Toribio de Mogrovejo
Nacimiento 16 de noviembre de 1538 en Mayorga, Corona de
Castilla (actualmente Provincia de Valladolid, Castilla y León, Flag of
Spain.svg España)
Fallecimiento 23
de marzo de 1606
en Zaña, Virreinato del Perú (actualmente Flag of
Peru.svg Perú)
Toribio Alfonso de Mogrovejo y Robledo (Mayorga, Corona
de Castilla, 16 de noviembre de 1538n 1 - Zaña, Reyno del Perú, 23 de marzo de
1606). Eclesiástico español. Santo de la Iglesia católica y segundo Arzobispo
de Lima. Misionero y organizador de la Iglesia católica en el virreinato del
Perú.
Biografía
Sus padres, Luis de Mogrovejo y Ana de Robledo y Morán,
de las casas de Villapadierna y Mogrovejo, pertenecían a la nobleza española. A
los doce años, Toribio fue enviado por sus padres a estudiar a Valladolid,
donde fue admirado de todos por su comportamiento ejemplar, sus virtudes y sus
dotes intelectuales.
Después de algunos años, deseando estudiar Derecho civil
y eclesiástico, se trasladó a la Universidad de Salamanca. Allí recibió la
influencia de su tío Juan de Mogrovejo, profesor en dicha Universidad y en el
Colegio Mayor de San Salvador en Oviedo. Habiendo sido invitado por Juan III,
Rey de Portugal, a enseñar en la ciudad de Coimbra, Juan de Mogrovejo llevó
consigo a su sobrino, y ambos residieron algunos años en la Universidad de esa
ciudad.
De vuelta a Salamanca, su tío falleció poco después del
regreso. Toribio resolvió seguir la carrera de éste, llegando a ser profesor de
leyes en la Universidad de Salamanca, donde su erudición y virtud le llevaron a
ser designado como Gran Inquisidor de España. El emperador Felipe II al conocer
sus cualidades le propuso al Papa Gregorio XIII su nombramiento como Arzobispo
de Lima, sucediendo a Jerónimo de Loayza.
En marzo de 1579, recibió el nombramiento para el cargo
por parte del Papa Gregorio XIII. Como ni siquiera era sacerdote, habiendo
recibido dispensa papal para la recepción de las diversas órdenes menores, fue
ordenado en Granada y poco después, recibió la consagración episcopal en
Sevilla. Finalmente, en septiembre de 1580 embarcó con destino a su sede
episcopal, donde llegó en mayo del año siguiente. Lo acompañó su hermana,
Grimanesa de Mogrovejo y el esposo de ésta, Francisco Quiñones, quien llegó a
ser corregidor y alcalde de Lima.
Arzobispo de Lima
En marzo de 1579, Gregorio XIII lo nombró arzobispo de
Lima en virtud a una cédula de presentación del rey. Llegó al puerto de
Paita,(Perú), en mayo de 1581 e inició su trabajo como misionero viajando a
Lima a pie, bautizando y enseñando a los nativos.
Al llegar a Lima, como Arzobispo, tomó posesión de su
sede el viernes 12 de mayo de 1581, se dedicó a lograr el progreso espiritual
de sus fieles. La ciudad había quedado sin Arzobispo durante seis años, de 1575
a 1581 y estaba en una grave decadencia espiritual con un sistema en que el
régimen de patronato facultaba a los Virreyes a intervenir en asuntos eclesiásticos,
dando origen a frecuentes disputas entre el poder espiritual y el temporal, por
lo cual los conquistadores cometían muchos abusos y los sacerdotes no se
atrevían a corregirlos. Muchos para excusarse del mal que estaban haciendo,
decían que "esa era la costumbre". Toribio de Mogrovejo les respondía
que "Cristo es verdad y no costumbre". y empezó a atacar fuertemente
todos los vicios y escándalos. Las medidas que tomó contra los abusos que se
cometían, le atrajeron muchas persecuciones y atroces calumnias. Sin embargo,
prefirió callar y solía decir: "Al único que es necesario siempre tener
contento es a Nuestro Señor".
Toribio de Mogrovejo se destacó por su fuerza de trabajo.
Desde muy de madrugada ya estaba levantado y repetía frecuentemente: "Nuestro
gran tesoro es el momento presente. Tenemos que aprovecharlo para ganarnos con
él la vida eterna. El Señor Dios nos tomará estricta cuenta del modo como hemos
empleado nuestro tiempo". Su generosidad lo llevaba a repartir a los
pobres todo lo que poseía. Un día al regalarle sus camisas a un necesitado le
recomendó: "Váyase rápido, no sea que llegue mi hermana y no permita que
Ud. se lleve la ropa que tengo para cambiarme"
Son abundantes los testimonios de su caridad, entrega y
desinterés total por lo material: antes de poner su firma a cualquier decreto
que lo requiriese, anteponía la palabra "gratis". En una ocasión,
cuando se desató una terrible peste en la ciudad que causó innumerables muertos
y enfermos, muchos de ellos pobres que abarrotaban los hospitales, le mandó
decir a su cuñado que gastase todo su dinero en socorrerlos y que si faltaba,
que pidiese prestado que luego él lo devolvería. En otra ocasión, un altercado
gravísimo entre dos nobles limeños terminó con la condena a muerte de uno de ellos.
Sólo el perdón del otro, que los ruegos de medio Lima no consiguieron, podía
salvar de la ejecución al condenado. Ya a punto de realizarse el
ajusticiamiento, el arzobispo de Lima fue a buscar al ofendido, se arrodilló a
sus pies y suplicó por su perdón como si fuera para él mismo. Obtuvo el perdón.
Fue, además, uno de los eclesiásticos contrarios a las
corridas de toros. Mandaba cerrar las ventanas de su casa cuando había corridas
en la plaza, que es donde antes se hacían, y prohibió a su familia asistir a
ellas. La Iglesia solía oponerse a éstas tanto por el peligro de morir sin
confesión al que se exponían los hombres combatientes, como por la
"promiscuidad" pecaminosa que existe entre hombres y mujeres en las
gradas, que le escandalizaba.
Labor Pastoral
Toribio de Mogrovejo estaba consciente de la extensión de
su arzobispado, que comprendía desde la población de Lambayeque a la ciudad de
Quito. A este hecho, y a las tres visitas pastorales que realizó recorriendo y
organizando su jurisdicción, se debe el origen de las circunscripciones
políticas que asumiría la colonia y continuaría posteriormente la república
peruana. Estas visitas pastorales lo forzaron a pasar sólo ocho de sus
veinticuatro años como arzobispo en la ciudad de Lima, lo que le granjeó
algunas críticas de parte de las autoridades virreinales. El resto del tiempo,
lo pasó viajando por el país. La primera de estas visitas, se inició en 1584
recorriendo el norte de la sierra peruana desde Lima hasta Cajamarca, pasando
por Chachapoyas y Moyobamba, invirtiendo en ella seis años. En la segunda
visita, realizada entre 1593 y 1597, se dirigió nuevamente hacia el norte, pero
esta vez por la zona litoral de Ancash, Trujillo, Chiclayo y Lambayeque. La
tercera, que inició en enero de 1605, quedó inconclusa por su muerte. Entre una
y otra, realizó viajes a pueblos de Lima, Callao, Mala, Cañete, Chincha y
Nazca. La mayor parte del recorrido lo hizo generalmente a pie, indefenso y a
veces solo; expuesto a las inclemencias del clima, desiertos, animales
salvajes, fiebres y tribus de indígenas hostiles. En esta visita, bautizó y
confirmó a cerca de medio millón de personas, entre ellas a Santa Rosa de Lima,
San Francisco Solano, San Juan Masías y San Martín de Porres.
Respecto a su labor pastoral entre los pueblos indígenas,
buscaba la manera de hacerse entender por estos, bien fuera aprendiendo y
hablándoles en su propia lengua o, cuando la lengua de éstos le era
desconocida, buscando otras maneras, como varias veces le sucedió. Su interés
por los indígenas no se limitaba a la evangelización, pues se empeñó en mejorar
sus condiciones de vida, especialmente de aquellos empleados en las grandes
propiedades rurales y en las minas. Reivindicó que sus derechos fuesen
debidamente respetados por los españoles y que hubiese verdadera armonía entre
las clases sociales, como preconizaba la Escuela de Salamanca, que había
conocido en sus años de estudio en España.
Durante su trabajo episcopal en Lima, Mogrovejo convocó y
presidió el III Concilio Limense (1582-1583), al cual asistieron prelados de
toda Hispanoamérica, y en el que se trataron asuntos relativos a la
evangelización de los indígenas. De esta asamblea se obtuvieron importantes
normas de pastoral, como la predicación en las lenguas nativas, para lo cual
fue creada una facultad de lenguas nativas en la Universidad de San Marcos y la
catequesis a los esclavos negros, así como la impresión del catecismo en
idiomas castellano, quechua y aymara que se constituirían en los primeros
textos impresos en Sudamérica.
Hizo construir caminos, escuelas, varias capillas,
hospitales, conventos y fundó el primer Seminario Americano en Lima en 1591 que
en la actualidad lleva su nombre. En obediencia a las directrices dictadas en
el Concilio de Trento, se propuso reunir a los sacerdotes y obispos de América
para promulgar leyes acerca del comportamiento que deben tener los católicos,
para lo cual congregó a trece sínodos diocesanos y tres concilios provinciales.
Insistió y obtuvo que los religiosos aceptaran parroquias en sitios
supremamente pobres. Gracias a sus gestiones, el número de parroquias o centros
de evangelización en su Arquidiócesis, aumentó de 150 a 250 parroquias en su
territorio, al momento de su fallecimiento veinticinco años después.
Fallecimiento
A los sesenta y ocho años, Toribio de Mogrovejo cayó
enfermo en la población de Pacasmayo, al norte de Lima, pero aun así continuó
trabajando hasta el final, llegando a la ciudad de Zaña en condición
agonizante. Allí hizo su testamento en el que dejó a sus criados sus efectos
personales y a los pobres el resto de sus propiedades. Murió a las tres y media
de la tarde del Jueves Santo el 23 de marzo de 1606, en el Convento de San
Agustín.
Canonización y culto
Monumento a Santo Toribio en Mayorga.
Su proceso de canonización fue iniciado de inmediato, con
el reconocimiento de sus virtudes heroicas. Fue beatificado el 28 de junio de
1679 por el Papa Inocencio XI, mediante su Bula "Laudeamus" y
canonizado el 10 de diciembre de 1726 por el Papa Benedicto XIII, mediante su
Bula "Quoniam Spiritus".
Su fiesta en el Santoral católico se celebra el 23 de
marzo, aniversario de su muerte. Sin embargo, en la ciudad de Lima se celebra
la Solemnidad de Santo Toribio de Mogrovejo el 27 de abril, día de la
traslación de sus reliquias desde Zaña hasta la Ciudad de los Reyes. Hoy sus
restos son venerados en su capilla de la Basílica Catedral. Este mismo día se
celebran fiestas en su honor en su lugar de nacimiento, Mayorga, España; y
también en el de su muerte, Saña, Perú. También en Mayorga, las fiestas
patronales se celebran en su honor, los 5 últimos días de septiembre, girando
en torno a la fecha del 27 de septiembre: día en el que se conmemora la llegada
de las segundas reliquias de Toribio, que fueron honradas por los mayorganos
que las procesionaron portando teas y antorchas. En esta fiesta se porta el
Vítor, un estandarte que se entregaba a los estudiantes doctorados en la
Universidad de Salamanca, y en el que se recoge el nombre del Santo y su lugar
de nacimiento, Mayorga. Esta fiesta, "El Vítor", ha sido declarada de
Interés Turístico Nacional.
Su devoción se encuentra muy extendida principalmente en
el Perú, y en Mayorga (España). Sus parientes de las familias Bravo de Lagunas,
Arias de Saavedra y Goyeneche han velado durante siglos por la difusión y
conocimiento en América y Europa de la vida y obra del religioso.
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