25 de Enero
La
Conversión de San Pablo
La Sagrada
Biblia, en el capítulo 9 de los Hechos de los Apóstoles, narra así La
Conversión de San Pablo:La Conversión de San Pablo
"Saulo,
respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al
Sumo Sacerdote y le pidió cartas de recomendación para las sinagogas de los
judíos de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores de Cristo, los
pudiera llevar presos y encadenados a Jerusalén.
Y sucedió
que yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una
luz venida del cielo; cayó en tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo,
Saulo, ¿Por qué me persigues?". El respondió: ¿Quién eres tú Señor? Y oyó
que le decían: "Yo soy Jesús a quien tú persigues. Pero ahora levántate;
entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tendrás que hacer".
Los hombres
que iban con él se habían detenido mudos de espanto, pero no veían a nadie.
Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía los ojos abiertos no veía nada. Lo
llevaron de la mano y lo hicieron entrar en Damasco. Pasó tres días sin comer y
sin beber.
Había en
Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión: ¡Ananías!
El respondió: "Aquí estoy Señor" y el Señor le dijo: "Levántate.
Vete a la calle Recta y pregunta en la casa de Judas por uno de Tarso que se
llama Saulo; mira: él está en oración y está viendo que un hombre llamado
Ananías entra y le coloca las manos sobre la cabeza y le devuelve la vista.
Respondió
Ananías y dijo: "Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los
males que ha causado a tus seguidores en Jerusalén, y que ha venido aquí con
poderes de los Sumos Sacerdotes para llevar presos a todos los que creen en tu
nombre".
El Señor le
respondió: "Vete, pues a éste lo he elegido como un instrumento para que
lleve mi nombre ante los que no conocen la verdadera religión y ante los
gobernantes y ante los hijos de Israel. Yo le mostraré todo lo que tendrá que
padecer por mi nombre".
Fue Ananías.
Entró en la casa. Le colocó sus manos sobre la cabeza y le dijo: "Hermano
Saulo: me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino
por donde venías. Y me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del
Espíritu Santo". Al instante se le cayeron de los ojos unas como escamas y
recobró la vista. Se levantó y fue bautizado. Tomó alimento y recobró las
fuerzas.
Estuvo
algunos días con los discípulos de Damasco y enseguida se puso a predicar en
favor de Jesús, en las sinagogas o casas de oración, y decía que Jesús es el
Hijo de Dios. Todos los que lo escuchaban quedaban admirados y decían: ¿No es
éste el que en Jerusalén perseguía tan violentamente a los que invocaban el
nombre de Jesús? Y ¿No lo habían enviado los Sumos Sacerdotes con cartas de
recomendación para que se llevara presos y encadenados a los que siguen esa
religión? "Pero Saulo seguía predicando y demostraba a muchos que Jesús es
el Mesías, el salvador del mundo".
Saulo se
cambió el nombre por el de Pablo. Y en la carta a los Gálatas dice:
"Cuando Aquél que me llamó por su gracia me envió a que lo anunciara entre
los que no conocían la verdadera religión, me fui a Arabia, luego volví a
Damasco y después de tres años subí a Jerusalén para conocer a Pedro y a Santiago".
Las Iglesias de Judea no me conocían pero decían: "El que antes nos
perseguía, ahora anuncia la buena noticia de la fe, que antes quería
destruir". Y glorificaban a Dios a causa de mí.
Apóstol San
Pablo: que tu conversión sea como un ideal para todos y cada uno de nosotros.
Que también en el camino de nuestra vida nos llame Cristo y nosotros le hagamos
caso y dejemos nuestra antigua vida de pecado y empecemos una vida dedicada a
la santidad, a las buenas obras y al apostolado.
Si lo que
busco es agradar a la gente, no seré siervo de Cristo.
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