Hipólito de Roma
Hipólito de Roma u obispo Hipólito
(latín: Hippolytos episcopus) fue un escritor de la Iglesia cristiana
primitiva. Al parecer fue elegido como el primer antipapa en 217, pero murió
reconciliado con la Iglesia el 235 como un mártir, por lo que ahora es honrado
como un santo. El misterio que envuelve a la persona y los escritos de
Hipólito, uno de los más prolíficos escritores eclesiásticos de los primeros
siglos, fue desvelado un poco por primera vez a mediados del siglo XIX por el
descubrimiento de su Philosophumena. Asumiendo que este trabajo sea obra de
Hipólito, la información dada en él respecto al autor y su época puede
combinarse con otras fechas conocidas para tener un esquema razonable de su
vida.
Vida
Hipólito debe haber nacido en la
segunda mitad del siglo II, probablemente en Roma. Focio lo describe en su
Bibliotheca (cod. 121) como un discípulo de Ireneo y a este como discípulo de
Policarpo de Esmirna. Pero esto no es seguro, e incluso si lo fuera, no implica
necesariamente que Hipólito haya disfrutado a título personal de la enseñanza
del célebre obispo galo. Quizás el pasaje apunta simplemente a poner de relieve
el vínculo existente entre su sistema teológico con aquel de Ireneo, lo que por
otra parte surge fácilmente de sus escritos.
Presbítero de la Iglesia de Roma en
la época del Obispo Ceferino, Hipólito se distinguió por su cultura y
elocuencia. Fue en esa época que el entonces joven Orígenes, escuchó sus
prédicas. Probablemente poco tiempo antes que cuestiones de teología y de
disciplina eclesiástica provocaran conflictos directos con Ceferino o con su
sucesor Calixto I.
Hipólito acusó al obispo de favorecer
la herejía cristológica de los monarquianistas y de dañar la disciplina de la
Iglesia por su laxo accionar al permitir el reingreso a la Iglesia a antiguos
miembros excluidos en razón de ofensas graves. El resultado fue un cisma y es
probablemente por tal razón que Hipólito se alejó de la Iglesia durante unos
diez años liderando una congregación separada. Durante las persecuciones del emperador
Maximino el Tracio del año 235 , Hipólito y Ponciano, que era entonces papa,
fueron exilados a Cerdeña, donde murieron.
Surge de la así llamada
"Cronología del año 354" (más precisamente Catalogus Liberianus) que
un 13 de agosto, probablemente del año 236, los cuerpos de los exilados fueron
enterrados en Roma, el de Hipólito en el cementerio de la Via Tiburtina. Esto
lleva a suponer que antes de su muerte fue recibido nuevamente en el seno de la
Iglesia. Esto estaría además confirmado por el hecho que desde entonces su
memoria es venerada en tanto que santo y mártir.
El papa Dámaso I le dedicó uno de sus
famosos epigramas. Prudencio transpuso elementos del mito griego del hijo de
Teseo Hipólito, cuyo nombre en griego significa "el que desata los caballos"
y que murió según el relato mitológico arrastrado por sus caballos, a su relato
sobre la muerte del Santo cristiano. Así, describió de manera conmovedora el
cruel suplicio del Hipólito histórico, lo que es casi con certeza una leyenda.
Por tales razones, se transformó en el santo patrón de los caballos. Durante la
edad media, los caballos enfermos solían ser llevados a St Ippolitts, en
Hertfordshire (Inglaterra) donde una Iglesia le había sido consagrada.
En los tiempos que siguieron, poco
quedó de la memoria del Hipólito histórico. Ni Eusebio de Cesarea ni Jerónimo
de Estridón (San Jerónimo) supieron que el autor tan leído en el Este y el
santo romano eran una misma y única persona. Muchos estudiosos estimaban que
ello no era probable argumentando que diferentes niveles de desarrollo de la
doctrina de la Trinidad eran indicadores de épocas de escritura diferentes. El
comentario del "Chronicon Paschale" contiene solo ligeras
reminiscencias de los hechos históricos, como el hecho que la sede episcopal de
Hipólito estaba situada en Portus en las cercanías de Roma.
En 1551 se encontró una estatua de
mármol en un cementerio de la Vía Tiburtina que representaba un hombre sentado:
en ambos lados del asiento estaba grabado un ciclo pascual y en la parte
anterior figuraban los títulos de numerosos escritos: era la estatua de
Hipólito aplicado a su trabajo. Correspondía indudablemente al siglo III. Fue
colocada en el Museo Laterano: un registro en la piedra que representaba una
tradición perdida.
Controversia sobre la biografía
Investigaciones recientes han puesto
en tela de juicio la reconstrucción de la biografía. Retomando una propuesta de
Pierre Nautin,1 el congreso romano de 19762 llegó a la conclusión que era
menester distinguir, al margen de varias obras apócrifas, dos autores, un
Hipólito occidental y uno oriental. El mal llamado Hipólito occidental (del que
no hay pruebas de que se llamara Hipólito) sería el autor de los Philosophumena
y el tratado Sobre el universo (cuyos títulos aparecen en la estatua romana).
En cambio, el autor oriental, cuyo nombre era efectivamente Hipólito, compuso
sobre todo obras exegéticas. Estas posiciones han sido confirmadas en general
por investigaciones sucesivas, aunque con cambios menores.3 Por ejemplo, se
registra un escepticismo creciente sobre el papel de Hipólito en la redacción
de la Tradición Apostólica.4 También se duda de las indicaciones de Pirro
Ligorio sobre las circunstancias en que fue hallada la estatua.5 Toda la
cuestión necesita una revisión de conjunto e imparcial.
Obra
La obra de Hipólito es voluminosa y
puede compararse en su variedad a la de Orígenes. La misma englobó las esferas
de la exégesis, de la homilética, de la apologética y polémica, de la
Cronología y del derecho canónico. Sus escritos han llegado hasta nosotros de
manera tan fragmentaria que es difícil obtener a partir de ellos una noción
exacta y precisa de su importancia intelectual y literaria.
En cuanto a sus trabajos de exégesis,
los mejor preservados son el "Comentario sobre el profeta Daniel" y
el "Comentario sobre el Cantar de los Cantares." Pese a algunas
imprecisiones en tipología,6 su exégesis se distingue por una cierta sobriedad
y sentido de proporción.
Es prácticamente imposible evaluar a
Hipólito en tanto que predicador por cuanto las Homilías para la celebración de
la Epifanía que figuran con su nombre, le han sido erróneamente atribuidas.
Escribió obras polémicas en contra de
los paganos, los judíos y los heréticos. La más conocida de estas es la
Refutación de todas las herejías, que llegó a ser conocida bajo el inapropiado
título de Philosophumena. De los diez libros que la componían, el segundo y el
tercero se perdieron, el libro primero fue durante un largo período editado
(bajo el título Philosophumena) entre escritos de Orígenes, los libros cuarto
hasta el décimo fueron descubiertos por el griego Minoides Mynas, sin el nombre
del autor, en un convento en el Monte Athos en Grecia.
En la actualidad se admite
universalmente que los los Libros I y IV al X pertenecen a la misma obra, pero
se duda de la autoría de Hipólito.
La importancia atribuida a la obra ha
sido sin embargo bastante exagerada: un examen serio de las fuentes utilizadas
para la exposición del Gnosticismo demuestra que la información suministrada no
es siempre fiable.
En lo que respecta a sus trabajos
dogmáticos, aquellos que conciernen a Cristo y al Anticristo nos han llegado de
manera completa. Entre otras cosas, incluyen un relato animado de los eventos
precedentes el fin del mundo. Fue escrito probablemente en la época de las
persecuciones de Septimio Severo (aproximadamente en el año 202).
La influencia de Hipólito se hizo
sentir sobre todo en sus trabajos sobre cronología y derecho canónico.
Su "Crónica del mundo", una
compilación que abarca el período desde la creación del mundo hasta el año 234,
ha sido una base para muchos otros trabajos de cronología tanto en el Este como
en el Oeste.
En las grandes compilaciones de
derecho canónico que tuvieron lugar en el Este a partir del siglo IV, muchos
elementos han sido tomados de los escritos de Hipólito. Pero la determinación
exacta de cuanto es genuino o reelaborado y/o de lo que le ha sido erróneamente
atribuido, está sujeta a controversias.
Bibliografía
La edición de J. A. Fabricius,
Hippolyti opera graece et latine (2 vols., Hamburgo, 1716-1718), reeditada por
Gallandi, Bibliotheca veterum patrum (vol. II, 1766), y Migne, Cursus patrol.
ser. Graeca, (vol. X) está desactualizada. La preparación de una edición
crítica completa había sido encarada por la "Academia Prusiana de
Ciencias". La tarea era de una extrema dificultad, en razón de la
confusión y complejidad de los diferentes tipos de escritura. El texto griego
original se conservaba sólo en pocos casos (el Comentario sobre Daniel, la
Refutación, el Anticristo, partes de la Crónica, y algunos fragmentos). En
cuanto al resto, solo existían fragmentos y traducciones principalmente en
Eslavo eclesiástico muchas de las cuales no habían sido publicadas hasta en
1911.
De las ediciones de la Academia se
publicaron: un volumen en Berlín en 1897 con los "Comentarios sobre
Daniel" y el "Cantar de los Cantares", el tratado sobre el
Anticristo y los "Trabajos exegéticos menores y obras homiléticas"
editados por Georg Nathaniel Bonwetsch y Hans Achelis.
El "Comentario del Cantar de los
Cantares" fue también publicado por Bonwetsch (Leipzig, 1902) en alemán a
partir de una traducción del ruso por Nicholas Marr del texto en Idioma
georgiano agregada a aquel. Se añadió luego (Leipzig, 1904) una traducción de
varias piezas de exégesis que se habían preservado sólo en la versión georgiana
(La bendición de Jacob, La bendición de Moisés, La historia de David y
Goliath). Una gran parte del original de la "Crónica" ha sido
publicado por Adolf Bauer (Leipzig, 1905) a partir del Codex Matritensis
Graecus, 221. En cuanto a la "Refutación", existen las ediciones de
Miller (Oxford, 1851), Duncker, Schneidewin (Göttingen, 1859), y Cruice (París,
1860). Se puede encontrar una traducción en inglés en la Ante-Nicene Christian
Library (Edimburgo, 1868-1869).
No hay comentarios:
Publicar un comentario