Protomártir
Siglo I
Dichoso tú Esteban:
que por proclamar tu amor a Cristo
en la tierra te fuiste a acompañarlo a Él en el cielo.
Haz que seamos muchos, muchísimos los que con
nuestras palabras y buenas obras nos declaremos
amigos y seguidores de Jesús en esta vida y
seamos sus compañeros en el gozo eterno del Paraíso. Amén.
en la tierra te fuiste a acompañarlo a Él en el cielo.
Haz que seamos muchos, muchísimos los que con
nuestras palabras y buenas obras nos declaremos
amigos y seguidores de Jesús en esta vida y
seamos sus compañeros en el gozo eterno del Paraíso. Amén.
Esteban significa:
"coronado" (Esteb: corona).
Este santo se llama
"protomártir", porque tuvo el honor de ser el primer mártir que
derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo.
Esteban era uno de los
hombres de confianza de los apóstoles. La S. Biblia, en los Hechos de los
Apóstoles narra que cuando en Jerusalén hubo una protesta de las viudas y
pobres que no eran israelitas porque en la distribución de las ayudas se les
daba más preferencia a los que eran de Israel que a los pobres que eran del
extranjero, los 12 apóstoles dijeron: "A nosotros no nos queda bien dejar
nuestra labor de predicar por dedicarnos a repartir ayudas materiales". Y
pidieron a los creyentes que eligieran por voto popular a siete hombres de muy
buena conducta y llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, para que se
encargaran de la repartición de las ayudas a los pobres. Y entre los siete
elegidos, resultó aclamado Esteban (junto con Nicanor, Felipe y otros). Fueron
presentados a los apóstoles los cuales oraron por ellos y les impusieron las
manos, quedando así ordenados de diáconos (palabra que significa
"ayudante", "servidor". Diácono es el grado inmediatamente
inferior al sacerdote).
Los judíos provenientes
de otros países, al llegar a Jerusalén empezaron a discutir con Esteban que les
hablaba muy bien de Jesucristo, y no podían resistir a su sabiduría y al
Espíritu Santo que hablaba por medio de él. Siempre les ganaba las discusiones.
Lo llevaron ante el Tribunal Supremo de la nación llamado Sanedrín, para
acusarlo con falsos testigos, diciendo que él afirmaba que Jesús iba a destruir
el templo y a acabar con las leyes de Moisés. Y los del tribunal al observarlo
vieron que su rostro brillaba como el de un ángel.
Esteban
pronunció entre el Sanedrín un impresionante discurso en el cual fue recordando
toda la historia del pueblo de Israel (Está en el Capítulo 7 de los Hechos de
los Apóstoles) y les fue echando en cara a los judíos que ellos siempre se
habían opuesto a los profetas y enviados de Dios, terminando por matar al más
santo de todos, Jesucristo el Salvador. Al oír esto, ellos empezaron a rechinar
de rabia. Pero Esteban lleno del Espíritu Santo miró fijamente al cielo y vio
la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la derecha de Dios y exclamó:
"Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre en pie a la derecha
de Dios". Entonces ellos llenos de rabia se taparon los oídos y se
lanzaron contra él.
Lo arrastraron fuera de
la ciudad y lo apedrearon. Los que lo apedreaban dejaron sus vestidos junto a
un joven llamado Saulo (el futuro San Pablo que se convertirá por las oraciones
de este mártir) y que aprobaba aquel delito. Mientras lo apedreaban, Esteban
decía: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Y de rodillas dijo con
fuerte voz: "Señor, no les tengas en cuenta este pecado". Y diciendo
esto, murió. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban y la comunidad hizo
gran duelo por él.
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