Mártir
romano, probablemente del tiempo de Juliano el Apóstol, esposo de la popular
virgen Cecilia. Según las tradiciones fue convertido por ella el mismo día de
la boda con medios sobrenaturales y milagrosos. Sobre su casa se edificó luego
un templo, en el que reposan las reliquias de su santa consorte. Fiesta Abril
14.
El padre de
Cecilia, que veía las cosas de un modo diferente, la casó con un joven patricio
llamado Valeriano. El día de la celebración del matrimonio, en tanto que los
músicos tocaban y los invitados se divertían, Cecilia se sentó en un rincón a
cantar a Dios en su corazón y a pedirle que la ayudase. Cuando los jóvenes
esposos se retiraron a sus habitaciones, Cecilia, armada de todo valor, dijo
dulcemente a su esposo:
"Tengo
que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si
me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las
consecuencias; en cambio, si me respetas, el ángel te amará como me ama a
mí"
Valeriano
replicó:
"Muéstramelo.
Si es realmente un ángel de Dios, haré lo que me pides"
Cecilia le
dijo:
"Si
crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo verás al
ángel"
Valeriano
accedió y fue a buscar al obispo Urbano, quien se hallaba entre los pobres,
cerca de la tercera mojonera de la Vía Apia. Urbano le acogió con gran gozo.
Entonces se acercó un anciano que llevaba un documento en el que estaban
escritas las siguientes palabras:
"Un
sólo Señor, un sólo bautismo, un sólo Dios y Padre de todos, que está por
encima de todo y en nuestros corazones"
Urbano
preguntó a Valeriano:
"¿Crees
ésto?"
Valeriano
respondió:
"Sí"
Y Urbano le
confirió el bautismo. Cuando Valeriano regresó a donde estaba Cecilia, vio un
ángel de pie junto a ella. El ángel colocó sobre la cabeza de ambos una
guirnalda de rosas y lirios.
Poco después
llegó Tiburcio, el hermano de Valeriano y los jóvenes esposos le ofrecieron una
corona inmortal si renunciaba a los falsos dioses. Tiburcio se mostró incrédulo
al principio y preguntó:
"¿Quién
ha vuelto de más allá de la tumba a hablarnos de esa otra vida?"
Cecilia le
habló largamente de Jesús. Tiburcio recibió el bautismo, y al punto vio muchas
maravillas. Desde entonces, los dos hermanos se consagraron a la práctica de
las buenas obras. Ambos fueron arrestados por haber sepultado los cuerpos de
los mártires. Almaquio, el prefecto ante el cual comparecieron, empezó a
interrogarlos. Las respuestas de Tiburcio le parecieron, desvaríos de loco.
Entonces, volviéndose hacia Valeriano, le dijo que esperaba que le respondería
en forma más sensata. Valeriano replicó que tanto él como su hermano estaban
bajo cuidado del mismo médico, Jesucristo, el Hijo de Dios, quien les dictaba
sus respuestas. Enseguida comparó, con cierto detenimiento, los gozos del cielo
con los de la tierra; pero Almaquio le ordenó que cesase de disparatar y dijese
a la corte si estaba dispuesto a sacrificar a los dioses para obtener la
libertad. Tiburcio y Valeriano replicaron juntos:
"No, no
sacrificaremos a los dioses sino al único Dios, al que diariamente ofrecemos
sacrificio"
El prefecto les
preguntó si su Dios se llamaba Júpiter. Valeriano respondió:
"Ciertamente
no. Júpiter era un libertino infame, un criminal y un asesino, según lo
confiesan vuestros propios escritores"
Valeriano se
regocijó al ver que el prefecto los mandaba azotar y hablaron en voz alta a los
cristianos presentes:
"¡Cristianos
romanos, no permitáis que mis sufrimientos os aparten de la verdad! ¡Permaneced fieles al Dios único, y pisotead
los ídolos de madera y de piedra que Almaquio adora!"
A pesar de
aquella perorata, el prefecto tenía aún la intención de concederles un respiro
para que reflexionasen; pero uno de sus consejeros le dijo que emplearían el
tiempo en distribuir sus posesiones entre los pobres, con lo cual impedirían
que el Estado las confiscase. Así pues, fueron condenados a muerte. La
ejecución se llevó a cabo en un sitio llamado Pagus Triopius, a seis kilómetros
de Roma. Con ellos murió un cortesano llamado Máximo, el cual, viendo la
fortaleza de los mártires, se declaró cristiano.
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