martes, 31 de marzo de 2015

MIERCOLES SANTO

La primera parte de la Semana Santa cristiana llega a su fin con la celebración del Miércoles Santo.
El Miércoles Santo marca el final de la Cuaresma y el comienzo de la Pascua. El Miércoles Santo es el día en que se reúne el Sanedrín con Judas Iscariote, el tribunal religioso judío, para condenar a Jesús.

« Al nombre de Jesús toda rodilla se doble -en el
cielo, en la tierra, en el abismo- ,  porque el Señor
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una
muerte de cruz; por eso Jesucristo es Señor, para
gloria de Dios Padre. »
(Antifona de Entrada, Flp 2, 10. 8. 11)


« Salve, Rey nuestro, solamente tú te has
compadecido de nuestros errores. » (Aclamación)


ORACIÓN

Oh Dios, que, para librarnos del poder del enemigo; quisiste que
 tu Hijo muriera en la cruz; concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por Nuestro Señor Jesucristo.



lunes, 30 de marzo de 2015

MARTES SANTO

El Martes Santo continúan las celebraciones de la Semana Santa cristiana, que conforme va acercándose los días de los principales cultos (Jueves y Viernes Santo) siguen su reflexión acerca de diversos pasajes de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Son días propicios para la reflexión profunda en los que la Iglesia nos invita como en una “última llamada” a acercarnos al sacramento de la confesión con el fin de estar preparados para vivir la Vigilia Pascual y el gran acontecimiento de la Pascua. El cristiano debe estar en gracia de Dios para participar con toda la Iglesia del gran banquete de la Eucaristía en la Misa más importante del año.

« No me entregues a la saña de mi adversario, porque, se
levantan contra mí testigos falsos, que respiran violencia. »
(Antifona de Entrada, Sal 26, 12)


« Salve, Rey nuestro, obediente al Padre, fuiste llevado
a la crucifixón, como manso cordero a la matanza. »
(Aclamación)


ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión del Señor, que alcancemos tu perdón. Por Nuestro Señor Jesucristo.

domingo, 29 de marzo de 2015

LUNES SANTO

El Lunes Santo es el segundo de los días de la Semana Santa, cuyo comienzo tiene lugar el Domingo de Ramos, y durante la cual los cristianos conmemoran la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Así se pone de manifiesto en la liturgia de las distintas ceremonias que tienen lugar en Semana Santa en las distintas confesiones cristianas.
Además de los actos celebrados en los templos, diversas manifestaciones populares tienen lugar durante la Semana Santa en todo el mundo, destacando las procesiones que se organizan en muchos pueblos y ciudades.


« Pelea, Señor, contra los que me atacan, guerrea
contra los que me hacen guerra; empuña el escudo
y la adarga, levántate y ven en mi auxilio, Señor
Dios, mi fuerte salvador. »
(Antifona de Entrada, Sal 34, 1-2, Sal 139, 8)


« No me escondas tu rostro el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí, cuando te invoco,
escúchame en seguida. »
(Antifona de Comunión, Sal 101, 3)


ORACIÓN

Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza, y, con la fuerza de la pasión de tu Hijo, levanta nuestra débil esperanza. Por Nuestro Señor Jesucristo.

sábado, 28 de marzo de 2015

DOMINGO DE RAMOS

Conmemoración de la Entrada
del Señor en Jerusalén

En este día la Iglesia recuerda la entrada de Cristo, el Señor, en Jerusalén para consumar su misterio pascual. Por esa razón, en todas las misas se hace memoria de esta entrada del Señor: por la procesión o entrada solemne antes de la misa principal, o por la entrada simple antes de las restantes misas.




El Domingo de Ramos

La liturgia de este día expresa por medio de dos ceremonias, una de alegría y otra de tristeza, los dos aspectos del misterio de la Cruz.

Se trata primero de la bendición y procesión de las Palmas en que todo respira un santo júbilo, el cual nos permite, aún después  de veinte siglos, revivir la escena grandiosa de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.

Luego viene la Misa, cuyos cantos y lecturas se relacionan exclusivamente con el doloroso recuerdo de la Pasión del Salvador.


Bendición de los Ramos y Procesión.

En Jerusalén, y en el siglo IV, se leía en este domingo, y en el lugar mismo en que se realizó, el relato evangélico que nos pinta a Cristo aclamado por las turbas como rey de Israel, y tomando posesión de la capital de su reino. Y, en efecto, Jerusalén era imagen del reino de la Jerusalén celestial.

Luego, el obispo cabalgando sobre un jumento, iba desde la cima del Monte de los Olivos hasta la Iglesia de la Resurrección, rodeado de la muchedumbre que llevaba en la mano ramos  y cantaba himnos y antífonas.

Semejante ceremonia iba precedida de la lectura del paso del Éxodo, relativo  a la salida de Egipto. El pueblo de Dios, acampado a la sombra de las palmeras, junto a las doce fuentes en que Moisés les prometió el maná, era figura del pueblo cristiano que corta ramas de palmeras y manifiesta que su Rey, Jesús, viene a liberar las almas del pecado y a conducirlas a las fuentes bautismales para alimentarlas después con el Maná eucarístico.

La iglesia romana, al adoptar uso tan bello hacia el siglo IX, añadió los ritos de la bendición de los Ramos. En esa bendición, la Iglesia implora sobre  « los que moran en las habitaciones en que se guardan, la salud del alma y cuerpo ».

Este cortejo de cristianos que, con palmas en la mano y entonando triunfantes hosannas, aclama todos los años en el mundo entero y a través de todas las generaciones la realeza de Cristo.

 « Viendo por la fe ese hecho y su significación roguemos al Señor que, lo que aquél pueblo hizo exteriormente, nosotros lo cumplamos también espiritualmente, ganando la victoria sobre el demonio ».

Conservemos religiosamente en nuestras casas uno de los ramos bendecidos. Este sacramental nos alcanzará gracias, por virtud de la oración de la Iglesia, y afinazará nuestra fe en Jesús vencedor del pecado y de la muerte.

miércoles, 25 de marzo de 2015

SAN RUPERTO

27 de Marzo

 San Ruperto
Obispo, misionero
(año 710)

Jesús en la CruzRuperto significa (en alemán) "hombre de fama brillante".
Fue el gran misionero que evangelizó el sur de Alemania, la región de Baviera. Era obispo de la ciudad de Worm. Acompañado de un buen número de misioneros llegó a Baviera en el año 697 y se presentó al duque Teodo, que era pagano, y le pidió permiso para evangelizar en esa región. Como llevaba recomendaciones del rey Childeberto, el duque le concedió el permiso de predicar. Una hermana del duque era cristiana y logró convencerlo para que fuera a escuchar los sermones de San Ruperto, y tanto le agradaron que al poco tiempo se hizo cristiano, y junto con gran número de los empleados de su palacio y de su gobierno se hizo bautizar. Esto facilitó mucho la obra de evangelización de San Ruperto y sus compañeros, porque ya en el gobierno no había oposición a la predicación.

El pueblo de Baviera demostró muy buenas disposiciones para aceptar el cristianismo. Y pronto los templos paganos se fueron transformando en templos cristianos y apoyados por las curaciones milagrosas que hacía, los sermones de San Ruperto lograron un gran número de conversiones.

Junto con sus misioneros fueron recorriendo las orillas del río Danubio predicando y convirtiendo a miles de personas. Llegando a la ciudad de Jerusalén obtuvo del gobierno el permiso de reconstruirla y cambiarle de nombre. Le puso el nombre de Salzburgo (nombre que se ha hecho después mundialmente famoso porque en esa ciudad nació y murió el célebre músico Mozart). En aquella ciudad construyó ocho edificios para obras religiosas y varios templos. Se fue a su tierra Irlanda y se trajo doce nuevos misioneros y convenció a su hermana Santa Erentrudes a que fundara un convento de religiosas allí, y ella y sus monjas contribuyeron mucho a propagar la religión por toda esa región. Los compañeros de San Ruperto eran tan fervorosos que tres de ellos han sido declarados santos por la Iglesia Católica.

El santo no sólo se preocupaba por la instrucción religiosa de su pueblo sino por su progreso material. En los alrededores de Salzburgo había unas fuentes de agua salada y las hizo explotar técnicamente obteniendo sal para todas las gentes de los alrededores.

En Alemania, Austria e Irlanda se levantaron después numerosos templos en honor de este gran misionero y evangelizador, como agradecimiento por sus grandes obras.

Señor: envíanos muchos santos misioneros que despierten la fe de nuestros pueblos y los hagan progresar, material y espiritualmente.

Encomienda a Dios tus afanes y se te cumplirán tus buenos deseos.
(Salmo 54).

SAN BRAULIO

26 de Marzo

 San Braulio
Obispo
(año 651)

Jesús en la CruzBraulio significa: "espada de fuego".
Fue discípulo y amigo del gran sabio San Isidro de Sevilla, al cual le ayudó mucho en la corrección y edición de sus libros.

Al morir su hermano Juan, que era obispo de Zaragoza, el clero y los fieles lo eligieron para que lo reemplazara.

Como obispo se preocupó mucho por tratar de que el pueblo se instruyera más en la religión y por extirpar y acabar con los errores y herejías que se habían propagado, especialmente el arrianismo, una doctrina hereje que negaba que Jesucristo sea Dios verdadero.

Tan grande era la elocuencia de San Braulio y su capacidad para convencer a quienes le escuchaban sus sermones que la gente decía: "Parece que cuando está hablando, es el mismo Espíritu Santo el que le va diciendo lo que él tiene que decir".

Los obispos de España lo encargaron de las relaciones episcopales con el Papa de Roma.

En la catedral, y en el famosísimo santuario de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, pasaba varias horas cada día rezando con especial fervor.

Aborrecía todo lo que fuera lujo y vanidad. Sus vestidos eran siempre pobres, y su comida como la de un obrero de clase baja.

Todas las limosnas que le llegaban las daba para ayudar a los pobres. Y se dedicaba con mucho esmero a enseñar a los ignorantes.

Las gentes decían que era difícil encontrar en el país uno que fuera más sabio que él. Y en sus cartas se nota que había leído muchos autores famosos. Había estudiado muy profundamente la S. Biblia. Y su estilo es elegante y lleno de bondad y de amabilidad. Se firmaba: "Braulio, siervo inútil de los santos de Dios".

Los últimos años tuvo que sufrir mucho por la falta de la vista, algo que para él que era tan gran lector, era un verdadero martirio. Pero aprovechaba su ceguera para dedicarse a rezar y meditar.

Tuvo como alumno a otro gran santo: San Eugenio, obispo.

Poco antes de morir le pareció escuchar aquellas palabras de Jesús: "Ven siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de tu Señor". Y respondió entusiasmado: "Voy pronto, Señor, ya estoy listo". Y murió santamente. Era el año 651.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (San Pablo).

martes, 24 de marzo de 2015

ANUNCIACION DEL SEÑOR

ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
DicMA



SUMARIO:

I. Actualidad litúrgica

II. Datos históricos y teológicos de la celebración

III. Interpretación exegética de la anunciación:
1. El género literario;
2. Análisis exegético de la pericopa

IV. Comentario homilético actualizado:
1. El Hijo del Altísimo e Hijo de Dios;
2. La hija de Sión, madre y sierva.



I. Actualidad litúrgica

La fiesta de la Anunciación del Señor tiene su propio significado original. Guarda una estrecha relación con la fiesta de Navidad. Pero los historiadores y los liturgistas admiten que no hay elementos suficientes para determinar cuál ha sido el influjo y el predominio entre las dos fechas. La anunciación se inscribe bajo el signo del realismo de la encarnación y en la dimensión de la historia de la salvación. No es un elemento de devoción o una reflexión teológica sobre el depósito de la revelación. Es ante todo y sustancialmente un acontecimiento y como tal tiene que destacarse sobre las demás celebraciones. Dice que el Verbo se ha hecho carne y plantó su tienda entre los hombres (cf Jn 1,14); que quiso mostrarse en la fragilidad de la desnudez y del rebajamiento (Flp 2,5-8).

La visita del Señor a su pueblo había sido anunciada de antemano con insistencia; no había dudas sobre su venida. Seguía siendo un misterio el modo en que aparecería el Señor. Y aquí es donde se manifestó la novedad. No pasó por entre los hombres, sino que se detuvo; no se dirigió a los hombres desde fuera, sino que se hizo humanidad y lo asumió todo desde dentro. Un Dios de los hombres, que habla y actúa en el corazón mismo de la experiencia humana. En nuestro momento histórico, en que se parte cada vez más del hombre, de su descubrimiento, de su significado, de su centralidad, el acontecimiento de la encarnación es un hecho de extraordinaria actualidad. Es la propuesta de Dios que abre a la historia humana dimensiones infinitas. La finitud humana sigue estando siempre disponible a ser signo, incluso de la presencia personal de Dios. A pesar de seguir siendo el totalmente Otro, Dios se ha hecho hombre y hay que buscarlo por tanto en la realidad de los hombres. La historia de la salvación está dominada y caracterizada por una opción desconcertante de Dios: la encarnación. Todo el misterio cristiano está bajo el signo del Dios-hombre. Por eso la solemnidad litúrgica de la Anunciación del Señor no es solamente el comienzo, sino la clave de lectura y de comprensión de todo lo que viene después. La exaltación de Jesús, que hace de él el Señor para siempre, no tiene que atenuar nunca el misterio del hombre Jesús, ya que "cuando vino la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para que... recibiésemos la adopción de hijos" (Gál 4,4-5).



II. Datos históricos y teológicos de la celebración

Parece ser que no existe ninguna mención cierta de una celebración del día de la Anunciación hasta el X concilio de Toledo (año 656). Este concilio no habla tampoco de modo explícito de una fiesta de la Anunciación; constata que la madre del Verbo no tiene todavía una fiesta que se celebre en todas partes el mismo día. En España hay una gran festivitas gloriosae Matris, pero se fija en días diferentes. Entre estas fechas está la del 25 de marzo, pero hay también otras, por ejemplo durante el adviento. Parece ser que se encontraban frente a una fiesta de la maternidad virginal, vinculada estrechamente bien con la concepción de Jesús (25 de marzo), bien con su nacimiento (tiempo de adviento).

Es probable que ya en el s. iv, en Palestina, hubiera una fiesta en la que se celebrase la encarnación y consiguientemente la anunciación. Efectivamente, se sabe que santa Elena edificó una gran basílica sobre el lugar donde la tradición situaba la casa y la gruta de la Virgen. Pues bien, en cada basílica se conmemoraba el misterio correspondiente 1.

¿Por qué precisamente la fecha del 25 de marzo? Prescindiendo de su correlación con el día de Navidad, el 25 de marzo es el equinoccio de primavera. Desde los tiempos de Tertuliano había tradiciones que recordaban esta fecha como la de la creación del mundo (también a veces como la de la creación del hombre) y de la concepción de Cristo. Posteriormente se añadió también a ello la conmemoración de la muerte de Cristo. A ello parece aludir igualmente san Agustín. Calculando sobre la simbología de los números, dice que la gestación perfecta comprendería el período exacto de nueve meses y seis días. Esto es lo que se pudo verificar para la perfección del cuerpo de Cristo: "... Sicut a majoribus traditum suspiciens Ecclesiae custodit auctoritas. Octavo enim kalendas apriles [25 de marzo] conceptus creditus, quo et passuss... Natus autem traditur octavo kalendas januarias [25 de diciembre]" (De Trinitate IV, 5,9: PL 42,834). También el Sacramentario Gregoriano preadriano (edición Mohlberg) refiere: "... VIII kalendas apriles Adnunciacio Sanctae Dei Genitricis et Passio ejusdem Domini".

Hay que distinguir con cuidado entre la fiesta de la Anunciación como recuerdo festivo del hecho y la fiesta del 25 de marzo. En la iglesia existió siempre la primera, al menos desde los tiempos de la institución de Navidad, de la que es inseparable. En el s. v tenemos algunos sermones natalicios de san Pedro Crisólogo y de san León Magno; algunos de ellos tienen como objeto directo no ya el nacimiento de Cristo, sino el anuncio del ángel. También el himno / Akáthistos fue compuesto para la fiesta de la Anunciación.

En los últimos siglos la denominación oficial de la fiesta ha sido: "Annuntiatio b. Mariae Virginis". En la época más antigua se usaban además otras expresiones, como: "Annuntiatio angeli ad b. Mariam Virgiñem". Pero sobre todo se hace mención de Jesús, ya que la fiesta más antigua debió ser en recuerdo del Señor. He aquí algunos títulos: "Annuntiatio Domini", "Annuntiatio Christi" e incluso "Conceptio Christi". Pero la referencia intensa a María hizo que ya desde muy antiguo fuese una fiesta en honor de la Virgen.

La gran variedad de' fechas va ligada a la concepción del año litúrgico y eclesiástico. En oriente no había una idea muy rígida en este sentido; por ello las fiestas de los santos y las de la Virgen estaban esparcidas a lo largo de todo el año. En occidente, por el contrario, sobre todo en España, no solían celebrarse fiestas de santos durante el período cuaresmal. De aquí la decidida fijación de la fecha de la Anunciación el día 18 de diciembre, en pleno período de adviento. En Roma fueron más posibilistas. El antiguo Misal Gelasiano y el Gregoriano tienen la fiesta de la Anunciación el 25 de marzo, lo mismo que en oriente. En la liturgia de las témporas de adviento se recuerda la anunciación. Y se introduce tardíamente, el 18 de diciembre, una festividad denominada "Expectatio partus". En estos últimos siglos se llega a una homogeneidad en la fecha de la Anunciación, el 25 de marzo.

Con la reforma litúrgica posterior al concilio Vat II la festividad ha recobrado su nombre más verdadero, debido a una profunda motivación teológica: Anunciación del Señor. Efectivamente, el concilio recuerda la verdadera raíz de toda la grandeza y del carácter único de la persona y de la misión de María: su relación con Cristo (LG 67) [/ Año litúrgico].



III. Interpretación exegética de la anunciación

Se trata de uno de los pasos más conocidos (Lc 1,26-38). En estos últimos decenios ha sido objeto de un número extraordinario de comentarios y de estudios. Todos están de acuerdo en la estructura literaria del mismo. Lucas procede deliberadamente por dípticos, que tienen un valor no meramente estilístico, sino también teológico. Tras el díptico de las anunciaciones, Juan Bautista (1,8-22) y Jesús (1,26-38), con la ampliación de la visitación (1,39-45), viene el díptico de los nacimientos (1,57-58; 2,6-14) y de las circuncisiones (1,59-66; 2,21), con una doble ampliación de Jesús en el templo (2,22-39; 2,41-50).

1. EL GÉNERO LITERARIO. Hay una notable divergencia de interpretación en lo que se refiere al género literario. Muchos están de acuerdo en afirmar que el relato es una copia del esquema del anuncio veterotestamentario, y en particular del anuncio de los nacimientos. Algunos tienden a interpretar el relato sobre todo como anuncio a María, como una llamada ala misma 2. Otros consideran más bien el texto como la venida del Hijo de Dios, en la encarnación 3. Es digno de interés el intento de los que quieren ver en él la inauguración de los últimos tiempos, considerando por eso la anunciación como apocalipsis 4.

Ha sido una feliz intuición de R. Laurentin 5 el haber dado un amplio desarrollo al hecho de que uno de los procedimientos más característicos de Lucas 1-2 consiste en narrar la infancia de Jesús en función de "constantes alusiones a la Escritura". Semejante procedimiento pertenece, según el autor, al género del midrash, que consiste en "penetrar en el espíritu del texto para sacar de él su explicación profunda y su aplicación práctica" (R. Bloch). Tras una primera lectura de la obra de Lucas se saca la impresión de que su contenido es bastante modesto. Pero cuando se tienen en cuenta todas las alusiones y actualizaciones de pasos y de figuras veterotestamentarias a las que recurre el autor, se percibe que nos encontramos en un pleno desarrollo de la historia de la salvación.

Debemos tener en cuenta además otros estudios recientes sobre los / evangelios de la infancia, vistos sobre el trasfondo de la literatura judía. Muchas formas de la literatura intertestamentaria habían considerado siempre la Escritura como punto de referencia radical. Esto es característico del midrash. Pues bien, la primera tradición oral y los evangelios llevan a cabo una inversión completa de la situación. El punto de referencia radical es ahora Cristo. Y si se sigue utilizando la Escritura, ya no sirve a la Escritura, sino que se sirve de la Escritura. La haggadah es una literatura sobre la Escritura; el evangelio es una literatura inspirada por la Escritura, pero proyectada completamente sobre un hombre y sobre un acontecimiento. El midrash es en cierto modo vuelto sobre sí mismo por obra de algunos que, deliberadamente, han reemplazado la Torah por Jesús. Por consiguiente, toda la Escritura se concentra en Jesús y es puesta ahora en constante vinculación y referencia con Jesús 6. El mismo Jesús había dado ya ejemplo de ello, según el evangelio de Lucas. Al aparecerse a los discípulos de Emaús y a los once, Jesús interpreta las Escrituras en función de su persona: "... Empezando por Moisés y todos los profetas, les interpretó lo que sobre él hay en todas las Escrituras" (Lc 24,27); " .. Era necesario que se cumpliera todo lo que está escrito acerca de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos" (Lc 24,44). Aplicado a la anunciación, este procedimiento arroja nueva luz sobre Jesús y María.

2. ANÁLISIS EXEGÉTICO DE LA PERICOPA. El relato está bien ordenado y procede, como ya hemos dicho, por continuas alusiones al AT. Tal es su mérito y su característica. Por eso hay que leerlo con mucha atención.

V. 28: "Alégrate (gr. "jaire"), objeto del favor divino (gr. "kejaritoméne"), el Señor está contigo" : La Vulgata y la antigua versión siriaca se habían limitado a traducir con un simple saludo: "Ave" : En este contexto, la forma imperativa del verbo no quiere expresar el saludo vulgar del mundo griego. Haciendo eco a los anuncios de salvación dirigidos a la hija de Sión, (Sof 3,14; Zac 9,9; etc.), señala el gozo de la buena nueva (cf TOB). No hemos de olvidar que todo el evangelio de Lucas está impregnado de esta constante invitación a la alegría por la presencia misericordiosa y salvífica de Dios en medio de su pueblo. A la Virgen se le da casi un nombre nuevo (kejaritoméne), que suele traducirse de varias maneras: privilegiada, favorecida, agraciada, llena de gracia, etc. Es un nombre que contiene todo un programa y que puede resumir el mensaje de la perícopa. Será un privilegio de la comunidad cristiana el verse colmada de gracia en el amado, es decir, en Jesús (cf Ef 1,6). María anticipa este privilegio porque ha sido escogida como madre del Mesías. Esta vocación única implica, por parte de Dios, una voluntad de amor singular.

María es invitada a alegrarse, lo mismo que antes la hija de Sión, Jerusalén. El motivo es idéntico: "El Señor está contigo". Tanto en un caso como en el otro se trata de la visita mesiánica, que Dios había Prometido desde antaño, pero que se cumple precisamente ahora. O bien, aquello que para Jerusalén no era más que un porvenir cercano, se ha convertido para María en un presente inmediato: la buena nueva, anunciada al pueblo elegido, al resto de Israel, se concentra ahora en su persona. Le toca a ella alegrarse porque el Señor está "con ella", para estar con su pueblo. Está a punto de recibir la visita mesiánica por cuenta de Israel; en esto es realmente el objeto de un favor especial: kejaritoméne '.

V. 29: "A estas palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo': El término con que se habla de la turbación de María es muy fuerte. Estamos en un contexto de teofanía. La emoción de María no es un hecho psicológico, ni un temor de naturaleza moral. Todo el relato nos la presenta como la imagen perfecta del / creyente; su atención se dirige por completo a lo que representan las palabras del ángel, es decir, al anuncio por parte de Dios.

Vv. 30-33: "Has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Será grande y llamado Hijo del Altísimo. El Señor le dará el trono de David, su padre; reinará..." También de otros personajes del AT se dijo que habían encontrado gracia ante Dios (Noé, Moisés, David); pero esto se expresó de manera indirecta y discursiva. Solamente de María y de Moisés (Éx 33,12-17; cf 3,16-17) se afirma esto directamente en la palabra de Dios. De esta manera queda ilustrada, sin la más pequeña sombra de duda, la amplitud de contenido de las primeras palabras del ángel (v. 28): una invitación a la alegría porque ha encontrado gracia ante Dios de forma única y supereminente. En las palabras que siguen hay una referencia transparente a la profecía, a la `almah de Isaías (7,14) y a los vaticinios mesiánicos de Natán (2Sam 7,1216), dirigidos a David y a su descendencia. A diferencia de Mt 1,21, no es José a quien se le encarga que dé nombre a Jesús, sino que este encargo se le confía a María. El hecho de que Jesús haya recibido su nombre de un ángel muestra que en él todo, incluso el nombre, procede de lo alto.

Ésta es la primera etapa del gran anuncio del ángel. El niño que habrá de nacer es el descendiente davídico; Dios le concederá un "reino que no tendrá fin", no ciertamente ligado a las peripecias de la dinastía de David, que había desaparecido como tal desde hacía mucho tiempo. La palabra de 'Dios revela de forma muy clara a la Virgen que ella recibirá, en su persona, la visita mesiánica que habían anunciado los profetas, convirtiéndose ella misma en la madre del mesías. El clima en que nos movemos es el de los vaticinios veterotestamentarios. ¿Se da ya también aquí un indicio de una revelación sobre la divinidad de Jesús en sentido estricto? Volveremos más tarde sobre este tema.

V. 35: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder' del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y llamado Hijo de Dios" Este versículo es considerado, y con razón, como el vértice del relato de la anunciación. En este paso Lucas expresa la confesión de fe de la iglesia primitiva y se muestra en perfecta consonancia con todas las afirmaciones contenidas en su evangelio.

"El Espíritu Santo vendrá sobre ti" (gr. epeléusetai epi sé). El Espíritu que desciende sobre María no es el espíritu profético, sino la "fuerza creadora divina, que crea la vida de este niño único" 8; es el Espíritu principio de vida, como en Rom 1,4 y 1 Cor 15,45, en Jn 3,4-8 y también en Mt 1,18. Solamente tres veces en la biblia el Espíritu de Dios está unido de esta forma (en los Setenta) al verbo epérjomai epi: en Is 32,15, en donde se predica, quizá por primera vez en la literatura profética, una nueva creación: "Hasta que en nosotros se derrame el Espíritu venido de lo alto", en este paso de la anunciación; y finalmente, con una referencia expresa a pentecostés (He 1,8), Jesús dice a sus apóstoles: "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros (gr. epelthóntos eph humás)" : El vínculo evidente entre Lc 1,35 y He 1,8 sugiere una relación muy estrecha entre el libro sobre Jesús y el libro sobré la iglesia. En ambos está al principio la presencia de María.

"El poder del Altísimo te cubrirá con su sombra". Es cada vez más insistente, entre los exegetas, la referencia de este texto al AT, a pesar de la perplejidad de algunos. También la TOB dice expresamente: esta expresión denota en Ex 40,35; Núm 9,18.22; 10,34, la presencia eficaz de Dios en su pueblo (cf Lc 9,34). Yavé cubre con su sombra el tabernáculo y más tarde el templo con su nube; y ahora envuelve a la Virgen para que sea su morada, a fin de llevar a cabo en ella el acto de presencia más grande: el Verbo se hace carne y planta su tienda entre nosotros (Jn 1,14).

"Será santo y llamado Hijo de Dios". La consecuencia más importante de la concepción virginal fue la de engendrar al santo; este tema está en armonía con la teología del tercer evangelio; sobre esto se asienta el título de Hijo de Dios. Jesús es Hijo de Dios en un grado de profundidad desconocida en el AT y en el judaísmo. Es Hijo de Dios de modo absolutamente nuevo; es Hijo porque es santo, nacido de una acción especial del Espíritu y de la fuerza divina; unido a Dios en lo más profundo de su ser 9.

V. 38: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra". El término esclava del Señor no es tanto expresión de humildad como de fe (v. 45), de docilidad, de amor. María se pone en actitud de servicio, en esa larga serie de siervos que tienen su expresión más elevada en el Siervo de Yavé (Is 53). Igualmente hay que destacar que en todos los relatos veterotestamentarios de anuncio se supone el consentimiento de la persona a la que se dirige Yavé; no entra como elemento dentro del esquema literario. Sin embargo, el consentimiento de María se expresa con una cierta solemnidad. Ella se adhiere a la voluntad de Dios; es decir, a Dios que la llama personalmente. El Vat II ha puesto especialmente de manifiesto la actitud de colaboración constante y consciente de María con la obra de Dios y con su Hijo. No se limita esta colaboración al momento de la anunciación, sino que es permanente: "Se ofreció totalmente como sierva del Señor a la persona y a la obra de su Hijo, poniéndose al servicio del misterio de la redención bajo él y con él, con la gracia de Dios omni otente" (LG 56)10 [l Laicos II, 1, a]



IV. Comentario homilético actualizado

El Credo con que los cristianos expresan el contenido de su fe recoge la fórmula sintética del evangelio: "María concibió por obra del Espíritu Santo" (Mt 1,20). Una afirmación desconcertante para muchos. También algunas voces de la teología moderna han tratado de atenuar el choque y hacerlo más accesible, intentando una interpretación del mismo con resultados no siempre satisfactorios. Pero el dato revelado sigue en pie con toda su provocación: ha habido una intervención personal de Dios en la historia, relativa a la Virgen de Nazaret, María, en orden a la encarnación del Verbo de Dios. En el relato evangélico de la anunciación hay que distinguir la realidad, que es objeto de fe, de la presentación de esta realidad, hecha por aquellos a través de cuya obra y de cuya mediación podemos nosotros tener acceso al acontecimiento. En la catequesis hay que insistir en lo esencial: la revelación que se le hizo a María de que sería madre del mesías e Hijo de Dios; Dios que está para venir, por medio de la encarnación del Hijo, concebido virginalmente por obra del Espíritu Santo; la adhesión total de fe que le prestó María.

Con esta misma claridad hay que decir que el resto forma parte del género literario y del proceso redaccional; tiene que interpretarse según los criterios de una sana exégesis, que distingue entre la función de los testigos que atestiguan la realidad de los hechos y la elaboración de este testimonio que se lleva a cabo en la enseñanza de los apóstoles y en la redacción última, que corresponde a los evangelistas.

Estos se han servido generalmente de fuentes orales y escritas y han procedido según su propia perspectiva teológica (DV 11,19). El relato de la anunciación es de un perfecto estilo lucano; así el diálogo entre el ángel y María sirve para introducir dos planos: la propuesta de una maternidad, que se va progresivamente aclarando y dibujando. El ángel representa la autentificación que la tradición bíblica da de una intervención real de Dios, sobre cuya modalidad no es la ocasión de aventurarse demasiado.

Se puede estar de acuerdo con los que se complacen en definir a Lc 12 como un prólogo cristológico, a fin de subrayar que estos dos capítulos forman cuerpo con el conjunto de la obra, por lo que se trata de un solo evangelio, compuesto integralmente por Lucas, sin que pueda separarse una parte de él que pudiera llamarse el "evangelio de la infancia" 11.

Siguiendo la narración, encontramos dos protagonistas: el ángel Gabriel y María. En realidad, los verdaderos protagonistas son Jesús y su madre; por eso se trata realmente de la anunciación del Señor.

1. EL HIJO DEL ALTÍSIMO E Hijo DE Dios. Hay un camino progresivo entre Le 1,32-33 y Le 1,35. Una primera interpretación, fuertemente atestiguada, ve en la primera parte el anuncio de la maternidad mesiánica; se trataría del mesías davídico, según las promesas. En la segunda parte se trataría del nacimiento del Hijo de Dios, plenamente bajo la luz del NT. Hay mucho de verdad en todo esto y con ello el texto recibe una gran iluminación. Hay también quienes llevan aún más adelante este análisis, investigando sobre el patrimonio común veterotestamentario de los orígenes cristianos. Recojamos aquí algunas de esas voces, como hipótesis de investigación.

Hay quien ve en las dos partes del diálogo evangélico una misma afirmación: se trataría de dos confesiones de fe, una más arcaica y otra más reciente, sobre el mismo tema 12. En Le 1,32-33 se podría ver la huella de una cristología muy antigua, que exponía la fe en Cristo en función del tema davídico. La tipología davídica habría servido de marco para la formulación de la fe en Cristo. Le 1,32-33 evoca la entronización final del rey-mesías. Con un procedimiento que volveremos a encontrar a continuación, tiene lugar la transferencia a los orígenes de Jesús de un tema que la tradición anterior utilizaba en un contexto distinto. La predicación primitiva insistió mucho en Jesús hijo de David; él es el fruto, el vástago del gran rey a quien se le habían hecho las promesas. En su resurrección, Pablo (cf su discurso de Antioquía de Pisidia: He 13,2336), ve realizado el gran texto de la entronización mesiánica, pero en su sentido definitivo y trascendente: "Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy" (Sal 2,7). La resurrección es el cumplimiento de las promesas hechas al descendiente davídico y muestra que él es Hijo de Dios.

La cima de este párrafo es Le 1,35, que es posible comparar con Jn 1,14.

Durante mucho tiempo se han preguntado los autores qué es lo que pudieron comprender los diversos protagonistas a propósito de las palabras diseminadas por Le 1-2. Hoy la perspectiva ha cambiado. Cada vez más se miran estos capítulos como un prólogo cristológico, expresado no en forma de himno, como Jn 1,1-18, sino en forma narrativa, aparentemente más sencilla. Hijo de Dios tiene su significado pleno. Efectivamente, Lucas hace de él la expresión por excelencia de la relación misteriosa que une a Jesús con el Padre. Por eso la pone en labios del ángel y se pronuncia siempre bajo la forma de revelación. Nunca la pronuncian los hombres (como ocurre en Mt 14,33; 16,16, etc., y Me 15,39), sino solamente el Padre (Le 3,22; 9,35), los espíritus diabólicos (Le 4,3.9.41; 8,28) y Jesús mismo (Le 10,22; 22,70; cf 20,13; cf TOB).

Los apóstoles no comprendieron a Jesús como Hijo de Dios más que a la luz del misterio pascual y de pentecostés. Lucas, después de haber anticipado esta revelación en la escena de la transfiguración (9,35) y del bautismo (3,22), la anticipa decididamente a la anunciación del Señor, seguramente en 1,35 y con probabilidad en 1,32-33.

Hemos subrayado ya cómo toda la escena de la anunciación está impregnada de alegría sobrenatural, pero la encarnación del Verbo tiene lugar en el misterio y el silencio. El mejor comentario a este acontecimiento es el himno de la carta a los

Filipenses (2,6-11). Es en este contexto de kenosis donde tiene que aceptarse y proponerse.

2. LA /HIJA DE SIÓN, /MADRE Y /SIERVA. Los evangelios de la infancia son el lugar privilegiado del anuncio sobre María, sobre todo en Lucas. Pero el relato de la anunciación es considerado como la summa de todo lo que dice de ella la revelación. La Virgen no es una figura que haya que aislar para poner mejor de relieve sus prerrogativas; tiene que verse en el misterio de Cristo y de la iglesia, en donde asume su valor personal y su función comunitaria. Por esto una teología de los privilegios marianos no consigue muchas veces evitar cierto empobrecimiento de la figura de María. El Vat II no podía encontrar mejores expresiones cuando exhortaba a los teólogos y a los predicadores a evitar toda forma de minimalismo o de maximalismo a la hora de ilustrar "rectamente las tareas y los privilegios de la Virgen, que tienen siempre como finalidad a Cristo, origen de toda verdad, santidad y devoción" ("... munera et privilegia Beatae Virginis, quae semper Christum spectant...": LG 67). En esta perspectiva, el misterio de la anunciación, en la reforma litúrgica que ha nacido del concilio, ha vuelto a tener su denominación: Anunciación del Señor. Recojamos los datos de una verdadera teología bíblica.

María es grande porque se vio asociada, como ninguna otra persona, al misterio del Dios de las misericordias. Fue invitada a la alegría mesiánica como verdadera hija de Sión, es objeto del favor de Dios porque ha sido elegida desde siempre (cf Ef 1,4) para ser madre del Verbo. Su mismo ser está puesto en relación con otro: ella es con todo su ser la madre de Jesús. Puede llegar a ser madre porque "ha encontrado gracia ante Dios" (Le 1,30). Al dibujar el rostro interior de María, Dios no puede hacer otra cosa que revelarse a sí mismo y su plan de gracia. La economía del AT había tenido una verdadera función salvífica; las promesas hechas a Abrahán, a David y a su descendencia habían representado el camino de aquel "que es, que era, que ha de venir" (Ap 1,8). María está en el vértice del AT, cuando las promesas se convierten en cumplimiento. En ella está la permanencia del resto de Israel, la fuerza de los anawim, que se convierten en el lugar privilegiado de la manifestación de Yavé; el Dios-con-nosotros (Is 7,14) ha podido ser visto, escuchado, palpado con nuestras manos (lJn 1,1) porque ante todo se hizo el Dios encarnado en ella.

La grandeza de la persona humana, asumida en el plan de Dios, sobrepasa con mucho cualquiera de nuestras perspectivas. Hay una persona que ha sido escogida y preparada para ser tabernáculo escatológico del Dios presente entre los hombres, puesta constantemente bajo la sombra del Altísimo. Ella ha sido llamada a la colaboración más alta, con todo su ser. El Verbo se hizo carne cuando ella, impulsada por la luz y por la fuerza del Espíritu, se ofreció con plena disponibilidad a la palabra y a los designios de Dios. También María es parte eminente del plan salvífico que Dios nos propone aceptar en la fe. Todo esto tiene un gran valor incluso en el plano ecuménico, ya que sobre esta base es posible un encuentro y un camino ulterior. Efectivamente, para las iglesias reformadas el papel y la misión de María parecen estar en contraste con la unicidad del único mediador entre los hombres y Dios, Jesucristo (1 Tim 2,5-6). Pero hemos de tener siempre presente que los dones y las llamadas de Dios son de siempre y para siempre. Es propio de la inagotable mediación de Cristo suscitar otras mediaciones subordinadas. María, como dice el Vat 11, no oscurece ni disminuye en nada la única mediación de Cristo, sino que muestra su eficacia (LG 60). Hay un anuncio a la Virgen para la maternidad de Cristo, primogénito entre muchos hermanos (Rom 8,29), que contiene también el anuncio de un papel efectivo maternal para con los hermanos de Jesús, aquellos que acogen su palabra (Mc 3,35; Lc 11,27-28; LG 61.62).

Finalmente, se puede subrayar un aspecto de viva actualidad. La irrupción de Dios en la Virgen tiene todas las características de la llamada profética. Dios desarraiga, a lo largo de la historia, a las personas y a las familias de su existencia ordinaria para hacerlas protagonistas de la historia de la salvación. No hay para ellos otra seguridad que la palabra de Dios; no hay otro apoyo que el de su fidelidad. El futuro está totalmente cargado de misterio; exige una constante respuesta de fe. María no pudo prever lo que contenía el misterio de la anunciación; se encontró en las condiciones de virgen-madre (Mt 1,18-19); no comprendió ciertas actitudes y palabras del Hijo (Lc 2,48-50); también ella tuvo que avanzar por el camino de la fe y conservó fielmente su unión con el Hijo hasta la muerte (cf LG 58). -

En contra de cierta hagiografía y de cierta iconografía devocional la anunciación y los años que la siguieron fueron el éxodo de la hija de Sión, la experiencia de la pobreza sin proyectos, la llamada a vivir la radicalidad de Dios. La familia de Nazaret no es sagrada por estar inmersa en una luz y una atmósfera ultraterrena, sino porque es auténtica profecía.

Desde el punto de vista homilético siguen siendo válidas las perspectivas de la Marialis cultus, que presenta la Anunciación del Señor como "fiesta conjunta de Cristo y de la Virgen". Por tanto hay que desarrollar fructuosamente las indicaciones de este documento en la línea cristológica, mariológica y, consiguientemente, eclesiológica y,antropológica. "Con relación a Cristo, el oriente y' el occidente, en las inagotables riquezas de sus liturgias, celebran dicha solemnidad como memoria del fíat salvador del Verbo encarnado, que entrando en el mundo dijo: He aquí que vengo (...) para hacer, oh Dios, tu voluntad (cf Heb 10,7; Sal 39,8-9); como conmemoración del principio de la redención y de la indisoluble y esponsal unión de la naturaleza divina con la humana en la única persona del Verbo. Por otra parte, con relación a María, como fiesta de la 1 nueva Eva, virgen fiel y obediente, que con su fíat generoso (cf Lc 1,38) se convirtió por obra del Espíritu en madre de Dios y también en verdadera madre de los vivientes, y se convirtió también, al acoger en su seno al único Mediador (cf 1Tim 2,5), en verdadera arca de la alianza y verdadero templo de Dios; como memoria de un momento culminante del diálogo de salvación entre Dios y el hombre, y conmemoración del libre consentimiento de la Virgen y de su concurso al plan de la redención" (MC 6) [1 Simbolismo II, 2].

NOTAS: J,Cf de Mahuet en Catholicisme 1, 604-606 - 1 K. Stock, Die Berufung Marias (Le 1,26-38), en Bib. 61 (1980) 457-491, es el representante característico de esta orientación - 3 A. Feuillet, Jésus el sa Mére, d'aprés les récits lucaniens de l'enfance el d ápres saini Jean,.Gabalda, París 1974, 111-127; confrontación bastante sugestiva entre Lc y Jn - 4 L. Legrand, L ánnonce á Marie (Le 1,26-38). Une apocalypse aux origines de l'Evangile, Cerf, París 1981, 127-140. Según el autor, puede llamarse género apocalíptico; en realidad, la palabra revela el misterio escondido en Dios, con vistas a los últimos tiempos. Un apocalipsis que Lucas aplica de modo particular a María, que viene a ser el profeta representativo de la comunidad de los creyentes -- s R. Laurentin, Structure el Théologie de Lue 1-11. Gabalda, París 1964, 93104 -- ^ Ch. Perrot, Les récits d'nfance dans la Haggada antérieure au II' siéele de norte ire, en RSR (1967) 481-518, sobre todo 514-518 -' P. Benoit, L Annune•iazione, en Essegesi e Teología Il, Edizioni Paoline, Roma 1971, 304-305 - " E. Schweizer, Pneuma, en GLNT, X, 962 - v A. George, Jésus fils de Dieu dans l'Evangile selon saini Lue, en RB 72 (1965) 190-191 - 10 E.G. Mori, Figlia di Sion e Serva di Jahvé, Edizioni Dehoniane, Bolonia 1970, 137-158 - 11 Ch. Perrot, l rgceonti dell infanzia di Gesú, Maneo 1-2, Luca 1-2, Gribaudi, Turín 1977, 36-37 - 12 L Legrand, L ánnonee á Marie, sobre todo 1'53-174: La ihéologie erehaique de Le U32-33.

G. Mori
143-153



BIBLIOGRAFÍA: McHugh J., La madre de Jesús en e! Nuevo Testamento, DDB, Bilbao 1978; Brown R.E., The Birth of the Messiah, Chapman, Londres 1978; George A., Eludes sur 1'oeuvre de Luc, Gabalda, París 1979; Perrot Ch., Les récits d enfance dans la Haggada antérieure au IP siéde de norte !re, en RSR (1967); Peretto L., Contenuti e limiti dell Annunciazione (Le 1,28-38). en Identitá dei Servi di María; Marianum, Roma 1975; Schürmann H., II Vangelo di Luca 1, Paideia, Brescia, 1983; Laurentin R., Les Évangiles de l'Enfance du Christ, Desclée, Tournai, 1983; Müller, A. Discorso di Pede sulla madre di Gesú, Queriniana, Brescia 1983; Llamas E., María en la Anunciación y en los misterios de la infancia de Jesús, en EstMar 30 (1968) 99-157; Leal J., El mensaje de la Anunciación a la luz de los distintos mensajes de Dios a su Pueblo, en EstMar 39 (1974) 7-19; Solá F. de P., Según los Padres es María heredera de las promesas y representante de la humanidad en la Anunciación, en EstMar 39 (1974) 37-55.

domingo, 22 de marzo de 2015

SANTA REBECA

Rebeca de Himlaia

Figura de Rebeca de Himlaia, o St. Rafka, en la Catedral San Marón (Ntra. Sra. de Balvanera), Santuario San Charbel, en el Centro Histórico de la ciudad de México.
Rafka Choboq Ar-Rayes
Santa Rebeca del Himlaia
Nacimiento   29 de junio de 1832
Himlaya, Líbano.
Fallecimiento       23 de marzo de 1914
Batroun, Líbano.
Venerada en Líbano
Canonización       2001
Festividad     23 de marzo.
Rafka Choboq Ar-Rayes (n. Himlaya, 29 de junio de 1832 - m. Batroun, 23 de marzo de 1914), en español Santa Rebeca de Himlaya, fue una religiosa maronita libanesa, su nombre real era Petra Choboq Ar-Rayes, descendía de una familia campesina.

Su vida religiosa
Desde su juventud, Petra sintió un profundo amor por Cristo y la Eucaristía, por lo que quería ingresar como novicia en las Hermanas de María, pero la fuerte influencia de los que más tarde serían futuros santos libaneses, los maronitas, Chárbel Makhlouf y Nimatullah Al-Hardini, la volvieron hacia el monasterio maronita de San José de Batroun, al cual ingresó en 1897, tomando el nombre de Sor Rafka (en español, Rebeca).
Sus últimos años
Sor Rafka se caracterizó también por el amor que sintió hacia los enfermos y los niños abandonados, y oraba por ellos. En 1899, la religiosa sufre de diversas enfermedades, queda paralítica y ciega, pero su fe no se quebrantó, y ofreció sus dolores físicos para propiciación de los pecados de toda la humanidad, sobre todo, de su nación.
Murió en Batroun en 1914, a la edad de 82 años, fue beatificada en 1985, y canonizada en Roma por Juan Pablo II el 10 de Junio de 2001.

SAN JOSE

San José de Nazaret
Patriarca - Padre - Casto - Confesor - Primero de entre todos los Santos - Hombre justo - Obrero
Apodo    El santo silencioso
Nacimiento   Fecha desconocida
Belén de Judá
Fallecimiento       Antes del inicio de la vida pública de Jesús
Nazaret de Galilea
Venerado en Iglesia católica, Iglesia ortodoxa
Festividad     19 de marzo Romano
Domingo siguiente a la Navidad Bizantino
3 de enero Mozárabe
1 de mayo San José Obrero (fiesta del trabajo)
Atributos       Por antonomasia, con el niño Jesús en brazos.
Vara florida, con azucena o nardo.
Cayado.
Serrucho de carpintero.
Patronazgo   Iglesia universal (declarado por el papa Pío IX en 1870)
Países: Austria, Bélgica, Canadá, Corea del Sur, Italia, México, Nueva Caledonia, Panamá, Perú, Vietnam
Ciudades y municipios: San José; Turín; Municipio Antolín del Campo
Personas: carpinteros, emigrantes, viajeros, niños por nacer
Por antonomasia, es el «patrono de la buena muerte» por atribuírsele haber muerto en brazos de Jesús y María. También es patrono de la Acción Católica Argentina, y se lo considera protector de la familia cristiana
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José de Nazaret (heb.יוסף הקדוש) fue, en el cristianismo y según diversos textos neotestamentarios, el esposo de María, la madre de Jesús de Nazaret y, por tanto, padre putativo de Jesús. Según el Evangelio de Mateo, era de oficio artesano (en el original griego, «τεχτων»; Mateo 13:55a), lo que ya en los primeros siglos del cristianismo se concretó en carpintero, profesión que habría enseñado a su hijo, de quien igualmente se indica que era "artesano" (Marcos 6:3a). Era de condición humilde, aunque las genealogías de Mateo 1:1-17 y Lucas 3:23-38 lo presentan como perteneciente a la estirpe del rey David. Se ignora la fecha de su muerte, aunque se acepta que José de Nazaret murió cuando Jesucristo tenía ya más de 12 años pero antes del inicio de su predicación. En efecto, el Evangelio de Lucas menciona a «los padres» de Jesús cuando éste ya cuenta con 12 años (Lucas 2:41-50), pero no se menciona a José de Nazaret en los evangelios sinópticos durante el ministerio público de Jesús, por lo que se presume que murió antes de que éste tuviera lugar. Las Escrituras señalan a José como «justo» (Mateo 1:19), que implica su fidelidad a la Torá y su santidad.
La figura de José fue contemplada y admirada por diversos Padres y Doctores de la Iglesia y es hoy objeto de estudio de una rama particular de la Teología, la Josefología. La exhortación apostólica Redemptoris custos, escrita por Juan Pablo II y publicada el 15 de agosto de 1989, es considerada la carta magna de la teología de San José

sábado, 21 de marzo de 2015

SAN CIRILO DE JERUSALEN

18 de Marzo

 San Cirilo de Jerusalén
Doctor de la Iglesia
(año 386)

 Jesús es bajado de la CruzSan Cirilo nació cerca de Jerusalem y fue Arzobispo de esa ciudad durante 30 años, de los cuales estuvo 16 años en destierro. 5 veces fue desterrado: tres por los de extrema izquierda y dos por los de extrema derecha.
Era un hombre suave de carácter, enemigo de andar discutiendo, que deseaba más instruir que polemizar, y trataba de permanecer neutral en las discusiones. Pero por eso mismo una vez lo desterraban los de un partido y otra vez los del otro.

Aunque los de cada partido extremista lo llamaban hereje, sin embargo San Hilario (el defensor del dogma de la Santísima Trinidad) lo tuvo siempre como amigo, y San Atanasio (el defensor de la divinidad de Jesucristo) le profesaba una sincera amistad, y el Concilio general de Constantinopla, en el año 381, lo llama "valiente luchador para defender a la Iglesia de los herejes que niegan las verdades de nuestra religión".

Una de las acusaciones que le hicieron los enemigos fue el haber vendido varias posesiones de la Iglesia de Jerusalem para ayudar a los pobres en épocas de grandes hambres y miserias. Pero esto mismo hicieron muchos obispos en diversas épocas, con tal de remediar las graves necesidades de los pobres.

El emperador Juliano, el apóstata, se propuso reconstruir el templo de Jerusalem para demostrar que lo que Jesús había anunciado en el evangelio ya no se cumplía. San Cirilo anunció mientras preparaban las grandes cantidades de materiales para esa reconstrucción, que aquella obra fracasaría estrepitosamente. Y así sucedió y el templo no se reconstruyó.

San Cirilo de Jerusalem se ha hecho célebre y ha merecido el título de Doctor de la Iglesia, por unos escritos suyos muy importantes que se llaman "Catequesis". Son 18 sermones pronunciados en Jerusalem, y en ellos habla de la penitencia, del pecado, del bautismo, y del Credo, explicándolo frase por frase. Allí instruye a los recién bautizados acerca de las verdades de la fe y habla bellísimamente de la Eucaristía.

En sus escritos insiste fuertemente en que Jesucristo sí esta presente en la Santa Hostia de la Eucaristía. A los que reciben la comunión en la mano les aconseja: "Hagan de su mano izquierda como un trono en el que se apoya la mano derecha que va a recibir al Rey Celestial. Cuidando: que no se caigan pedacitos de hostia. Así como no dejaríamos caer al suelo pedacitos de oro, sino que los llevamos con gran cuidado, hagamos lo mismo con los pedacitos de Hostia Consagrada".

Al volver de su último destierro que duró 11 años, encontró a Jerusalem llena de vicios y desórdenes y divisiones y se dedicó con todas sus fuerzas a volver a las gentes al fervor y a la paz, y a obtener que los que se habían pasado a las herejías volvieran otra vez a la Santa Iglesia Católica.

A los 72 años murió en Jerusalem en el año 386.

En 1882 el Sumo Pontífice lo declaró Doctor de la Iglesia.

SAN PATRICIO

Biografia
Tanto la fecha como el lugar de nacimiento de Patricio son difíciles de determinar. Según sus propios escritos nació en una pequeña villula cercana al vicus de Bannavem Taberniae y, aunque era claramente un britano del norte, la localización exacta del lugar ha sido muy debatida.1 Probablemente se trate de una de las pequeñas poblaciones cercanas al Muro de Adriano,2 y una de las interpretaciones más verosímiles es que se trataría de una propiedad situada unos veinticuatro kilómetros hacia el interior desde Carlisle (Luguvalium)3 cerca del fuerte romano de Birdoswald.a 5 6 b
Patricio era hijo de Calpurnius, un diácono cristiano que también era decurión, lo que probablemente significaba en la época que ostentaba alguna clase de alto cargo civil, además de poseer tierras y disponer de servicio. Su abuelo, Potitus, también era religioso y es presentado como presbítero. Fuentes posteriores informan que su madre se llamaba Concessa y que Patricio podría tener también nombres britónicos: Magonus o Succetus.8
Cuando Patricio era todavía un adolescente, sobre los 16 años (Conf., 1), fue hecho prisionero durante una incursión de piratas «escotos», que también significó la destrucción de la casa de la familia (Epist., 10), trasladado a Irlanda y esclavizado.9 En sus escritos solo menciona un nombre de lugar que permita intentar localizar la zona donde vivió en Irlanda: silva Flocuti, es decir el 'bosque de Flocut', situado cerca del «mar occidental» (Conf., 23). Se han propuesto varias alternativas en las proximidades de la costa noroeste de Irlanda, entre las que la que cuenta con un consenso más general es la zona antiguamente boscosa de Killala en el condado de Mayo.10 En cualquier caso estuvo cautivo seis años (Conf., 17), tiempo en el que dispuso de un maestro y muy probablemente aprendió a hablar irlandés,11 hasta que, según su relato, un sueño le anunció que su libertad estaba próxima y un barco le estaba esperando, por lo que decidió escapar y caminó unas doscientas millas (unos trescientos kilómetros). Esto situaría su destino en la costa sur de Irlanda, algo más coherente con sus explicaciones que un viaje hacia el oeste, es decir en algún puerto situado entre Bantry y Wexford, donde efectivamente encontró un barco, cuyo capitán y tripulación eran paganos, en el que aceptaron admitirlo y que, tras tres días de navegación, llegó a su destino.12
Dada la escasez de datos concretos que ofrece Patricio en su Confessio la siguiente es la etapa de su itinerario que ha dado lugar a más interpretaciones contrapuestas. Su descripción supone que su regreso a Britania no fue inmediato, tres días parece un tiempo demasiado largo para la travesía del mar de Irlanda y además se sabe que los puertos del sur de Irlanda mantenían en la época un activo comercio con la Galia, por lo que su destino más probable parece el noroeste de la península de Bretaña.13 Existe una arraigada tradición que sitúa a Patricio visitando muy diferentes lugares, ya sea en la Galia, como Auxerre, o incluso más alejados, como el Monasterio de Lérins en la isla Saint-Honorat o la misma ciudad de Roma,14 pero su narración solo consiste en describir un itinerario de veintiocho días a través de tierras completamente desiertas hasta llegar a un lugar habitado (Conf., 22).13 La estancia en la Galia se infiere, sin que se pueda descartar hasta que punto tradiciones posteriores estén basadas en sucesos reales, del hecho de que es el único otro lugar mencionado explícitamente en sus escritos (Conf., 43 y Epist., 14),14 y también de que el latín que emplea parece presentar características que solo pueden haberse aprendido allí,15 aunque el argumento depende de la relación entre el latín hablado y el escrito por Patricio, que es el que conocemos, de lo prolongada que pudiera haber sido su estancia, así como de la persistencia del latín vulgar común en la Britania del siglo v.15 También es complicada la cronología, y el contexto de un viaje por tierras desérticas en el continente se ha intentado relacionar tanto con las invasiones que sufrió la Galia en el año 407, como con la rebelión de los armoricanos de Tibatto en 437.15
Patricio se acabó convirtiendo en predicador del Evangelio en Irlanda, isla que en esos tiempos se encontraba dividida en numerosos clanes sometidos a la poderosa autoridad de los druidas. Se adaptó muy bien a las condiciones sociales del lugar, formando un clero local y varias comunidades cristianas, respetando las tradiciones y costumbres propias de sus habitantes. Se le conoce como el Apóstol de Irlanda, donde murió hacia el año 461 a causa de su vejez.
Una tradición irlandesa le atribuye la hazaña de haber librado la isla de serpientes. Actualmente, Irlanda es la única región de las islas británicas que no posee ofidios silvestres, debido a su separación de Gran Bretaña poco después de finalizar la última glaciación.

Ruinas del fuerte romano de Birdoswald, probablemente cercano a la casa familiar y lugar de nacimiento de san Patricio.
Escritos

Se conservan dos escritos procedentes de Patricio: la Confessio y la Epistola ad milites Corotici. El título de la primera (Confesión) procede del propio autor, mientras que el de la segunda se deduce de su contenido, ya que es una Carta dirigida a los soldados de Coroticus.16 Este Coroticus es generalmente identificado con Ceretic Guletic, el primero de los reyes conocidos del Reino de Strathclyde.17
La Confessio es un relato de la vida y viajes de Patricio, narración acompañada de sus meditaciones y en un estilo reflexivo que podría remontarse al modelo de las epístolas de san Pablo.18 Se conserva en varios manuscritos medievales, el más antiguo de los cuales es el Libro de Armagh,19 datado algo después del año 800.3 20
Festividades y legado[
Su fiesta, el Día de San Patricio, se celebra el día 17 de marzo y es muy celebrada en Irlanda, de donde es patrón. San Patricio tuvo que explicar una vez lo que era la Santísima Trinidad. Para que todos lo entendieran, utilizó un trébol como muestra, explicando que la Santísima Trinidad, al igual que el trébol, era una misma unidad, pero con tres personas diferentes. La primera hoja de trébol era el Padre, la segunda era el Hijo, y la última el Espíritu Santo. Luego de ello, el trébol de tres hojas que representa a las tres personas de la Trinidad, pasó a ser un símbolo de la iglesia de Irlanda.
San Patricio escribió una carta de agradecimiento que decía lo siguiente:
Sin cesar doy gracias a Dios que me mantuvo fiel el día de la prueba. Gracias a Él puedo hoy ofrecer con toda confianza a Cristo, quien me liberó de todas mis tribulaciones, el sacrificio de mi propia alma como víctima viva, y puedo decir: ¿Quién soy yo, y cuál es la excelencia de mi vocación, Señor, que me has revestido de tanta gracia divina? Tú me has concedido exultar de gozo entre los gentiles y proclamar por todas partes tu nombre, lo mismo en la prosperidad que en la adversidad. Tú me has hecho comprender que cuanto me sucede, lo mismo bueno que malo, he de recibirlo con idéntica disposición, dando gracias a Dios que me otorgó esta fe inconmovible y que constantemente me escucha. Tú has concedido a este ignorante el poder realizar en estos tiempos esta obra tan piadosa y maravillosa, imitando a aquellos de los que el Señor predijo que anunciarían su Evangelio para que llegue a oídos de todos los pueblos. ¿De dónde me vino después este don tan grande y tan saludable: conocer y amar a Dios, perder a mi patria y a mis padres y llegar a esta gente de Irlanda, para predicarles el Evangelio, sufrir ultrajes de parte de los incrédulos, ser despreciado como extranjero, sufrir innumerables persecuciones hasta ser encarcelado y verme privado de mi condición de hombre libre, ¿por el bien de los demás?
Dios me juzga digno de ello, estoy dispuesto a dar mi vida gustoso y sin vacilar por su nombre, gastándola hasta la muerte. Mucho es lo que debo a Dios, que me concedió gracia tan grande de que muchos pueblos renacieron a Dios por mí. Y después les dio crecimiento y perfección. Y también porque pude ordenar en todos aquellos lugares a los ministros para el servicio del pueblo recién convertido; pueblo que Dios había llamado desde los confines de la tierra, como lo había prometido por los profetas: A ti vendrán los paganos, de los extremos del orbe, diciendo: «Qué engañoso es el legado de nuestros padres, qué vaciedad sin provecho». Y también: Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.
Allí quiero esperar el cumplimiento de su promesa infalible, como afirma en el Evangelio: Vendrán de Oriente y Occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac, Jacob.

SAN HERIBERTO

Heriberto de Colonia (Worms, c. 970 - Colonia, 16 de marzo de 1021), santo de la Iglesia católica, fue arzobispo de Colonia, canciller del emperador Otón III y fundador de la abadía de Deutz.
Heriberto era hijo del duque Hugo de Worms. Tras estudiar en la escuela de la catedral de Worms, su ciudad natal, pasó algún tiempo en el monasterio benedictino de Gorza, situado en el ducado de Lorena. Después de este periodo fue nombrado rector de la catedral de Worms. En 994 fue ordenado sacerdote. Ese mismo año el rey Otón III le nombró canciller para Italia y cuatro años más tarde, también para Alemania, cargo que mantuvo hasta la muerte del emperador en 23 de enero de 1002. Como canciller, Heriberto se convirtió en el consejero más importante de Otón III, a quien acompañó a Roma en 996 y 997. Todavía estaba en Italia cuando en 999 fue elegido arzobispo de Colonia.
Recibió la investidura eclesiástica y el palio de parte del papa Silvestre II el 9 de julio de 999 en la ciudad italiana de Benevento, siendo consagrado en la Catedral de Colonia en día de Navidad de ese mismo año. El año 1002 estuvo presente en el lecho de muerte del emperador en Paterno. Cuando regresaba a Alemania con los restos del emperador y la insignia imperial, fue hecho prisionero por un tiempo por el futuro rey Enrique II, a cuya candidatura Heriberto se había opuesto inicialmente. Tan pronto como Enrique fue elegido nuevo rey, el 7 de junio de 1002, cambió de postura para pasar a reconocer al nuevo rey y servirlo fielmente, acompañándolo a Roma en 1004 y mediando entre el monarca y la Casa de Luxemburgo entre otras obras. Sin embargo Heriberto nunca se ganó la total confianza de Enrique II hasta el año 1021, cuando el rey reconoció su error y pidió perdón al arzobispo, el mismo año de la muerte del santo.
Heriberto fundó el monasterio benedictino y la iglesia de Deutz, al que hizo generosos donativos y donde se encuentra su tumba. Heriberto fue considerado santo ya en vida. El papa Gregorio VII lo canonizó entre 1073 y 1075. Su fiesta se celebra el mismo día de su fallecimiento, el 16 de marzo.

SANTA MATILDE

14 de Marzo

 Santa Matilde
Reina

Santa Matilde, Matilde significa: "valiente en la batalla"
Era descendiente del famoso guerrero Widukind e hija del duque de Westfalia. Desde niña fue educada por las monjas del convento de Erfurt y adquirió una gran piedad y una fortísima inclinación hacia la caridad para con los pobres.

Muy jóven se casó con Enrique, duque de Sajonia (Alemania). Su matrimonio fue excepcionalmente feliz. Sus hijos fueron: Otón primero, emperador de Alemania; Enrique, duque de Baviera; San Bruno, Arzobispo de Baviera; Gernerga, esposa de un gobernante; y Eduvigis, madre del famoso rey francés, Hugo Capeto.

Su esposo Enrique obtuvo resonantes triunfos en la lucha por defender su patria, Alemania, de las invasiones de feroces extranjeros. Y él atribuía gran parte de sus victorias a las oraciones de su santa esposa Matilde.

Enrique fue nombrado rey, y Matilde al convertirse en reina no dejó sus modos humildes y piadosos de vivir. En el palacio real más parecía una buena mamá que una reina, y en su piedad se asemejaba más a una religiosa que a una mujer de mundo. Ninguno de los que acudían a ella en busca de ayuda se iba sin ser atendido.

Era extraordinariamente generosa en repartir limosnas a los pobres. Su esposo casi nunca le pedía cuentas de los gastos que ella hacía, porque estaba convencido de que todo lo repartía a los más necesitados. Tampoco se disgustaba por las frecuentes prácticas de piedad a que ella se dedicaba, la veía tan bondadosa y tan fiel que estaba convencido de que Dios estaba contento de su santo comportamiento.

Después de 23 años de matrimonio quedó viuda, al morir su esposo Enrique. Cuando supo la noticia de que él había muerto repentinamente de un derrame cerebral, ella estaba en el templo orando. Inmediatamente se arrodilló ante el Santísimo Sacramento y ofreció a Dios su inmensa pena y mandó llamar a un sacerdote para que celebrara una misa por el descanso eterno del difunto. Terminada la misa, se quitó todas sus joyas y las dejó como un obsequio ante el altar, ofreciendo a Dios el sacrificio de no volver a emplear joyas nunca más.

Su hijo Otón primero fue elegido emperador, pero el otro hermano Enrique, deseaba también ser jefe y se declaró en revolución. Otón creyó que Matilde estaba de parte de Enrique y la expulsó del palacio. Ella se fue a un convento a orar para que sus dos hijos hicieran las paces. Y lo consiguió. Enrique fue nombrado Duque de Baviera y firmó la paz con Otón. Pero entonces a los dos se les ocurrió que todo ese dinero que Matilde afirmaba que había gastado en los pobres, lo tenía guardado. Y la sometieron a pesquisas humillantes. Pero no lograron encontrar ningún dinero. Ella decía con humor: "Es verdad que se unieron contra mí, pero por lo menos se unieron".

Y sucedió que a Enrique y a Otón empezó a irles muy mal y comenzaron a sucederles cosas muy desagradables. Entonces se dieron cuenta de que su gran error había sido tratar tan mal a su santa madre. Y fueron y le pidieron humildemente perdón y la llevaron otra vez a palacio y le concedieron amplia libertad para que siguiera repartiendo limosnas a cuantos le pidieran.

Ella los perdonó gustosamente. Y le avisó a Enrique que se preparara a bien morir porque le quedaba poco tiempo de vida. Y así le sucedió.

Otón adquirió tan grande veneración y tan plena confianza con su santa madre, que cuando se fue a Roma a que el Sumo Pontífice lo coronara emperador, la dejó a ella encargada del gobierno de Alemania.

Sus últimos años los pasó Matilde dedicada a fundar conventos y a repartir limosnas a los pobres. Otón, que al principio la criticaba diciendo que era demasiado repartidora de limosnas, después al darse cuenta de la gran cantidad de bendiciones que se conseguían con las limosnas, le dio amplia libertad para dar sin medida. Dios devolvía siempre cien veces más.

Cuando Matilde cumplió sus 70 años se dispuso a pasar a la eternidad y repartió entre los más necesitados todo lo que tenía en sus habitaciones, y rodeada de sus hijos y de sus nietos, murió santamente el 14 de marzo del año 968.

Matilde: reina santa y generosa: haz que todas las mujeres del mundo que tienen altos puestos o bienes de fortuna, sepan compartir sus bienes con los pobres con toda la generosidad posible, para que así se ganen los premios del cielo con sus limosnas en la tierra.