Teresa de Calcuta
Teresa de Calcuta (Uskub, Imperio
otomano —actual Skopie, Macedonia—, 26 de agosto de 1910-Calcuta, India, 5 de
septiembre de 1997), de nombre secular Agnes Gonxha Bojaxhiu1 (pronunciado: [aɡˈnɛs ˈɡɔndʒa bɔjaˈdʒiu]), fue una monja
católica de origen albanés
naturalizada india,4 que fundó la
congregación de las Misioneras de la Caridad en Calcuta en 1950. Durante más de
45 años atendió a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos, al mismo tiempo que
guiaba la expansión de su congregación, en un primer momento, en la India y
luego en otros países del mundo. Tras su muerte, fue beatificada por el papa
Juan Pablo II, otorgándole el título de beata Teresa de Calcuta.
Agnes descubrió su vocación desde
temprana edad, y para 1928 ya había decidido que estaba destinada a la vida
religiosa. Fue entonces cuando optó por cambiar su nombre a «Teresa» en
referencia a la santa patrona de los misioneros, Teresa de Lisieux.6 Si bien
dedicó los siguientes 20 años a enseñar en el convento irlandés de Loreto,
comenzó a preocuparse por los enfermos y por los pobres de la ciudad de
Calcuta. Esto la llevó a fundar una congregación con el objetivo de ayudar a
los marginados de la sociedad, primordialmente enfermos, pobres y personas que
no tenían hogar.
En la década de 1970 era conocida
internacionalmente y había adquirido reputación de persona humanitaria y
defensora de los pobres e indefensos, en parte por el documental y libro
Something Beautiful for God, de Malcolm Muggeridge. Obtuvo el Premio Nobel de
la Paz en 1979 y el más alto galardón civil de la India, el Bharat Ratna, en
1980, por su labor humanitaria. A ellos se sumaron una decena de premios y
reconocimientos de primer nivel, tanto nacionales como internacionales.
Recibió elogios de muchas personas,
gobiernos y organizaciones. Sin embargo, enfrentó también una serie de
críticas, como las objeciones de Christopher Hitchens, Michael Parenti, Aroup
Chatterjee y el Consejo Mundial Hindú. En 2010, en el centenario de su
nacimiento, fue homenajeada alrededor del mundo, y su trabajo reconocido por la
presidenta india Pratibha Patil.
Biografía
Primeros años
Agnes Gonxha Bojaxhiu («gonxha»
significa «capullo de rosa» o «pequeña flor» en albanés), nació el 26 de agosto
de 1910 en Uskub, entonces parte del Imperio otomano y actualmente Skopie, en
la República de Macedonia, pero solía considerar como su fecha de nacimiento el
27 de agosto ya que ese fue el día en que la bautizaron. Fue la menor de los
hijos de un matrimonio acomodado8 de Shkodër, integrado por Nikollë (1878-1919)
y Dranafile Bojaxhiu (1889-1972). Su familia pertenecía a la población albanesa
proveniente de Kosovo asentada en Shkodër —su padre posiblemente era originario
de Prizren y su madre de una villa cercana a Đakovica—. Su padre, que estaba involucrado
en la política de Albania, murió repentina y misteriosamente en 1919 cuando
Agnes contaba con apenas ocho años luego de ser trasladado al hospital, por
causas desconocidas, aunque se presume que fue a causa de un
envenenamiento.nota Tras la muerte de
éste, su madre la educó en el seno de la religión católica.
Por sangre y origen soy albanesa. Por
mi vocación pertenezco al mundo entero pero mi corazón pertenece por completo a
Jesús.
Madre Teresa.
De niña, Agnes asistió a la escuela
estatal y participó como soprano solista del coro de su parroquia y, en
ausencia del director, se encargaba de la dirección del grupo. Además,
pertenecía a una congregación mariana fundada en 1563 y conocida como Sodalicio
de Nuestra Señora, donde comenzó a interesarse por las historias de los
misioneros jesuitas de Yugoslavia que estaban en Bengala.
Desde entonces, sintió el deseo de
trabajar al igual que ellos en la India. De acuerdo con la biografía escrita
por Joan Graff Clucas, desde temprana edad Agnes se mostró fascinada por las
historias de vida de los misioneros y sus obras en Bengala. A la edad de cinco
años recibió su Primera comunión y a los seis, la Confirmación; con doce años
ya estaba convencida de que debía dedicarse a la religión. Su resolución definitiva
fue tomada el de agosto de 1928,
mientras rezaba en la capilla de la Virgen Negra de Letnice, donde acudía con
frecuencia de peregrinación.
En el convento de Loreto
El 26 de septiembre de 1928, poco
después de haber cumplido 18 años, se dirigió con una amiga a la Abadía de
Loreto, perteneciente a la congregación religiosa católica Instituto de la
Bienaventurada Virgen María, en Rathfarnham, Irlanda. A partir de ese momento,
jamás volvería a ver a su madre o a su hermana. Si bien originalmente acudió a
ese lugar para aprender inglés (que era el idioma que las hermanas de Loreto
enseñaban a los niños en la India), una vez ahí fue admitida como postulante y
en noviembre de 1928 se trasladó por vía marítima hacia Calcuta, sitio a donde
arribó el 6 de enero de 1929. En Darjeeling, cerca de las montañas del
Himalaya, inició su noviciado y aprendió bengalí además de enseñar en la
escuela de Santa Teresa, que se hallaba cerca de su convento. Después de hacer
sus votos de pobreza, castidad y obediencia como monja el 24 de mayo de 1931,
fue trasladada al Colegio de Santa María en Entally, al este de Calcuta. En ese
período, eligió ser llamada con el mismo nombre que Teresa de Lisieux, la santa
patrona de los misioneros. Sin embargo,
debido a que una enfermera en el convento ya había elegido ese nombre, Agnes
optó por usar el término castellanizado de «Teresa» (en vez de «Thérèse»). El
14 de mayo de 1937, Teresa hizo sus votos solemnes mientras enseñaba en el
colegio del convento de Loreto. Trabajó
ahí por casi veinte años como profesora de historia y geografía hasta que, en
1944, se convirtió en directora del centro.
Si bien disfrutaba enseñar en el
colegio, cada vez se perturbaba más en razón de la pobreza existente en
Calcuta. La hambruna de 1943 en Bengala trajo consigo miseria y muerte a la
ciudad, mientras que la ola de violencia hindú-musulmana suscitada en agosto de
1946 hundió a la población en la desesperación y el terror.
Las Misioneras de la Caridad
El 10 de septiembre de 1946, nombrada
ya encargada de un colegio de las Hermanas Santa Ana, Teresa experimentó lo que
más tarde describió como la «llamada dentro de la llamada», en referencia a
haber escuchado a Dios pidiéndole que dedicara su vida a los menos
privilegiados de la sociedad. Esto ocurrió justamente en un viaje en tren rumbo
al convento de Loreto, en Darjeeling, desde Calcuta para su retiro anual.
«Estaba por dejar el convento y ayudar a los pobres mientras vivía entre ellos.
Fue una orden. Fallar habría significado quebrantar la fe».
Tras haber recibido capacitación
médica básica en París con el apoyo financiero de un empresario indio católico,
comenzó a trabajar entre los pobres en 1948 enseñándoles a leer. Tras adoptar
la ciudadanía india en 1950, recibió formación como enfermera durante tres
meses en Patna con las Hermanas Misioneras Médicas de Norteamérica, y
finalmente se asentó en los barrios más pobres. Al principio, inauguró una escuela en Motijhil
(Calcuta), y pronto empezó a enfocarse en las necesidades de los indigentes y
de los hambrientos. A comienzos de 1949, se le unió un grupo de mujeres jóvenes
y sentó las bases para crear una nueva comunidad religiosa que ayudara a los
«más pobres entre los pobres». Pronto sus esfuerzos atrajeron la atención de
funcionarios indios, entre ellos el primer ministro, quienes le expresaron su
aprecio.
Teresa escribió en su diario personal
que su primer año de trabajo con los pobres estuvo repleto de dificultades. No
tenía ingresos y por ello se veía en la necesidad de pedir donaciones de
alimentos y suministros. Según relató, durante los primeros meses experimentó
duda, soledad e incluso, la tentación de volver a su vida en el convento. En
sus propias palabras:
Nuestro Señor quiere que sea una
monja libre cubierta con la pobreza de la cruz. Hoy aprendí una buena lección.
La pobreza de esta gente debe ser algo muy difícil para ellos. Mientras buscaba
por un hogar caminé y caminé hasta que mis brazos y piernas me dolieron. Pensé
entonces qué tanto debía dolerles a ellos en su cuerpo y alma, buscando por un
hogar, por comida y por tener salud. Entonces la comodidad de Loreto [su
antigua orden] me sedujo. 'Sólo tienes que decir una palabra y todo será tuyo
de nuevo', me insistía el tentador ... Por mi propia elección, mi Dios, y
porque te amo, deseo permanecer y hacer lo que sea que tu Santa voluntad me
pida. No dejé que una sola lágrima rodara [por su rostro].
En 1948, envió un pedido al Vaticano
para iniciar una congregación diocesana; sin embargo, en la India existían
serias dificultades políticas pues recientemente se había independizado. Por lo
tanto, podría ser mal visto que una europea se dedicara a los pobres en la
situación de aquel entonces. Su permiso para abandonar el convento se le
concedió en agosto de 1948 cuando, portando un sari blanco de algodón decorado
con bordes azules en sustitución de su tradicional hábito de Loreto, abandonó
el lugar solamente con cinco rupias para ayudar a los más necesitados. El 7 de
octubre de 1950, la Santa Sede le autorizó a inaugurar su nueva congregación, a
la cual denominó las Misioneras de la Caridad.34 Según Teresa, su misión desde
entonces fue cuidar a «los hambrientos, los desnudos, los que no tienen hogar,
los lisiados, los ciegos, los leprosos, toda esa gente que se siente inútil, no
amada, o desprotegida por la sociedad, gente que se ha convertido en una carga
para la sociedad y que son rechazados por todos».
Aunque inicialmente esta congregación
tenía sólo 13 miembros en Calcuta, con el tiempo llegó a poseer más de 4 000
integrantes presentes en orfanatos, hospicios y centros de sida de todo el
mundo. La congregación ofreció caridad y cuidado a los refugiados, entre los que
se contaban ciegos, discapacitados, alcohólicos, ancianos, pobres, personas sin
hogar y víctimas de inundaciones, epidemias o hambrunas.
En 1952 inauguró el primer hogar para
moribundos en Calcuta. Con la ayuda de diversos funcionarios indios, se convirtió
un abandonado templo hindú en el Hogar para moribundos Kalighat, un hospicio
gratuito para los pobres. Tiempo después, su nombre se modificó a «Kalighat, la
casa del corazón puro».36 Todos aquellos que llegaban a Kalighat recibían
atención médica y se les ofrecía la oportunidad de morir con dignidad de
acuerdo a los rituales de su fe; los musulmanes leían el Corán, los hindúes
recibían agua del Ganges y los católicos obtenían los últimos ritos. Según
ella, «para personas que vivieron como animales, una muerte hermosa es morir
como ángeles, amados y queridos». Así lo narró la propia Teresa de Calcuta:
En 1952 pudimos abrir el primer hogar
del moribundo. A mí me ocurrió el primer caso, el de una mujer tirada en plena
calle. Se la estaban comiendo las ratas y las hormigas. Yo la llevé al
hospital, pero no podían hacer nada por ella. Tuvieron que aceptarla, porque yo
dije que no me marchaba de allí en tanto no se hiciesen cargo de ella. Después
fui al ayuntamiento pidiendo me diesen un lugar donde meter a tales
desgraciados, porque ya en el mismo día, había encontrado a otros que también
se morían en mitad de la calle. El administrador encargado de la salud pública
me señaló el templo de Kali, abriéndome el «darmashalah», lugar donde en otros
tiempos la gente descansaba tras haber rendido culto a la diosa. El edificio
estaba vacío; me preguntó aquel señor si lo quería. Yo me sentí contenta de
poseer tal casa por diversas razones, particularmente porque era un centro de
culto y de devoción de los hindúes. En veinticuatro horas condujimos allí a
nuestros enfermos y lisiados. Desde entonces (y hasta principios de la década
de 1970) hemos recogido por las calles de Calcuta más de veinte mil personas,
habiendo muerto cerca de la mitad.
Teresa de Calcuta a Malcolm Muggeridge
Después fundó el centro «Shanti
Nagar» para aquellos individuos que padecían la enfermedad de Hansen,
comúnmente conocida como lepra, junto con otras clínicas similares donde las
Misioneras de la Caridad proporcionaban atención médica y alimentos.
En 1964, el papa Pablo VI, en ocasión
de su viaje a Bombay por un congreso eucarístico, le regaló un vehículo Lincoln
tipo limusina color blanco, que luego la Madre Teresa subastó; con el dinero
obtenido, organizó un establecimiento para leprosos denominado «Ciudad de la
Paz», muy similar a «Don de la Paz», un centro de rehabilitación fundado por
Teresa con el dinero que obtuvo junto con el premio Juan XXIII en 1971. La
Fundación Joseph P. Kennedy Jr. le concedió un bono de 15 000 USD, que se destinaron
a un centro médico en Dum Dum. En 1955, con el creciente aumento de niños
abandonados, abrió la institución «Hogar del Niño del Inmaculado Corazón», para
los huérfanos y los jóvenes sin hogar. En la década de 1960 ya había
establecido una gran cantidad de hospicios, orfanatos y casas de leprosos en
toda la India.
Su orden comenzó a propagarse por el
mundo a partir de 1965, cuando se estableció en Venezuela contando con tan solo
cinco hermanas; para 1968 ya había establecimientos en Roma, Tanzania y
Austria, e incluso se extendió por gran parte de Asia, África, Europa y Estados
Unidos. En el momento de su fallecimiento, la orden operaba 610 misiones en 123
países, incluidas tareas en hospicios y hogares para personas con sida, lepra y
tuberculosis, comedores populares, programas de asesoramiento para niños y familias,
orfanatos y escuelas.
La rama masculina de su congregación
fue fundada en 1963 (los Hermanos Misioneros de la Caridad). Ahí se
inscribieron laicos católicos y no católicos como colaboradores de Teresa y
compañeros de los enfermos. En respuesta a las peticiones de muchos sacerdotes,
en 1981 inició el Movimiento Corpus Christi y en 1984 fundó los Padres
Misioneros de la Caridad junto al padre Joseph Langford para combinar los
objetivos profesionales de las hermanas con los recursos del sacerdocio ministerial.
En 2007, la orden contaba con un número aproximado de 450 hermanos y 5 000
monjas en todo el mundo, operando 600 misiones en escuelas y hogares en 120
países.
Jamás he visto cerrárseme puerta
alguna. Creo que eso ocurre porque ven que no voy a pedir, sino a dar. Hoy día
está de moda hablar de los pobres. Por desgracia, no lo está hablarles a ellos.
Madre Teresa.
Entre el 26 de marzo y el 16 de
diciembre de 1971 ocurrió la Guerra de Liberación de Bangladesh, confrontación
bélica entre la India y Pakistán, en la cual se produjeron violaciones a
mujeres, razón por la cual muchas se habrían suicidado, o habrían enloquecido o
huido. Además, se les había prohibido contraer matrimonio y tener hijos durante
ese período. La Madre Teresa junto a sus hermanas establecieron sitios para
acogerlas y brindarles todos los cuidados que necesitaran, y el gobierno otorgó
la asistencia de unas 15 hermanas más debido a la gran cantidad de necesitadas.
Luego fueron alentadas para que volvieran a reconstruir su matrimonio, adoptar
hijos y regresar a sus pueblos, motivo por el cual recibieron el agradecimiento
del primer ministro, quien relató que estas jóvenes deberían ser consideradas
como «heroínas nacionales».
En 1982, a la altura del asedio de
Beirut, la Madre Teresa rescató a 37 niños que estaban atrapados en un hospital
de esa región tras negociar un cese al fuego entre el ejército israelí y las
guerrillas palestinas.50 Acompañada por trabajadores de la Cruz Roja, se
trasladó a través de la zona de guerra hacia el hospital devastado para evacuar
a los pacientes jóvenes.
A finales de la década de 1980,
amplió sus esfuerzos en los países comunistas que habían ignorado a las
Misioneras de la Caridad anteriormente, y se embarcó en decenas de proyectos.
Visitó la República Soviética de Armenia después del terremoto de Spitak en
1988 y se reunió con Nikolai Ryzhkov, presidente del Consejo de Ministros.
Viajó para asistir y atender a varios
hambrientos en Etiopía al igual que a las víctimas del accidente de Chernóbil
—motivo por el cual obtuvo la Medalla de Oro del Comité Soviético de Paz; cabe
señalar que la Unión Soviética se consideraba una nación atea— y las de un
terremoto de Armenia. En 1991, la Madre Teresa volvió por primera vez a su
tierra natal y abrió una casa de Hermanos Misioneros de la Caridad en Tirana.
Para 1996, Teresa regentaba 517
misiones en más de 100 países.55 Con el paso de los años, las ayudantes de la
Madre Teresa pasaron de ser trece a miles, colaborando en aproximadamente 450
centros de todo el mundo. La primera casa de los Misioneros de la Caridad en
Estados Unidos se estableció en el sur del distrito del Bronx, Nueva York, en
1984, con el fin de operar en 19 establecimientos de todo el país.
Por otra parte, Teresa de Calcuta
identificó como potencial patrono al padre Damián de Veuster, el apóstol de los
leprosos, con un carisma similar al que caracteriza a la orden de las
Misioneras de la Caridad. La Madre Teresa pidió explícitamente a Juan Pablo II
por un santo que permitiera a la congregación continuar su trabajo de amor y
curación:
«El padre Damián puede ser ese santo.
Santo Padre: nuestros leprosos y cada uno en todo el mundo, pide por este
regalo –un santo y mártir de la caridad y un ejemplo de obediencia para
nosotras religiosas»
Teresa de Calcuta a Juan Pablo II, 7
de mayo de 1984.57
La Madre Teresa estuvo presente en la
misa de beatificación de Damián de Veuster en Bruselas, el 4 de junio de
1995,58 y le atribuyó más tarde «la eliminación del miedo de los corazones de
los leprosos para reconocer la enfermedad, proclamarla y solicitar medicina, y
el nacimiento de la esperanza de ser curados» y el cambio de actitud de la
gente y de los gobernantes hacia las víctimas de la lepra: «más preocupación,
menos miedo, y disposición para ayudar –en cualquier tiempo y en todo tiempo–».
Últimos años y muerte
Con el paso de los años, la salud de
la Madre Teresa empezó a deteriorarse cada vez más a un ritmo acelerado. En
1983, sufrió un ataque cardíaco en Roma, mientras visitaba al Papa Juan Pablo
II. Después de un segundo ataque en 1989, recibió un marcapasos artificial. En
1991, se sobrepuso de una neumonía mientras estaba en México para lo cual fue
tratada en un hospital de California, y sufrió nuevamente de problemas del
corazón. Ofreció renunciar a su puesto como líder de las Misioneras de la
Caridad, pero las monjas de la orden, en un sufragio secreto, votaron
unánimemente a favor de que se quedara y la Madre Teresa aceptó continuar con
su labor al frente de la orden. En 1993 fue ingresada en el Hospital de las
Naciones Unidas de Nueva Delhi a raíz de una congestión pulmonar, que le
provocó entre otros síntomas, fiebre. Ese mismo año desarrolló malaria la cual
se complicó debido a sus problemas pulmonares y cardíacos y, en Roma, se rompió
tres costillas.
En abril de 1996, la Madre Teresa se
cayó y se fracturó la clavícula. Para agosto, sufría de malaria e insuficiencia
en el ventrículo izquierdo de su corazón. Recibió una cirugía cardíaca, pero su
salud declinó de forma notable. Cuando enfermó nuevamente, tomó la
controvertida decisión de internarse en un hospital bien equipado de
California, lo que llevó a diversas críticas. Cuando fue hospitalizada por
problemas cardíacos de nuevo, el arzobispo de Calcuta, Henry Sebastian D'Souza,
ordenó a un sacerdote llevar a cabo un exorcismo en la Madre Teresa con su
permiso porque pensaba que ella podía haber sido atacada por el diablo
El 13 de marzo de 1997 renunció como
jefa de las Misioneras de la Caridad debido a sus enfermedades y padecimientos.
La hermana María Nirmala Joshi fue elegida para tomar su lugar, pero rehusó
adoptar el título de Madre: «Nadie puede reemplazar a la Madre Teresa», dijo.
Teresa de Calcuta falleció el 5 de septiembre de 1997 a los 87 años a causa de
un paro cardíaco luego de amanecer con fuertes dolores de espalda y problemas
respiratorios. Se hallaba de reposo en Santo Tomás (Calcuta) una semana antes
de su muerte, en septiembre de 1997. El gobierno indio le concedió un funeral
de Estado y, como parte de éste, su féretro fue trasladado por gran parte de la
ciudad en el mismo carruaje en el que fueron llevados los restos de Mahatma
Gandhi y Jawaharlal Nehru.
Premios y honores
En la India
La Madre Teresa fue reconocida por
primera vez por el gobierno indio cuando obtuvo el galardón «Padma Shri» en
agosto de 1962 y el premio «Jawaharlal Nehru» para el Entendimiento
Internacional en 1969.66 Continuó recibiendo más premios notables en la India
en los siguientes años, incluyendo el «Bharat Ratna» (el más importante
entregado a un civil en la India) el22 de marzo de 1980, el «Rajiv Gandhi
Sadbhavana» en 1993 y el galardón artístico «Dayawati Modi» en 1995. Su biografía oficial inclusive fue escrita por
un ciudadano indio, Navin Chawla, y publicada en 1992.
El 28 de agosto de 2010, en
conmemoración a su centenario, el gobierno indio emitió monedas especiales de cinco
rupias con su imagen y la presidenta Pratibha Patil expresó: «Vestida con un
sari blanco con bordes azules, ella y las hermanas de las Misioneras de la
Caridad se convirtieron en un símbolo de esperanza para muchos ancianos,
indigentes, desempleados, enfermos y abandonados por sus familias».
En otros países
En 1962, en Filipinas, obtuvo el premio «Ramón
Magsaysay» destinado a «perpetuar su ejemplo de integridad
en el gobierno, valiente servicio a la gente y el idealismo pragmático en una
sociedad democrática, destacando el trabajo en el suroeste de Asia.» A principios de la década de 1970, la
Madre Teresa se había convertido en una figura relevante para la religión en
todo el mundo. Su popularidad se debía posiblemente en gran parte al documental
de 1969 Something Beautiful for God, de Malcolm
Muggeridge, quien publicó luego un libro con el mismo título
en 1972. Por entonces, Muggeridge se hallaba en una etapa de búsqueda
espiritual personal. Durante
el rodaje, el material grabado se rodó en lugares con poca iluminación por lo
que se creyó que iba a ser de baja calidad, pero al momento de editar el
contenido el equipo se percató que el material se hallaba en condiciones
aceptables. Tiempo después, Muggeridge definió el hecho como un milagro
atribuido a la propia Madre Teresa, aunque
esto fue negado por otros integrantes del filme que dijeron que se debió a que
habían usado un nuevo tipo de película ultrasensitiva Kodak. Más tarde, Muggeridge se convirtió al catolicismo.
En esa misma época, el mundo católico
comenzó a honrarla públicamente. El 6 de enero de 1971, el papa Pablo VI le
entregó el premio internacional por la paz «Juan XXIII», elogiando su labor con
los pobres, su manifestación de caridad cristiana y sus esfuerzos por la paz.
El 16 de octubre de 1971, también se hizo acreedora del premio «Good Samaritan»
por la Fundación Joseph P. Kennedy Jr, tras hablar en un simposio sobre el
trato que había mantenido hasta entonces con toda la gente rechazada en las
calles de Calcuta. En abril de 1973, se convirtió en la primera ganadora del
premio Templeton otorgado en Londres por su labor de ayuda a los pobres y
necesitados de Calcuta. De acuerdo a la descripción en la página web oficial
del galardón: «su trabajo heroico trajo un verdadero cambio a aquellos a los
que ella sirvió y continúa inspirando a millones en todo el mundo».
Fue honrada por gobiernos y
organizaciones civiles, así como también resultó designada Compañera de Honor
de la Orden de Australia en 1982 por «el servicio a la comunidad de Australia y
de la humanidad en general». El Reino Unido y Estados Unidos le concedieron
premios en varias ocasiones, entre ellos la Orden de Mérito en 1983 y la
ciudadanía honoraria de Estados Unidos el 16 de noviembre de 1996. Su país
natal, Albania, le otorgó el Honor de Oro de la Nación en 1994.67
Universidades, tanto de Occidente como de la India, le otorgaron títulos
honoríficos.
Otros premios internacionales que
recibió incluyen el «Mater et magistra» otorgado el 19 de junio de 1974 en los
Estados Unidos por la Tercera Orden de San Francisco de Asís, una medalla
acuñada exclusivamente para ella por la Organización para la Agricultura y la
Alimentación de la ONU otorgada en Roma en agosto de 1975, el premio «Pacem in
Terris» en 1976, el premio internacional «Balzan» (Roma, 1978) para la
«promoción de la humanidad, la paz y la hermandad entre los pueblos» y el
reconocimiento internacional «Albert Schweitzer» (Estados Unidos, 23 de octubre
de 1975).
En 1979, recibió el premio Nobel de
la Paz al «trabajo emprendido en la lucha por superar la pobreza y la angustia,
que también constituyen una amenaza para la paz». Teresa rehusó asistir al
banquete ceremonial ofrecido a los premiados y pidió que los fondos de 192.000
USD se entregaran a los pobres de la India. Cuando la Madre Teresa recibió el premio, se
le preguntó: «¿Qué podemos hacer para promover la paz mundial?» y respondió
«Vete a casa y ama a tu familia». En su conferencia sobre el premio que le
entregó el rey Olaf V de Noruega, la religiosa dijo: «Lo acepto para la gloria
de Dios y de su pueblo, el más pobre entre los pobres». También apuntó que el
aborto es «uno de los mayores destructores de la paz».
Al momento de su muerte, el primer
ministro de Pakistán Nawaz Sharif dijo que era «una persona extraña y única que
vivió mucho tiempo para propósitos más elevados. Su devoción por la vida para
el cuidado de los pobres, los enfermos y los desfavorecidos es uno de los
mejores ejemplos de servicio a nuestra humanidad». El ex-secretario general de
la ONU Javier Pérez de Cuéllar expresó: «Ella es la Naciones Unidas, la paz en
el mundo». Por su parte, el presidente Bill Clinton la definió como una
«gigante de nuestra era», y luego de su muerte, Juan Pablo II declaró: «Sigue
viva en mi memoria su diminuta figura, doblada por una existencia transcurrida
al servicio de los más pobres entre los pobres, pero siempre cargada de una
inagotable energía interior, la energía del amor de Cristo». Durante su vida,
la Madre Teresa fue nombrada 18 veces en las encuestas Gallup sobre los hombres
y mujeres más admirados del año, siendo electa en la categoría de las 10
mujeres más apreciadas por los estadounidenses en todo el mundo. En aquel rubro,
ocupó el primer lugar varias veces en las décadas de 1980 y 1990.89 En 1999,
fue considerada dentro de las «mujeres más admiradas del siglo XX» por una
encuesta de Estados Unidos, en la cual sobrepasó a los otros candidatos por un
amplio margen, posicionándose en el primer puesto en las principales categorías
demográficas excepto en la de los más jóvenes.
Críticas y controversias
La Madre Teresa ha sido tildada por
uno de sus detractores, Christopher Hitchens, de tener una visión
fundamentalista dentro de la propia ortodoxia de la Iglesia. Durante el
Concilio Vaticano II, encabezó la oposición a cualquier reforma de la Iglesia
católica. Según ella, lo que se necesitaba era más trabajo y más fe, no una
revisión doctrinal. Por otra parte, una cuestión clave en la crítica a sus
enseñanzas es su prédica constante del consuelo y el conformismo. Después de la
explosión de la planta química de la multinacional Union Carbide en Bhopal
(India), se presentó inmediatamente en el lugar de la tragedia, donde 2.500
personas habían muerto. «Perdonad, perdonad, perdonad», repitió nada más al
bajarse del avión, sin motivar a que los afectados iniciaran acciones legales o
se persiguiera a los culpables. «Estás sufriendo como Cristo en la cruz, así
que Jesús te debe estar besando», le dijo Teresa de Calcuta a un enfermo de
cáncer que se retorcía de dolor ante las cámaras. Desde su lecho, le respondió:
«Por favor, dígale que pare de besarme». Esto último fue objeto de críticas
igualmente pues Teresa sentía que el sufrimiento en las personas las hacía
acercarse más a Jesús.
A este planteamiento respondió el
doctor en sociología William A. Donohue, presidente de la Liga Católica por
Derechos Religiosos y Civiles en los Estados Unidos:
Hitchens también odia el itinerario
de la Madre Teresa, alegando que hay un motivo político para sus viajes. Por
ejemplo, en 1984 ella fue a consolar a los que sufren en Bhopal después de una
explosión química de la Union Carbide. Mientras estaba allí, ella pidió se
perdonara a los responsables de la planta (el gobierno de la India tenía
mayormente la culpa, a pesar de que Hitchens, un empedernido anti-capitalista,
no puede admitir esto). Entonces, ¿qué hace Hitchens con esto? Él se sintió
grandemente ofendido en el derecho de ella (Teresa de Calcuta) de pedir por
perdón, cuestionando quién la «autoriza» a dispensar semejantes virtudes en
primer lugar. Para Hitchens, su negativa a responder esta pregunta (no importa
que a ella nunca le hubieran formulado la pregunta en primer lugar) es una
prueba positiva de que su viaje «se interpreta como un ejercicio apresurado en
el control de daños». ¿Control de daños para quién? ¿Para la Union Carbide?
¿Tiene Hitchens siquiera una fotografía (conjunta) de la Madre Teresa y de un
funcionario de la Union Carbide para mostrar?
William A. Donohue, marzo de 1996.
Por otra parte, no se dejó intimidar
por las críticas acerca de su firme posición contra el aborto y el divorcio
diciendo: «No importa quién lo dice, deben aceptar con una sonrisa y hacer su
propio trabajo». Igualmente, su oposición a la inseminación artificial y el uso
de anticonceptivos fue objeto de críticas; en sus palabras: «Yo no le daría un
bebé de una de mis casas en adopción a una pareja que usa anticonceptivos. Los
que usan anticonceptivos no comprenden el amor».
Las opiniones de los hindúes respecto
de la Madre Teresa no eran uniformemente favorables. El importante partido
político Bharatiya Janata Party, se opuso a la Madre pero la elogió luego de su
muerte, enviando un representante para su funeral. La organización Concejo
Mundial Hindú, en cambio, se opuso a la decisión del gobierno de realizarle un
funeral de Estado. Incluso, un recordatorio de la revista Frontline negó unas
acusaciones propiciadas por Giriraj Kishore como «completamente falsas» y se
publicó que lo que habían hecho «no influye en la percepción pública de su
trabajo, especialmente en Calcuta». El autor del homenaje, a pesar de alabar su
«desinteresada atención», su energía y vitalidad, fue crítico de sus campañas
públicas en contra del aborto.
Atención a los enfermos
[La Madre Teresa] confía más en la
providencia que en la medicina.
Dr. Robin Fox
La calidad de la atención ofrecida a
los pacientes con enfermedades terminales en los hogares para moribundos fue
criticada igualmente por la prensa médica. El doctor Robin Fox, de la revista
médica The Lancet, hizo referencia a la insuficiencia de médicos, de
tratamientos sistemáticos y de analgesia, mientras que Mary Loudon del British
Medical Journal, reportó la reutilización de agujas hipodérmicas, malas
condiciones de vida, incluyendo el uso de agua fría para el aseo de los
refugiados y un mal enfoque sobre la enfermedad y el sufrimiento, ya que se
inhibió el uso de variados elementos indicados para la atención médica moderna
como así también el diagnóstico sistemático. El doctor Robin Fox, editor de The
Lancet, tras su visita a los centros de Calcuta en 1994, constató que a los
pacientes no se les diagnosticaban las enfermedades ni se les administraban
analgésicos eficientes. Describió la atención médica como «fortuita, con
voluntarios sin conocimientos médicos que tuvieron que tomar decisiones sobre el
cuidado del paciente debido a la falta de médicos». Señaló que su orden no
distinguía entre los pacientes curables e incurables, motivo por el cual gente
que podía sobrevivir corría el riesgo de morir por infecciones o falta de
tratamiento.
El autor de un periódico católico,
David Scott, escribió que la Madre Teresa se «limitó a mantener viva a la gente
en lugar de luchar contra la pobreza en sí».99 A su vez Sanal Edamaruku,
presidente de la organización Rationalist International, criticó por escrito el
hecho de que en algunos casos no otorgaban analgésicos en sus casas para
moribundos y que podían oírse los gritos de sufrimiento por parte de la gente
que tendría gusanos en sus heridas abiertas sin obtener alivio del dolor. En un
principio, los analgésicos fuertes, incluso en los casos difíciles, no se
daban.100
En respuesta a las críticas de Robin
Fox, y comentando explícitamente el tema de la disponibilidad de analgésicos,
tres investigadores de instituciones inglesas (David Jeffrey, Joseph O'Neill y
Gilly Burn) que acreditan trabajos científicos sobre la práctica de la medicina
en la India, escribieron en la revista médica The Lancet: «Incluso en 1994, la
mayoría de los pacientes con cáncer vistos (en la India) no tenían acceso a
ninguna analgesia, debido a la falta de medicamentos adecuados, de conocimiento
acerca del uso de los medicamentos por parte de los médicos, como así también,
en algunos casos, el desconocimiento sobre el manejo del dolor, agravado por la
falta de recursos. La Madre Teresa es digna de elogio por, al menos, ofrecer
bondad. Si Fox fuera a visitar las principales instituciones que están a cargo
de la profesión médica en la India, rara vez vería él limpieza, atención de
heridas y llagas, o bondad. Además, la analgesia podría no estar
disponible».101
Colette Livermore, una ex misionera
de la caridad, describió las razones por las cuales abandonó la congregación en
su libro Hope Endures: Leaving Mother Teresa, Losing Faith, and Searching for
Meaning. Según la propia Livermore, encontró lo que la religiosa denominó la
«teología del sufrimiento», a la que definió como defectuosa. Sin embargo,
calificó a Teresa como una persona buena y valiente. Aunque ella instruyó a sus
seguidores sobre la importancia de la difusión del Evangelio a través de
acciones en lugar de lecciones teológicas, Livermore no podía conciliar esto
con algunas prácticas de la organización. Los ejemplos que citó fueron negarse
innecesariamente a ayudar a los necesitados cuando éstos se acercaron a las
monjas en un momento equivocado de acuerdo con sus agendas de horarios y
desalentar a las monjas de buscar la formación médica para tratar las
enfermedades que enfrentaban (con la justificación de que Dios permite a los
débiles e ignorantes).102
Chatterjee confesó que la Madre y sus
biógrafos oficiales (entre los que más se destacan, Navin Chawla) se habían
negado a colaborar en sus investigaciones y que Teresa no pudo «defenderse» de
la cobertura crítica de la prensa occidental, dando como ejemplo el informe
publicado por el diario británico The Guardian, que atacó la condición de sus
orfanatos, y del documental Mother Teresa: Time for Change?, que fue difundido
en varios países europeos.103
Donaciones y vínculos
Otras críticas de Hitchens estuvieron
relacionados con los orígenes de algunas donaciones y las personas con quienes
se vinculó. La religiosa aceptó dinero de la familia Duvalier (François
Duvalier y su hijo Jean-Claude fueron dictadores de Haití) y los elogió
públicamente. En el programa de la CBS Sixty Minutes afirmó públicamente de
Michèle Bennett, esposa de Baby Doc: «Nunca he visto a los pobres ser tan
familiares con sus jefes de Estado como lo son con ella. Para mí es una bella
lección». Las imágenes de Teresa de Calcuta pronunciando estas palabras fueron
reproducidas durante al menos una semana por la televisión pública haitiana. A
ello replicó Donohue:
La Madre Teresa ha asistido a los
enfermos y a los pobres de todo el mundo. Ella no escoge a qué países ir sobre
la base de la política interna, y esto explica por qué ella ha visitado tanto
naciones represivas de derecha, como Haití, como naciones represivas de
izquierda, como Albania. Hitchens no puede digerir esto y acusa a la Madre
Teresa de servir a dictaduras. Ahora bien, si se ha de seguir su lógica aquí,
entonces la mayoría de trabajadores del Cuerpo de Paz y el personal de la Cruz
Roja son culpables de cortejar a los déspotas.
William A. Donohue, marzo de 1996
Hitchens también señaló que la Madre
Teresa aceptó 1,25 millones de USD de Charles Keating, quien también le
concedió el uso de un avión y portaba un crucifijo que ella le diera. Según
Hitchens, Teresa lo apoyó después de su detención enviando una carta al juez
del caso: «No sé nada de los negocios de Charles Keating. Solo sé que ha sido
generoso con los pobres de Dios». Hitchens escribió que el fiscal Paul W.
Turley habría quedado perplejo al leer la carta manuscrita de Teresa de
Calcuta. En enero de 1992, Charles Keating, el «rey de los bonos basura», había
estafado a 17 000 pequeños inversores en uno de los mayores escándalos de
Estados Unidos. Según Hitchens, la justicia no atendió la que él llamó
«petición de clemencia» de Teresa de Calcuta, y Keating fue condenado a 10 años
de cárcel. En Calcuta, la directora de las Misioneras de la Caridad habría
recibido una carta del fiscal en la que se le informaba de la naturaleza del
dinero estafado: «Le ruego que devuelva el dinero que robó Keating a las personas
que lo ganaron con su trabajo. La Madre Teresa no contestó. Pero William A.
Donohue replicó a Hitchens:
Keating dio a la Madre Teresa un
millón y cuarto de dólares. No le importa a Hitchens que todo el dinero se haya
gastado antes de que nadie supiera de los embustes de Keating. Lo que importa
es que la Madre Teresa dio a los pobres una gran cantidad de dinero tomado de
un hombre rico quien más tarde fue a la cárcel. Pero el mayor crimen (de
Teresa), según Hitchens, fue escribirle una carta al Juez Lance Ito «en busca de clemencia para el señor Keating».
Pero ella no hizo nada de eso: no escribió una misiva «en busca de
clemencia». «No sé nada sobre el trabajo del señor Charles Keating», dijo la
Madre Teresa, «o de su negocio o de los asuntos que ustedes están tratando.» A
continuación, ella explica su carta diciendo: «El señor Keating ha hecho mucho
para ayudar a los pobres, es por eso que me dirijo a usted en su nombre.» Ahora
bien, es algo verdaderamente notable que esta referencia por escrito de alguien
que se presumía inocente en ese tiempo, deba ser motivo de condena. Revela más
acerca de Hitchens que de su tema, al estigmatizar la carta como un llamamiento
a la «clemencia». No era nada de eso, pero esto poco importa a alguien lleno de
rabia. Hitchens no fue descuidado en
esto, simplemente deshonesto. Él sabe muy bien que hay un mundo de diferencia
entre pedir dinero a los ricos y trabajar para ellos.
William A. Donohue, marzo de 1996
En 1996, Irlanda celebró un referendo
acerca de si su Constitución debería seguir prohibiendo el divorcio. La Madre
Teresa tomó un avión desde Calcuta para apoyar la campaña a favor del voto
negativo. Sin embargo, ese mismo año Teresa concedió una entrevista en la que
decía que confiaba en que su amiga Diana de Gales fuera más feliz una vez que
se hubiera librado de lo que evidentemente era un matrimonio desafortunado.
En el primer aniversario de su
deceso, la revista alemana Stern lanzó un artículo que hablaba sobre las
cuestiones financieras y el gasto de las donaciones. La prensa médica realizó
críticas derivadas de diversas perspectivas y prioridades sobre las necesidades
de los pobres. Otros comentarios provinieron de Tariq Ali, un miembro del
comité de la editorial New Left Review, y del periodista de investigación
irlandés Donal MacIntyre. Christopher Hitchens y la revista alemana Stern
expresaron que la Madre Teresa no centró el uso del dinero en la reducción de
la pobreza o en la mejora de las condiciones de sus centros, sino que lo
utilizó para la apertura de nuevos conventos y el aumento de la labor
misionera. William A Donohue repuso a Hitchens:
la Madre Teresa llega a los pobres, no por
sentimentalismo, sino por amor. No importa qué tan empobrecidos y degradados
estén los pobres, siguen siendo hijos de Dios, todos los cuales poseen dignidad
humana. Esto no es algo que Hitchens pueda aceptar. él no puede comprender cómo la Madre Teresa
puede consolar a los enfermos terminales, diciendo: «Usted está sufriendo como
Cristo en la cruz.» ¿Por qué odia
Hitchens a la Madre Teresa? Al igual que la Madre Teresa, Hitchens está
preocupado por la pobreza. A diferencia de ella, él no hace nada al respecto.
Lo que más le molesta es que el mayor campeón del mundo de los desposeídos sea
una modesta monja.
William A. Donohue, marzo de 1996
Vida espiritual
Un aspecto particularmente notable de
la Madre Teresa es la profunda crisis de fe a la que se enfrentó por casi cinco
décadas de su vida, misma que quedó evidenciada en el libro Mother Teresa: Come
Be My Light editado por Brian Kolodiejchuk que recopila las cartas privadas
escritas por la misionera. A pesar de ello, esto no fue obstáculo para el
proceso de su beatificación llevado a cabo en 2003.
Tras analizar sus obras y logros, el
papa Juan Pablo II dijo: «¿Dónde encontraba la Madre Teresa la fuerza y la
perseverancia para ponerse totalmente al servicio de los demás? En la
contemplación silenciosa de Jesucristo, su Santo Rostro, su Sagrado Corazón».
En privado y durante casi 50 años hasta el final de su vida, la Madre Teresa
experimentó dudas sobre sus creencias religiosas, en las cuales «no sentía la
presencia de Dios en lo absoluto», «ni en su corazón ni en la eucaristía»,
según dijo su postulador, el reverendo Brian Kolodiejchuk. La Madre Teresa no
solo sobrellevó el dolor provocado por su falta de fe, sino que también sintió
graves dudas sobre la existencia de Dios:
¿Dónde está mi fe? Incluso en lo más
profundo... no hay nada, excepto vacío y oscuridad... Si hay un Dios, por
favor, perdóname. Cuando intento elevar mis pensamientos al Cielo, hay un vacío
tan acusador que esos mismos pensamientos regresan como cuchillos afilados y
hieren mi alma... Qué doloroso es este dolor desconocido. No tengo fe. Rechazada,
vacía, sin fe, sin amor, sin celo... ¿Para qué hago este trabajo? Si no hay un
Dios, no puede haber alma. Y si no hay alma, Jesús, tú tampoco eres cierto.
Con referencia a las palabras
anteriores, su postulador, Kolodiejchuk (el funcionario responsable de reunir
las pruebas para su beatificación), indicó que existía el riesgo de que algunos
pudieran malinterpretar lo dicho pero que la fe de la Madre de que Dios estaba
trabajando a través de ella se mantuvo intacta, y si bien se lamentaba por el
sentimiento de pérdida de cercanía con Dios, no puso en duda su existencia.
Muchos otros santos tuvieron experiencias similares de aridez espiritual.
Contrariamente a las creencias erróneas por parte de algunos que expresaron que
esas dudas serían un impedimento para la canonización, este proceso se llevó a
cabo sin ningún obstáculo en dicho rubro.
La Madre Teresa sintió, después de
una década de dudas, un período breve de fe renovada. En el momento de la
muerte del papa Pío XII en otoño de 1958, orando por él en una misa de réquiem,
dijo que había sido relevada de la «larga oscuridad: aquel sufrimiento
extraño». Sin embargo, cinco semanas más tarde, admitió regresar a sus dificultades
para creer. Escribió muchas cartas a sus confesores y superiores durante un
período de 66 años. Si bien había pedido que las mismas fueran destruidas por
temor a que la gente «vaya a pensar más en mí y menos en Jesús», fueron recopiladas en Mother Teresa: Come Be
My Light (Ed. Doubleday). En una carta
que se dio a conocer públicamente a un confidente espiritual, el reverendo
Michael van der Peet, Teresa escribió: «Jesús tiene un amor muy especial para
ti. [Pero] En cuanto a mí, el silencio y el vacío son tan grandes, que miro y
no veo, escucho y no oigo, mi lengua se mueve [en la oración] pero no habla...
Quiero que reces por mí, que yo le dejo tener una mano libre».
Muchos medios informativos se
refirieron a los escritos de la Madre Teresa como una indicación de crisis de
fe. Algunos de sus críticos, como Christopher Hitchens, tomaron sus escritos
como una evidencia de que su imagen pública fue creada principalmente para
publicidad a pesar de sus creencias y acciones personales. Sin embargo, otros,
como Brian Kolodiejchuk, editor de Come Be My Light, la compararon con el poeta
místico del siglo XVI San Juan de la Cruz, quien acuñó el término de «noche
oscura del alma» para describir a una etapa particular del crecimiento de
algunos maestros espirituales. El Vaticano indicó que las cartas no detendrían
su camino hacia la santidad. De hecho, el libro fue editado por el reverendo
Brian Kolodiejchuk, su postulador.
En su primera encíclica, Deus caritas
est, Benedicto XVI mencionó a Teresa de Calcuta en tres ocasiones y también
utilizó su obra para referirse a uno de los principales puntos de la encíclica.
«La Beata Teresa de Calcuta es un ejemplo evidente de que el tiempo dedicado a
Dios en la oración no sólo deja de ser un obstáculo para la eficacia y la
dedicación al amor al prójimo, sino que es en realidad una fuente inagotable
para ello». La Madre Teresa especificó que «sólo por la oración mental y la
lectura espiritual podemos cultivar el don de la oración».
Aunque no hubo una conexión directa
entre la congregación de Teresa y las órdenes franciscanas, confesó ser
admiradora de San Francisco de Asís. En consecuencia, la vida de Teresa de
Calcuta y el carácter de la orden muestran cierta influencia de la espiritualidad
franciscana. Las hermanas de las Misioneras de la Caridad recitan la oración de
paz de San Francisco todas las mañanas durante la acción de gracias después de
la Comunión, y muchos de los votos y el énfasis de su ministerio son similares.
San Francisco también hizo hincapié en la pobreza, castidad, obediencia y
sumisión a Cristo, dedicando gran parte de su vida al servicio de los pobres,
especialmente a los leprosos en la zona donde vivía.
Beatificación
Tras su muerte, la Santa Sede
consideró que se podría iniciar el proceso de beatificación, considerado como
el tercero de los cuatro pasos para alcanzar la canonización, en donde el Papa
declara a alguien digno de veneración universal, aunque para ello se deben
comprobar dos milagros (uno más adicional al milagro con el que se le catalogó
como beata). El milagro que requería su beatificación sucedió en 1998, cuando,
de manera aparentemente inexplicable, sanó Mónica Besra, una mujer que padecía
un tumor maligno en el abdomen. Madre de cinco hijos, contó que había sido
acogida en Roma por las Misioneras de la Caridad tras haber sido desahuciada
por los médicos. Una de las hermanas le colocó sobre el abdomen una imagen de
la Virgen María, que había permanecido sobre la túnica de la Madre Teresa
durante la celebración de los premios Nobel. La sanación de aquella mujer
ocurrió el 5 de septiembre de 1998, exactamente un año después del deceso de la
misionera. Distintos médicos indios, la Asociación de Ciencias y Racionalismo
de la India e incluso el marido de la propia Besra pusieron en duda su curación
milagrosa, asegurando que la mujer se salvó sólo por la medicina que debió
ingerir durante nueve meses.
El proceso de beatificación de la
Madre comenzó dos años después de su muerte gracias a una dispensa papal para
no tener que esperar a que transcurrieran cinco años desde su deceso, como establece
el Derecho Canónico.
El Vaticano citó a Christopher
Hitchens para que demostrara algún testimonio que pudiera estar en contra y en
ese caso interrumpir el proceso de beatificación. «Fue hablando con ella cuando
descubrí, y me aseguró, que no estaba trabajando para aliviar la pobreza», dijo
Hitchens. «Ella trabajaba para ampliar la cantidad de católicos. Me dijo:
"No soy una trabajadora social. No lo hago por eso. Lo hago por Cristo. Lo
hago por la Iglesia"». La Congregación para las Causas de los Santos se
encargó de investigar lo dicho, pero la declaración de Hitchens no fue
considerada obstáculo para seguir con el proceso.
El domingo 19 de octubre de 2003, a
las 10:15 h, mientras se encontraban presentes más de 300 000 personas en la
plaza de San Pedro y alrededores, fue proclamada como beata por el papa Juan
Pablo II. A la celebración asistieron medio millar de las Misioneras de la
Caridad, 150 cardenales y 400 obispos.
La proclamación se produjo después de
que el arzobispo de Calcuta, Lucas Sirkar, solicitara al Sumo Pontífice que
leyera una breve biografía de la monja albanesa. El Papa también declaró que
todos los 5 de septiembre se celebraría la festividad de la Madre Teresa. Luego
del hecho, se le regaló una reliquia de la misionera y un grupo hindú
protagonizó una danza
Legado y representaciones en la
cultura popular
Conmemoraciones
En marzo de 1998, se aplicó una placa
a su residencia natal, que dice: «Aquí está la vivienda en la que el 26 de
agosto de 1910 nació Agnes Gonxha Bojaxhiu, la Madre Teresa». Ese mismo año
Lion Communications (Polygram Records) comercializó un álbum musical, Mother,
We'll Miss You, a manera de tributo póstumo que incluye la participación de
varios cantantes de diferentes países entre ellos José Feliciano, el cantante
gospel Walt Whitman y el grupo Soul Children of Chicago. El mismo contó con la
producción del cantante escocés Dave Kelly. Tras el lanzamiento del
compilatorio, diversos periódicos estadounidenses, como Boston Globe y
Philadelphia Inquirer, publicaron artículos relacionados con la vida y obra de
la Madre Teresa.
Fue homenajeada asimismo a través de
museos, nombrándosela patrona de varias iglesias, y con varios monumentos y
caminos. En 2002, se le puso su nombre al Aeropuerto Internacional de Albania,
algo similar a lo ocurrido con una plaza en Tirana donde se halla un monumento
dedicado a la misionera, con una de las principales calles de Pristina, capital
de Kosovo, y con un hospital civil albanés, el Hospital de la Madre Teresa
(lugar de fallecimiento de Leka de Albania).
El 30 de agosto de 2009, se nombró
«Mother Teresa Way» a una calle del barrio de Bronx. Ese tramo forma parte de
la avenida Lydig y se logró su designación luego de que la Sociedad Albanesa de
Estados Unidos insistiera durante 16 años para que la ciudad accediera a
dedicar una vía a la Madre Teresa. En Skopie, se inauguró un museo que cuenta
con una variada cantidad de objetos y pertenencias de la religiosa. En una de
sus salas se halla una réplica de su vivienda natal realizada por el artista
Vojo Georgievski y también posee un parque conmemorativo con su nombre.
La Universidad de la Mujer Madre
Teresa, en Kodaikanal, se estableció en 1984 como una universidad pública por
la gobernación de Tamil Nadu. Varios tributos han sido publicados en periódicos
de la India y revistas con autoría de su biógrafo, Navin Chawla
Indian Railways introdujo un nuevo
tren, «Mother Express», en alusión a la Madre Teresa, el 26 de agosto de 2010
para conmemorar el centenario de su nacimiento. El gobierno del estado de Tamil
Nadu organizó celebraciones con ocasión de su centenario el 4 de diciembre de
2010 en Chennai, encabezadas por el jefe de Gobierno Muthuvel Karunanidhi.
En Argentina, se entrega desde 2000
el premio Madre Teresa con el objetivo de «promover valores en la sociedad
generando en la comunidad, en especial entre los jóvenes y adolescentes,
alicientes y modelos a seguir e imitar; para su crecimiento humano y espiritual».
Cine y literatura
La Madre Teresa es el tema central de
la película documental y del libro Something Beautiful for God, de 1969 y 1972
respectivamente.
La película de 1997 Mother Teresa: In
the Name of God's Poor, protagonizada por Geraldine Chaplin, obtuvo un premio
en el Art Film Festival .
En 2003 se estrenó una miniserie
italiana interpretada por Olivia Hussey, titulada Mother Teresa of Calcutta
(que fue relanzada en 2007 y recibió un premio CAMIE).
También fue interpretada por Megan
Fox en una película satírica de 2007: How to Lose Friends and Alienate People.
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