SANTA ROSA
DE LIMA
Santa Rosa de Lima O. P. (Lima, Perú,
20 de abril de 1586 - Lima, 30 de agosto de 1617) fue una mística terciaria
dominica canonizada por el papa Clemente X en 1671.
Entre los santos nacidos en América
(llamada en el siglo XVII Indias Occidentales), santa Rosa de Lima fue la
primera en recibir el reconocimiento canónico de la Iglesia católica.1 Fue
proclamada excelsa patrona de Lima, del Perú (en 1669), del Nuevo Mundo y las
Filipinas (en 1670).1 Además, es patrona de institutos educativos, policiales y
armados: Universidad Católica Santa Rosa de Venezuela, Policía Nacional de la
República del Perú, y las Fuerzas Armadas de la Argentina.
Primeros años
Nacida en el siglo XVI como Isabel
Flores de Oliva, fue hija de Gaspar Flores, arcabucero natural de Baños de
Montemayor, municipio de la provincia de Cáceres (España) y de María de Oliva y
Herrera. Así lo asegura la placa en la casa de los Flores, la cual aún se
conserva en dicho pueblo cacereño. En 1545, Gaspar salió de España, después de
pasar por Puerto Rico y Panamá, que formaban parte del virreinato de Nueva
España. Llegó al Perú en 1547 como soldado del pacificador Pedro de la Gasca
quien restableció la Real Audiencia en 1549, recuperando el dominio de la
Corona tras la usurpación del poder por Gonzalo Pizarro, gobernante del Perú
entre 1544-1548. Gaspar Flores fue nombrado arcabucero el 9 de marzo de 1557,
por don Andrés Hurtado de Mendoza, tercer virrey del Perú entre 1556-1561. El 1
de mayo de 1577, se casó, en Lima, con la criolla limeña María de Oliva y
Herrera, apellidos procedentes de Aragón. Ese mismo año servía de arcabucero en
la guarda del V Virrey Francisco de Toledo (1569-1581).
Nació el 20 de abril de 1586. José
Manuel Bermúdez, uno de sus biógrafos, contribuyó a extender la opinión de que
el nacimiento de Rosa ocurrió el día 30 de abril, pero en los registros del
proceso ordinario se encuentra que la madre de Rosa y otras personas —entre
ellas fray Pedro de Loaiza, confesor de Rosa y su primer biógrafo— declararon
como fecha de su nacimiento el día 20 de abril. Isabel o Rosa fue la cuarta
hija de los trece hijos nacidos del matrimonio Flores de Oliva, fue bautizada,
según partida, el 25 de mayo de 1586, en la Parroquia de San Sebastián, en Lima
por el sacerdote Antonio Polanco, siendo sus padrinos Hernando de Baldés y
María Osorio. De sus doce hermanos, solamente se conocen a nueve:
Gaspar Flores de Oliva, el
primogénito, bautizado en la parroquia de San Sebastián el 1 de junio de 1579.
Fue soldado, sirviendo en las guerras de Chile, donde alcanzó el grado de
capitán.
Bernardina Flores de Oliva, bautizada
el 13 de junio de 1581. Murió en Quives a los 14 ó 15 años.
Hernando Flores de Oliva, bautizado
el 24 de mayo de 1584. Se dedicó a la agricultura y murió en 1627.
Francisco Flores de Oliva, bautizado
el 6 de junio de 1590. Murió joven.
Juana Flores de Oliva, bautizada el
11 de septiembre de 1592. Salió en la procesión en honor de Santa Rosa en
agosto de 1669.
Antonio Flores de Oliva, bautizado el
8 de julio de 1594. En 1688 vivía en Condoroma, en la sierra sur del Cuzco. El
virrey Conde de Lemos, en carta de ese año, lo recomendó a la Reina Gobernadora
de España.
Andrés Flores de Oliva, bautizado el
21 de septiembre de 1596. Vivía en 1620.
Francisco Matías Flores de Oliva,
vivía en 1620.
Jacinta Flores de Oliva, bautizada el
25 de abril de 1603 de emergencia, a los dos meses de edad.
A ellos hay que añadir tres niños o
niñas, que debieron morir inmediatamente después de nacer, pues parece que
ninguno de ellos llegó a bautizarse.
La tradición y algunos cronistas
señalan que Isabel Flores de Oliva nació en una aldea llamada La Puntillá, en
la isla de Taboga (en Panamá)[cita requerida] —Esta información fue refutada en
el "proceso de canonización", publicado en los archivos del
Vaticano—. Después de su nacimiento, la familia partió de la isla para
establecerse en la ciudad de Lima.
Su infancia fue común y nada
llamativa, su compañero de juegos fue su hermano Hernando, el cual siempre la
apoyó y ayudó. A los doce años se mudó con su familia hacia Quives, un pueblo a
60 kilómetros de Lima ubicado en el valle Chillón. Es aquí donde ella recibirá
la confirmación de manos del futuro santo católico Toribio de Mogrovejo, su
padrino fue el sacerdote del pueblo Francisco González. Es en Quives donde, al
parecer, empezó con sus mortificaciones contrayendo un reuma muy fuerte, con
consecuencias dolorosas para su recuperación, que ella ocultaba a su madre.
Así pues, el día de su confirmación
en el pueblo de Quives, el arzobispo Toribio de Mogrovejo, la llamó Rosa sin
que alguien pudiese darle noticia al arzobispo de este nombre tan particular e
íntimo. Aunque le mortificaba que la llamasen así, a los 25 años aceptó y quiso
que la llamaran «Rosa de Santa María» porque, según relató su madre, fue a
conversar con un sacerdote a la iglesia de Santo Domingo manifestándose la
molestia que le causaba que la llamen "Rosa", pero el sacerdote la
tranquilizó diciéndole: "Pues, hija, ¿no es vuestra alma como una rosa en
que se recrea Jesucristo?". Con esto quedó tranquila y segura del nombre
que le habían dado. Más adelante, según sus biógrafos, ella afirmó que en
episodios de tipo místico, la Virgen de la Merced y el Niño Jesús (cuando se casó
con él en desposorio místico) le confirmaron el nombre.
Regresó a Lima con su familia ya
siendo una joven. Debido a problemas económicos de la familia, trabajaba el día
entero en el huerto y solía bordar con gran esmero para diferentes familias de
la ciudad y así ayudar al sostenimiento de su hogar.
A pesar de todo, se encontraba
conforme con su forma de vida y no hubiera tratado de cambiarla si no hubiera
sido por la insistencia de sus padres en casarla. Rosa resistió durante más de
diez años y finalmente hizo voto de virginidad ante la imagen del
"doctorcito" para confirmar su resolución. Al cabo de unos años
ingresó en la Tercera orden de Santo Domingo a imitación de santa Catalina de
Siena.
A partir de entonces se recluyó,
prácticamente, en la ermita que ella misma construyó, con ayuda de su hermano
Hernando, en un extremo del huerto de su casa. Sólo salía para visitar el
templo de Nuestra Señora del Rosario y atender las necesidades espirituales de
los indígenas y los negros de la ciudad. También atendía a muchos enfermos que
se acercaban a su casa buscando ayuda y atención, creando una especie de
enfermería en su casa. Muchos biógrafos escriben que ayudaba a fray Martín de
Porres, lo cual no está probado en el texto del "Proceso de Martín de Porres"
(Lima 1579-1639), el cual es santo desde 1962.
Desposorio místico
Uno de los momentos importantes de su
vida es el "Desposorio Místico", ocurrido el Domingo de Ramos de
1617, en la Capilla del Rosario (Templo de Santo Domingo de Lima). Rosa, al no
recibir la palma que debía portar en la procesión, pensó que era un mensaje de
Dios por alguna ofensa que ella hubiese realizado. Acongojada se dirigió a la
Capilla e imagen del Rosario y orando ante la Santísima Virgen, sintió el
llamado del Niño Jesús de la imagen, que le dijo: "Rosa de Mi Corazón, yo
te quiero por Esposa", a lo que ella en arrobamiento respondió: "Aquí
tienes Señor a tu humilde esclava". En Argentina y Uruguay por el mes de
agosto ocurre la "Tormenta de Santa Rosa". La tradición atribuye a
Rosa el origen de este fenómeno natural que logró la huida de los enemigos de
tierras peruanas.
Últimos días y tránsito
Ya cerca del final de su vida, cayó
gravemente enferma. Pasó los últimos tres meses de su vida en la casa de
Gonzalo de la Maza, un contador notable del gobierno virreinal, cuya familia le
tenía particular cariño. En este lugar se levanta el Monasterio de Santa Rosa
de Santa María de Lima. Murió a los treinta y un años de edad en las primeras
horas del 24 de agosto de 1617, fiesta de San Bartolomé, como ella misma lo
profetizó y cuenta el padre Leonardo Hansen. El día de sus exequias y entierro,
los devotos se abalanzaban sobre su cuerpo para arrancarle la vestimenta en
busca de un recuerdo, aclamándola como santa. Hoy sus restos se veneran en la
Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima (Santo Domingo), con notable
devoción del pueblo peruano (y de América) que visita la Capilla dedicada a su
culto en el Crucero del Templo dominicano.
Post mórtem
Su entierro fue uno de los más
notables que vivió la ciudad de Lima. En la casa de la familia De la Maza se
formaron grandes multitudes para contemplar a Rosa. El gentío hubo de esperar a
su traslado hacia la Iglesia del Rosario. Al traslado acudieron el virrey, el
Cabildo Secular y Eclesiástico, las órdenes religiosas presididas por la orden
de Santo Domingo de Guzmán, los oidores y personas notables.
Hubo de requerirse la fuerza de la
guardia del virrey para impedir que Rosa fuera desvestida por los devotos que
deseaban llevar alguna reliquia. A pesar de ello, tuvieron que cambiarle tres
veces los hábitos e incluso en el traslado algún irreverente seccionó uno de
sus dedos del pie.
En el lecho de muerte, Gonzalo de la
Maza hizo retratar el rostro de Rosa. A su efecto llamó al pintor italiano
Angelino Medoro, quien realizó el primer testimonio de su apariencia física.
La devoción del pueblo se excedió a
tal punto, que en pocos años tuvieron que retirarla de la Cripta y colocarla en
la Iglesia del Rosario.
Devoción
Su casa (El Santuario), ubicada en el
centro de Lima conserva los lineamientos que tuvieron en el siglo XVI, época en
que vivió Rosa. Anualmente es visitado por miles de devotos, peregrinos y
turistas quienes recorren los ambientes que estuvieron directamente ligados a
su vida y caridad para el prójimo.
Se conserva como reliquia una ermita
donde ella rezaba. Cerca de la ermita hay un pozo de veinte metros de
profundidad donde sus devotos depositan sus deseos escritos. También se
conserva la habitación donde dormía, la habitación (El Corazón del Santuario)
en la cual nació y la enfermería donde atendía a sus hermanos necesitados.
La Basílica-Santuario, fue empezada a
construir luego de su canonización, con posteriores restauraciones durante los
siglos XVII - XX. Hubo de ser remodelada y fue inaugurada finalmente el 24 de
agosto de 1992, Este lugar es principal punto de peregrinación de todo el Perú
y su arraigo popular es comparable al de la Virgen de Guadalupe en México.
La figura de Rosa de Santa María, que
está en el corazón del pueblo peruano, representa un símbolo de integración
nacional. En ella convergen todas las clases sociales.
Formó parte de la familia dominicana,
de la provincia de San Juan Bautista del Perú. Se destacó por la perseverancia,
firmeza, paciencia, su vida ascética y por su dedicación a los pobres y
enfermos, a quienes atendía en una de las habitaciones de su casa. Sus flores
preferidas fueron las margaritas, los claveles y las rosas.
Se han escrito cerca de 400
biografías sobre ella.
Más de mil rostros en lienzos,
estampas y esculturas hechos, entre otros, por renombrados artistas como
Francisco de Zurbarán, Claudio Coello, Angelino Medoro, Daniel Hernández,
Teófilo Castillo, Francisco González y Sérvulo Gutiérrez.
A partir de las reformas al
calendario litúrgico introducidas en el Concilio Vaticano II, la fiesta de
santa Rosa de Lima es el 23 de agosto (fecha que se celebra en España).
Anteriormente se celebraba el día 30 de agosto, y esa es la fecha que se
mantiene en el Perú y otros países latinoamericanos de los que es patrona, y
también en el rito romano tradicional.
En la República del Perú es un día
feriado y su imagen (descubierta el día de la canonización en 1671, en la
Catedral) recorre las calles de Lima. En el mes de agosto se rinde culto
solemne a la santa en el Distrito de Barranco Lima-Perú que culmina con el
recorrido procesional del día 30 de agosto.
Cédula Real de Consagración
Cédula Real de la Reina Mariana de
Austria sobre la declaración y recibimiento como Patrona de la Ciudades de los
Reinos del Perú a la Bienaventurada Madre Rosa de Santa María, dada a 11 de
marzo de 1669.
La Reina Gobernadora:
Por cuanto la Santidad (de) Clemente
No(ve)no, atendiendo a los piadosos e instantes ruegos del Rey, mi hijo y míos,
hechos por medio del Marqués de Astorga, Embajador de aquella Corte acerca de
que la Bienaventurada Madre Rosa de Santa María, que fue de la Tercera Orden de
Santo Domingo y natural de la Ciudad de los Reyes, fuese declarada por Patrona
de ella y todo el Reino del Perú, y a los méritos que tenemos hechos en
servicio de la iglesia juntamente con haber sido esta gloriosa Virgen, la
primera, que entre los siervos de Dios que las Indias Occidentales produjeron,
mereció ser decorada con honor de público (dándosele) culto por su admirable
copia de virtudes y milagros, ha sido servido despachar(se) (este) Breve, (con)
su data en Roma, a dos de enero próximo pasado, declarándola por Patrona más
principal de la dicha Ciudad de los Reyes y todo el Reino del Perú, con fiesta
de precepto, oficio y privilegios de tal; y habiéndose visto en el Consejo Real
de las Indias por lo que conviene, tenga debida observancia. Por la presente
mando al Virrey y Presidentes de las Audiencias (en) las dichas provincias del
Perú y a los Gobernadores y Corregidores de ellas, y ruego y encargo a los
Arzobispos y Obispos de las Iglesias Metropolitanas y Catedrales de aquellas
provincias, que luego vean la copia auténtica del dicho Breve que se remite con
ésta, den las órdenes convenientes para que se guarde, cumpla y ejecute lo
contenido en él; (y) en todas las iglesias y lugares de sus distritos y
Diócesis para que por medio de la intercesión de la Bienaventurada consigan
tanto mayor y más eficaz patrocinio cuanto con más celebre e intensa devoción
se esmeraren en reverenciarla. De Madrid, a once de marzo de mil y seiscientos
y sesenta y nueve años. Yo, la Reina. Por mandado de Su Majestad, Don Gabriel
Bernardo de Quiróz. Y a las espaldas de la dicha Real Cédula están cuatro
rúbricas que parecen ser de los Señores del Real Consejo de Indias.
Cédula Real hallada en las Actas del
Cabildo Colonial de San Francisco de Quito de 1664 a 1669 - Volumen XXXVII.
Glorificación
A pocos días de su muerte, se
reunieron numerosos testimonios sobre su vida y virtudes. En 1634 se presentó a
Roma la causa de Beatificación. La beatificación se realizó en el Convento
Dominico de Santa Sabina en Roma, en 1668. Fue canonizada por Clemente X el 12
de abril de 1671, proclamándola por "Principal Patrona del Nuevo
Mundo". En Lima, Roma, España y todos los países de América y Europa, se
celebraron fiestas suntuosas en honor de la primera santa natural de América.
Los Pontífices en sus respectivas
Bulas la proclamaron santa con el nombre de "Rosa de Santa María", y
que posteriormente hubo de convertirse en Rosa de Lima, nombre toponímico común
a muchos santos en el orbe cristiano.
La tradición cuenta que el Papa
Clemente X, luego de oír los argumentos sobre su canonización dijo: "¡Hum!
¡Patrona y Santa! ¿Y Rosa? que llueva flores sobre mi escritorio si es
verdad" , y la respuesta al instante fue una fragante lluvia de rosas
sobre la mesa del Papa quien en ese momento procedió a la canonización.