Año 100
San Juan Evangelista:
consíguenos de Dios
la gracia especial de leer con fe y cariño tu santo evangelio,
y obtener de su lectura gran provecho para nuestra alma.
la gracia especial de leer con fe y cariño tu santo evangelio,
y obtener de su lectura gran provecho para nuestra alma.
Dios es amor (San
Juan).
Juan significa:
"Dios es misericordioso".
Este apóstol tuvo la
inmensa dicha de ser el discípulo más amado por Jesús. Y se ha hecho muy famoso
por haber compuesto el cuarto evangelio.
Nació en Galilea. Era
hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor. Su oficio era el de pescador.
Parece que fue uno de los dos primeros discípulos de Jesús, junto con Andrés.
Los dos eran también discípulos de Juan Bautista y un día al escuchar que el Bautista
señalaba a Jesús y decía: "Este es el cordero de Dios, que quita el pecado
del mundo", se fueron detrás de Él. Jesús se volvió y les dijo: "¿Qué
buscan?". Ellos le respondieron: "Señor: ¿dónde habitas?". Y
Jesús les dijo: "Vengan y verán". Y se fueron con él y estuvieron en
su compañía toda la tarde recibiendo sus enseñanzas. Durante toda su vida,
jamás Juan podrá olvidar el día, la hora y el sitio en que se encontró por
primera vez con Jesucristo. Fue el momento más decisivo de su existencia.
Juan estaba después un
día con su hermano Santiago, y con sus amigos Simón y Andrés, remendando las
redes a la orilla del lago, cuando pasó Jesús y les dijo: "Vengan conmigo
y los haré pescadores de almas". Inmediatamente, dejando a su padre y a su
empresa pequeña, se fue con Cristo a dedicarse para siempre y por completo a
extender el Reino de Dios.
Juan evangelista hizo
parte, junto con Pedro y Santiago, del pequeño grupo de preferidos que Jesús
llevaba a todas partes y que presenciaron sus más grandes milagros. Los tres
estuvieron presentes en la Transfiguración, y presenciaron la resurrección de
la hija de Jairo. Los tres presenciaron la agonía de Cristo en el Huerto de los
Olivos. Junto con Pedro, fue este apóstol encargado por Jesús de prepararle la
Última Cena.
Al
ver la mamá de Santiago y Juan que Jesús los prefería tanto, y aconsejada por
ellos dos, que eran bien orgullosos, se atrevió a pedirle al Señor una gracia
muy especial: que cuando él empezara a reinar, nombrara a Juan primer ministro
y a Santiago ministro también. Jesús le respondió que el señalar los primeros
puestos en el Reino de los cielos le correspondía al Padre Celestial, y que
estos ya estaban determinados para otros. Los demás apóstoles se indignaron
contra estos dos vanidosos, pero Jesús aprovechó aquella ocasión para
recordarles que en el Reino de los cielos ocuparán los primeros puestos los que
se hayan dedicado a prestar servicios humildes a los demás.
A Juan
y su hermano Santiago les puso Jesús un sobrenombre: "Hijos del
trueno". Y esto se debió a que un día fueron los apóstoles a pedir
hospedaje en un pueblo de samaritanos (que odiaban a los judíos) y nadie les
quiso proporcionar nada. Entonces estos dos hermanos, que eran violentos, le
propusieron a Jesús que les mandara a aquellos maleducados samaritanos alguno
de los rayos que tenía desocupados por allá en las nubes. Jesús tuvo que
regañarlos porque no habían comprendido todavía que Él no había venido a hacer
daño a ninguno, sino a tratar de salvar a cuantos más pudiera. Más tarde estos
dos hermanos tan vanidosos y malgeniados, cuando reciban el Espíritu Santo, se
volverán humildes y sumamente amables y bondadosos.
En la Última Cena tuvo
el honor de recostar su cabeza sobre el corazón de Cristo.
Juan Evangelista fue
el único de los apóstoles que estuvo presente en el Calvario al morir Jesús. Y
recibió de Él en sus últimos momentos el más precioso de los regalos. Cristo le
encomendó que se encargara de cuidar a la Madre Santísima María, como si fuera
su propia madre, diciéndole: "He ahí a tu madre". Y diciendo a María:
"He ahí a tu hijo".
El domingo de la
resurrección, fue el primero de los apóstoles en llegar al sepulcro vacío de
Jesús. Se fue corriendo con Pedro (al oír la noticia de que el sepulcro estaba
vacío), pero como era más joven, corrió a mayor velocidad y llegó primero. Sin
embargo por respeto a Pedro lo dejó entrar a él primero y luego entró él
también y vio y creyó que Jesús había resucitado.
Después de la
resurrección de Cristo, cuando la segunda pesca milagrosa, Juan fue el primero
en darse cuenta de que el que estaba en la orilla era Jesús. Luego Pedro le
preguntó al Señor señalando a Juan: "¿Y éste qué será?". Jesús le
respondió: "Y si yo quiero que se quede hasta que yo venga, a ti
qué?". Con esto algunos creyeron que el Señor había anunciado que Juan no
moriría. Pero lo que anunció fue que se quedaría vivo por bastante tiempo,
hasta que el reinado de Cristo se hubiera extendido mucho. Y en efecto vivió
hasta el año 100, y fue el único apóstol al cual no lograron matar los
perseguidores.
Después de recibir el
Espíritu Santo en Pentecostés, Juan iba con Pedro un día hacia el templo y un
pobre paralítico les pidió limosa. En cambio le dieron la curación instantánea
de su enfermedad. Con este milagro se convirtieron cinco mil personas, pero los
apóstoles fueron llevados al tribunal supremo de los judíos que les prohibió
hablar de Jesucristo. Pedro y Juan les respondieron: "Tenemos que obedecer
a Dios, antes que a los hombres". Los encarcelaron, pero un ángel llegó y
los libertó. Otra vez los pusieron presos y les dieron 39 azotes a cada uno.
Ellos salieron muy contentos de haber tenido el honor de sufrir esta afrenta
por amor al Señor Jesús, y siguieron predicando por todas partes.
Juan, para cumplir el
mandato de Jesús en la cruz, se encargó de cuidar a María Santísima como el más
cariñoso de los hijos. Con Ella se fue a evangelizar a Éfeso y la acompañó
hasta la hora de su gloriosa muerte.
El emperador
Dominiciano quiso matar al apóstol San Juan y lo hizo echar en una olla de
aceite hirviente, pero él salió de allá más joven y más sano de lo que había
entrado, entonces fue desterrado de la isla de Patmos, donde fue escrito el
Apocalipsis.
Después volvió otra
vez a Éfeso donde escribió el Evangelio según San Juan, que es el libro que lo
ha hecho tan famoso. Este libro tiene un estilo elevadísimo e
impresionantemente hermoso. Agrada mucho a las almas místicas, y ha convertido
a muchísimos con su lectura.
A San
Juan Evangelista lo pintan con un águila al lado, porque es el escritor de la
Biblia que se ha elevado a más grandes alturas de espiritualidad con sus
escritos. Ningún otro libro tiene tan elevados pensamientos como en su
evangelio.
Dice San Jerónimo que
cuando San Juan era ya muy anciano se hacía llevar a las reuniones de los
cristianos y lo único que les decía siempre era esto: "hermanos, ámense
los unos a otros". Una vez le preguntaron por qué repetía siempre lo
mismo, y respondió: "es que ese es el mandato de Jesús, y si lo cumplimos,
todo lo demás vendrá por añadidura".
San Epifanio dice que San Juan murió
hacia el año cien, a los 94 años de edad. Poco antes había ido a un monte
tenebroso a convertir a un discípulo suyo que se había vuelto guerrillero, y lo
logró convertir volviéndolo bueno otra vez. Dicen los antiguos escritores que
amaba mucho a todos pero que les tenía especial temor a los herejes porque
ellos con sus errores pierden muchas almas.
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