NUESTRA
SEÑORA DE LA PAZ
El origen de esta devoción se remonta
al siglo VII.
El 18 de diciembre del año 645,
pasada la medianoche, terminado el IX Concilio de Toledo, su arzobispo
Ildefonso (luego declarado santo), ferviente devoto de la Virgen María, en
compañía de algunos colaboradores, se dirigió a la Catedral para cantar los maitines
(oraciones que se realizaban hacia las 3 de la noche).
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