San
Anselmo
Arzobispo.
Doctor de la Iglesia
(1109)
21 de abril
San Ancelmo4-21.jpg (3532 bytes)Historia:
Anselmo significa:
Dios en mi defensa.
Nacio en
Aosta del Piamonte (Italia). De noble familia lombarda, su padre quiso educarle
para la politica, por lo que nunca aprobo su temprana decision de hacerse
monje. Recibio una excelente educacion clasica, siendo tenido pir uno de los
mejores latinistas de su tiempo. Esta educacion le llevo al uso preciso de la
palabra y a la necesidad de claridad de su pensamineto.
Su padre era
muy amigo de las fiestas y de aparecer bien en público. La mamá en cambio era
sumamente piadosa y humilde. Mientras el papá lo animaba a ser un triunfador en
el mucho, la madre le mostraba el bellísimo cielo azul de Italia y le decía:
allá arriba empieza el verdadero reino de Dios. Y Anselmo se fue inclinando más
a ganarse su cielo que la mamá le mostraba, que las glorias humanas que le
ponderaba su padre.
De jovencito
fue encomendado a un profesor muy riguroso, regañón y humillante y el niño
empezó a perder la alegría y a volverse demasiado tímido y retraído. Entonces
lo llevaron a los Padres Benedictinos y estos por medio de la bondad y de la
alegría lo transformaron en un estudiante alegre y entusiasta. Más tarde
Anselmo dirá: "Mis progresos espirituales, después de Dios y mi madre, los
debo a haber tenido unos excelentes profesores en mi niñez, los Padres
Benedictinos".
El papá le
ofrece triunfar en el mundo y lo lleva a fiestas y a torneos. Pero aunque
Anselmo participa con mucho entusiasmo, después de cada fiesta mundana siente
su alma llena de tristeza y desilusión. Y exclama: "El navío de mi corazón
pierde el timón en cada fiesta y se deja llevar por las olas de la
perdición". Toda la vida se arrepentirá de esos años de mundanalidad.
Afortunadamente se decide a aceptar otra propuesta: la de hacerse religioso. Y
allí sí encuentra la paz.
Ha muerto la
mamá y no se entiende bien con el papá. Anselmo huye del hogar y se va para
Francia donde, según le han contado hay un monje famoso, muy sabio y muy amable
que sabe dirigir maravillosamente a la juventud. Ese monje se llama Lanfranco.
El joven Anselmo tiene 27 años y sale de su país acompañado solamente de un
burrito que lleva sus pocas pertenencias. Va a hacerse monje benedictino.
Lanfranco
recibe a Anselmo con gran amabilidad y se dedica a dirigirlo y a formarlo. En
adelante serán grandes amigos por toda la vida y Anselmo irá reemplazando a su
maestro en sus altos cargos. Cuando a Lanfranco lo nombran arzobispo, Anselmo
es nombrado superior del convento, y aunque se negaba totalmente a aceptar tan
delicado cargo, lo obligaron a aceptar y gobernó con gran prudencia y con la
más exquisita bondad. Exigía exacto cumplimiento del deber pero sabía gobernar
con gran prudencia y amabilidad, por eso lo amaban y lo estimaban.
Todos los
ratos libres los dedicaba a estudiar y a escribir, llegando así a ser uno de
los autores más leídos en la Iglesia Católica. Durante siglos los maestros de
teología han leído y citado las enseñanzas de este gran sabio que escribió dos
libros muy famosos: El Monologio y el Prosologio, y fue el verdadero precursor
de Santo Tomás, el escritor que más unió las dos grandes ciencias, la Filosofía
y la Teología (El dice que Monologio significa: manera de meditar en las
razones de la fe). Fue el mayor teólogo de su tiempo. Gran sabio.
Su amigo
Lanfranco, Arzobispo de Cantorbery, murió muy pronto, más por angustias, por
las persecuciones del gobierno, que por viejo o por enfermedad. Y entonces el
Papa nombró para reemplazarlo a San Anselmo. Casi se desmaya del susto, al
recibir el nombramiento, pero tuvo que obedecer.
El rey
Guillermo quería nombrar él mismo a obispos y sacerdotes. Anselmo se le opuso
diciéndole que esto era un derecho exclusivo de la Iglesia Católica. El rey
entonces expulsó de Inglaterra al arzobispo Anselmo, el cual aprovechó para
dedicarse en Francia y en Italia a estudiar y a escribir.
A la muerte
de Guillermo regresó Anselmo a Inglaterra pero el nuevo rey Enrique quería
también nombrar él mismo a los obispos y disponer de los bienes de la Iglesia.
Anselmo se le opuso valientemente. Enrique quiso expulsarlo. El Sumo Pontífice
amenazó con excomulgar al rey si expulsaba al arzobispo. Entonces enviaron
delegados a Roma y el Papa le dio toda la razón a Anselmo. El santo consiguió
con sus ruegos en Roma que no fuera sancionado el rey y así obtuvo que
Inglaterra no se separara de la Iglesia Católica todavía. El era
extraordinariamente bondadoso.
San Anselmo
murió el 21 de abril del año 1109.
Por la gran
sabiduría de sus escritos, la Santa Sede lo ha nombrado Doctor de la Iglesia.
Era gran devoto de la Virgen María y decía que no hay criatura tan sublime y
tan perfecta como Ella y que en santidad sólo la supera Dios. Sus últimas
palabras antes de morir fueron estas: "Allí donde están los verdaderos
goces celestiales, allí deben estar siempre los deseos de nuestro
corazón".
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