28 de enero
Dios le concedió una sabiduría e
inteligencia extraordinarias, en las que profundizó portentosamente y comunicó luego con
generosidad.
Santo Tomás de Aquino
El Doctor Angélico
Presbítero y Doctor de la Iglesia
(+1274)
SU VIDA
Nace en el Castillo de Rocaseca,
cerca de Nápoles, Italia, en 1225. Es el último hijo varón de una numerosa
familia de doce hijos. Su padre se llamaba Landulfo de Aquino. Alto, grueso,
bien proporcionado, frente despejada, porte distinguido, una gran amabilidad en
el trato, y mucha delicadeza de sentimientos. Cerca del Castillo donde nació
estaba el famoso convento de los monjes Benedictinos llamado Monte Casino. Allí
lo llevaron a hacer sus primeros años de estudios. Los monjes le enseñaron a
meditar en silencio. Es el más piadoso, meditabundo y silencioso de todos los
alumnos del convento. Lo que lee o estudia lo aprende de memoria con una
facilidad portentosa. Continúa sus estudios por cinco años en la Universidad de
Nápoles. Allí supera a todos sus compañeros en memoria e inteligencia. Conoce a
los Padres Dominicos y se entusiasma por esa Comunidad. Quiere entrar de
religioso pero su familia se opone. El religiosos huye hacia Alemania, pero por
el camino lo sorprenden sus hermanos que viajan acompañados de un escuadrón de
militares y lo ponen preso. No logran quitarle el hábito de dominico, pero lo
encierran en una prisión del castillo de Rocaseca. Tomás aprovecha su encierro
de dos años en la prisión para aprenderse de memoria muchísimas frases de la S.
Biblia y para estudiar muy a fondo el mejor tratado de Teología que había en
ese tiempo, y que después él explicará muy bien en la Universidad. Sus hermanos
al ver que por más que le ruegan y lo amenazan no logran quitarle la idea de
seguir de religioso, le envían a una mujer de mala vida para que lo haga pecar.
Tomás toma en sus manos un tizón encendido y se lanza contra la mala mujer,
amenazándola con quemarle el rostro si se atreve a acercársele. Ella sale
huyendo y así al vencer él las pasiones de la carne, logró la Iglesia Católica
conseguir un gran santo. Si este joven no hubiera sabido vencer la tentación de
la impureza, no tendríamos hoy a este gran Doctor de la Iglesia.
Esa noche contempló en sueños una
visión Celestial que venía a felicitarlo y le traía una estola o banda blanca,
en señal de la virtud, de la pureza que le concedía Nuestro Señor. Liberado ya
de la prisión lo enviaron a Colonia, Alemania, a estudiar con el más sabio
Padre Dominico de ese tiempo: San Alberto Magno. Al principio los compañeros no
imaginaban la inteligencia que tenía Tomás, y al verlo tan robusto y siempre
tan silencioso en las discusiones le pusieron de apodo: "El buey
mudo". Pero un día uno de sus compañeros leyó los apuntes de este joven
estudiante y se los presentó al sabio profesor. San Alberto al leerlos les dijo
a los demás estudiantes: "Ustedes lo llaman el buey mudo. Pero este buey
llenará un día con sus mugidos el mundo entero". Y así sucedió en verdad
después. Sus compañeros de ese tiempo dejaron este comentario: "La ciencia
de Tomás es muy grande, pero su piedad es más grande todavía. Pasa horas y
horas rezando, y en la Misa, después de la elevación, parece que estuviera en
el Paraíso. Y hasta se le llena el rostro de resplandores de vez en cuando
mientras celebra la Eucaristía. A los 27 años, en 1252, ya es profesor de la
famosísima Universidad de París. Sus clases de teología y filosofía son las más
concurridas de la Universidad. El rey San Luis lo estima tanto que lo consulta
en todos los asuntos de importancia. Y en la Universidad es tan grande el
prestigio que tiene y su ascendiente sobre los demás, que cuando se traba una
enorme discusión acerca de la Eucaristía y no logran ponerse de acuerdo, al fin
los bandos aceptan que sea Tomás de Aquino el que haga de árbitro y diga la
última palabra, y lo que él dice es aceptado por todos sin excepción. En 1259
el Sumo Pontífice lo llama a Italia y por siete años recorre el país predicando
y enseñando, y es encargado de dirigir el colegio Pontificio de Roma para
jóvenes que se preparan para puestos de importancia especial.
En 4 años escribe su obra más famosa:
"La Suma Teológica", obra portentosa en 14 tomos, donde a base de
Sagrada Escritura, de filosofía y teología y doctrina de los santos va
explicando todas las enseñanzas católicas. Es lo más profundo que se haya
escrito en la Iglesia Católica. En Italia la gente se agolpaba para escucharle
con gran respeto como a un enviado de Dios, y lloraban de emoción al oírle
predicar acerca de la Pasión de Cristo, y se emocionaban de alegría cuando les
hablaba de la Resurrección de Jesús y de la Vida Eterna que nos espera. El
Romano Pontífice le encargó que escribiera los himnos para la Fiesta del Cuerpo
y Sangre de Cristo, y compuso entonces el Pangelingua y el Tantumergo y varios
otros bellísimos cantos de la Eucaristía (dicen que el Santo Padre encargó a
Santo Tomás y a San Buenaventura que cada uno escribiera unos himnos, pero que
mientras oía leer los himnos tan bellos que había compuesto Santo Tomás, San
Buenaventrua fue rompiendo los que él mismo había redactado, porque los otros
le parecían más hermosos). Después de haber escrito tratados hermosísimos
acerca de Jesús en la Eucaristía, sintió Tomás que Jesús le decía en una
visión: "Tomás, has hablado bien de Mi. ¿Qué quieres a cambio?". Y el
santo le respondió: "Señor: lo único que yo quiero es amarte, amarte
mucho, y agradarte cada vez más".
De tal manera se concentraba en los
temas que tenía que tratar, que un día estando almorzando con el rey, de pronto
dio un puñetazo a la mesa y exclamó: "Ya encontré la respuesta para tal y
tal pregunta". Después tuvo que presentar excusas al rey por estar
pensando en otros temas distintos a los que estaban tratando los demás en la
conversación. Pocos meses antes de morir tuvo una visión acerca de lo
sobrenatural y celestial, y desde entonces dejó de escribir. Preguntado por el
Hermano Reginaldo acerca de la causa por la cual ya no escribía más, exclamó:
"Es que, comparando con lo que vi en aquella visión, lo que he escrito es
muy poca cosa". Santo Tomás logró que la filosofía de Aristóteles llegara
a ser parte de las enseñanzas de los católicos. Este santo ha sido el más
famoso profesor de filosofía que ha tenido la Iglesia. Tan importantes son sus
escritos que en el Concilio de Trento (o sea la reunión de los obispos del
mundo), los tres libros de consulta que había sobre la mesa principal eran: la
Sagrada Biblia, los Decretos de los Papas, y la Suma Teológica de Santo Tomás. Decía
nuestro santo que él había aprendido más, arrodillándose delante del crucifijo,
que en la lectura de los libros. Su secretario Reginaldo afirmaba que la
admirable ciencia de Santo Tomás provenía más de sus oraciones que de su
ingenio. Este hombre de Dios rezaba mucho y con gran fervor para que Dios le
iluminara y le hiciera conocer las verdades que debía explicar al pueblo.Su
humildad: Cumplía exactamente aquel consejo de San Pablo: "Consideren
superiores a los demás". Siempre consideraba que los otros eran mejores que
él. Aun en las más acaloradas discusiones exponía sus ideas con total calma;
jamás se dejó llevar por la cólera aunque los adversarios lo ofendieran
fuertemente y nunca se le oyó decir alguna cosa que pudiera ofender a alguno.
Su lema en el trato era aquel mandato de Jesús: "Tratad a los demás como
deseáis que los demás os traten a vosotros". Su devoción por la Virgen
María era muy grande. En el margen de sus cuadernos escribía: "Dios te
salve María". Y compuso un tratado acerca del Ave María.
SU MUERTE
El Sumo Pontífice lo envió al
Concilio de Lyon, pero por el camino se sintió mal y fue recibido en el
monasterio de los monjes cistercienses de Fosanova. Cuando le llevaron por
última vez la Sagrada Comunión exclamó: "Ahora te recibo a Ti mi Jesús, que
pagaste con tu sangre el precio de la redención de mi alma. Todas las
enseñanzas que escribí manifiestan mi fe en Jesucristo y mi amor por la Santa
Iglesia Católica, de quien me profeso hijo obediente".
Murió el 7 de marzo de 1274 a la edad
de 49 años.
Fue declarado santo en 1323 apenas 50
años después de muerto. Y sus restos fueron llevados solemnemente a la Catedral
de Tolouse un 28 de enero. Por eso se celebra en este día su fiesta.
ORACIÓN A SANTO TOMÁS DE AQUINO
Angélico doctor Santo Tomás, gloria
inmortal de la religión, columna firmísima de la Iglesia, varón santísimo y
sapientísimo, que por los admirables ejemplos de tu inocente vida fuiste
elevado a la cumbre de una perfección consumada, y con tus prodigiosos escritos
eres martillo de los herejes, luz de maestros y doctores, y milagro estupendo
de sabiduría; ¡Oh! quien acertara, Santo mío, a ser en virtud y letras
verdadero discípulo, aprendiendo en el libro de vuestras virtudes y en las
obras que con tanto acierto escribiste la ciencia de los santos, que es la
verdadera y única sabiduría. ¡Quién supiera hermanar, como vos, la doctrina con
la modestia, y la alta inteligencia con la profunda humildad! Alcanzadme del
Señor esta gracia, junto con el inestimable don de la pureza y haced que,
practicando tu doctrina y siguiendo tus ejemplos, consiga la eterna
bienaventuranza. Amén.
HIMNOS Y ORACIONES DE SANTO TOMÁS DE
AQUINO
Oración de Acción de Gracias - luego
de comulgar
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