San Maximiliano Kolbe
Mártir
Año 1941
Maximiliano significa: "El más
importante de la familia".
Es este uno de los mártires modernos.
Murió en la Segunda Guerra Mundial.
Había sido llevado por los nazis al terrorífico campo de concentración de
Auschwitz.
Un día se fugó un preso. La ley de
los alemanes era que por cada preso que se fugara del campo de concentración,
tenían que morir diez de sus compañeros. Hicieron el sorteo 1-2-3-4...9...10 y
al que le iba correspondiendo el número 10 era puesto aparte para echarlo a un
sótano a morirse de hambre. De pronto al oírse un 10, el hombre a quien le
correspondió ese número dio un grito y exclamó: "Dios mío, yo tengo esposa
e hijos. ¿Quién los va a cuidar?".
En ese momento el padre Kolbe dice al
oficial: "Yo me ofrezco para reemplazar al compañero que ha sido señalado
para morir de hambre".
El oficial le responde: ¿Y por qué?
- Es que él tiene esposa e hijos que
lo necesitan. En cambio yo soy soltero y solo, y nadie me necesita.
El oficial duda un momento y
enseguida responde: Aceptado.
Y el prisionero Kolbe es llevado con
sus otros 9 compañeros a morirse de hambre en un subterráneo. Aquellos
tenebrosos días son de angustias y agonías continuas. El santo sacerdote anima
a los demás y reza con ellos. Poco a poco van muriendo los demás. Y al final
después de bastantes días, solamente queda él con vida. Como los guardias
necesitan ese local para otros presos que están llegando, le ponen una
inyección de cianuro y lo matan. Era el 14 de agosto de 1941.
Su familia, polaca, era inmensamente
devota de la Sma. Virgen y cada año llevaba a los hijos en peregrinación al
santuario nacional de la Virgen de Chestokowa. El hijo heredó de sus padres un
gran cariño por la Madre de Dios.
Cuando era pequeño tuvo un sueño en
el cual la Virgen María le ofrecía dos coronas, si era fiel a la devoción
mariana. Una corona blanca y otra roja. La blanca era la virtud de la pureza. Y
la roja, el martirio. Tuvo la dicha de recibir ambas coronas.
Un domingo en un sermón oyó decir al
predicador que los Padres Franciscanos iban a abrir un seminario. Le agradó la
noticia y con su hermano se dirigió hacia allá. En 1910 fue aceptado como
Franciscano, y en 1915 obtuvo en la Universidad de Roma el doctorado en
filosofía y en 1919 el doctorado en teología. En 1918 fue ordenado sacerdote.
Maximiliano gastó su vida en tratar
de hacer amar y venerar a la Sma. Virgen. En 1927 fundó en Polonia la Ciudad de
la Inmaculada, una gran organización, que tuvo mucho éxito y una admirable
expansión. Luego funda en Japón otra institución semejante, con éxito
admirable.
El padre Maximiliano fundó dos
periódicos. Uno titulado "El Caballero de la Inmaculada", y otro
"El Pequeño diario". Organizó una imprenta en la ciudad de la
Inmaculada en Polonia, y después se trasladó al Japón y allá fundó una revista
católica que pronto llegó a tener 15,000 ejemplares. Un verdadero milagro en
ese país donde los católicos casi no existían. En la guerra mundial la ciudad
de Nagasaki, donde él tenía su imprenta, fue destruida por una bomba atómica. A
su imprenta no le sucedió nada malo.
Los nazis durante la guerra, al
invadir Polonia, bombardearon la ciudad de la Inmaculada y se llevaron
prisionero al padre Maximiliano, con todos los que colaboraban. El ya había
fundado una radiodifusora y estaba dirigiendo la revista "El caballero de
la Inmaculada", con gran éxito y notable difusión. Todo se lo destruyó la
guerra, pero su martirio le consiguió un puesto glorioso en el cielo.
Cuando el Santo Padre Pablo VI lo
declaró beato, a esa gran fiesta asistió, el hombre por el cual él había
ofrecido el sacrificio de su propia vida. Juan Pablo II, su paisano, lo declaró
santo ante una multitud inmensa de polacos.
En este gran santo sí se cumple lo
que dijo Jesús: "Si el grano de trigo cae en tierra y muere, produce mucho
fruto. Nadie tiene mayor amor que el que ofrece la vida por sus amigos".
Quiera Dios que también nosotros
seamos capaces de sacrificarnos como Cristo y Maximiliano, por el bien de los
demás.
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