaba que de joven le
costaban los estudios y por eso una noche dispuso huir del colegio donde
estudiaba. Pero al tratar de huir por una escalera colgada de una pared, en la
parte de arriba, le pareció ver a Nuestra Señora la Virgen María que le dijo:
"Alberto, ¿por qué en vez de huir del colegio, no me rezas a Mí que soy
‘Trono de la Sabiduría?’.
Si me tienes fe y confianza, yo te
daré una memoria prodigiosa. Y para que sepas que sí fui yo quien te la
concedí, cuando ya te vayas a morir, olvidarás todo lo que sabías". Y así
sucedió. Y al final de su vida, un día en un sermón se le olvidó todo lo que
sabía, y dijo: "Es señal de que ya me voy a morir, porque así me lo anunció
la Virgen Santísima". Y se retiró de sus labores y se dedicó a orar y a
prepararse para morir, y a los pocos meses murió
En Colonia, en París y en varias
otras universidades fue profesor brillantísimo y de muchas naciones iban
estudiantes a escuchar sus clases. Él tuvo el mérito de haber separado la
teología de la filosofía, y de haber descubierto que el filósofo Aristóteles
tiene un gran parecido con las ideas cristianas (lo cual perfeccionará luego su
discípulo Santo Tomás).
Escribió 38 volúmenes, de todos los
temas. Teología, filosofía, geografía, química, astronomía, etc. Era una
verdadera enciclopedia viviente.
Fue nombrado superior provincial de
su comunidad de Dominicos. Y el Sumo Pontífice lo nombró Arzobispo de
Ratisbona, pero a los dos años renunció a ese cargo para dedicarse a dar clases
y escribir, que eran sus oficios preferidos.
Habiendo sido de familia muy rica y
de alta posición social, recorrió Alemania predicando, y viajando de limosna y
hospedándose donde le dieran posada como a un limosnero. Era una buena práctica
para aumentar la virtud de la humildad.
El 15 de noviembre de 1280, mientras
charlaba tranquilamente con unos religiosos de su comunidad, quedó muerto
plácidamente. Tenía 74 años. Dejaba fama de haber sido más sabio que todos los
sabios de su tiempo. Todas las enseñanzas tenían por fin llevar el alma hacia
Dios que es amor.