San Braulio
Obispo
(año 651)
Jesús en la
CruzBraulio significa: "espada de fuego".
Fue
discípulo y amigo del gran sabio San Isidro de Sevilla, al cual le ayudó mucho
en la corrección y edición de sus libros.
Al morir su
hermano Juan, que era obispo de Zaragoza, el clero y los fieles lo eligieron
para que lo reemplazara.
Como obispo
se preocupó mucho por tratar de que el pueblo se instruyera más en la religión
y por extirpar y acabar con los errores y herejías que se habían propagado,
especialmente el arrianismo, una doctrina hereje que negaba que Jesucristo sea
Dios verdadero.
Tan grande
era la elocuencia de San Braulio y su capacidad para convencer a quienes le
escuchaban sus sermones que la gente decía: "Parece que cuando está
hablando, es el mismo Espíritu Santo el que le va diciendo lo que él tiene que
decir".
Los obispos
de España lo encargaron de las relaciones episcopales con el Papa de Roma.
En la
catedral, y en el famosísimo santuario de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza,
pasaba varias horas cada día rezando con especial fervor.
Aborrecía
todo lo que fuera lujo y vanidad. Sus vestidos eran siempre pobres, y su comida
como la de un obrero de clase baja.
Todas las
limosnas que le llegaban las daba para ayudar a los pobres. Y se dedicaba con
mucho esmero a enseñar a los ignorantes.
Las gentes
decían que era difícil encontrar en el país uno que fuera más sabio que él. Y
en sus cartas se nota que había leído muchos autores famosos. Había estudiado
muy profundamente la S. Biblia. Y su estilo es elegante y lleno de bondad y de
amabilidad. Se firmaba: "Braulio, siervo inútil de los santos de
Dios".
Los últimos
años tuvo que sufrir mucho por la falta de la vista, algo que para él que era
tan gran lector, era un verdadero martirio. Pero aprovechaba su ceguera para
dedicarse a rezar y meditar.
Tuvo como
alumno a otro gran santo: San Eugenio, obispo.
Poco antes
de morir le pareció escuchar aquellas palabras de Jesús: "Ven siervo bueno
y fiel; has sido fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de
tu Señor". Y respondió entusiasmado: "Voy pronto, Señor, ya estoy
listo". Y murió santamente. Era el año 651.
Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece (San Pablo).
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