El Cardenal
Stepinac, fue la Cabeza de la Iglesia Croata desde 1934 hasta su muerte en
1960. A partir de 1945 imperó el régimen comunista bajo las órdenes del
Mariscal Tito, quien lo enjuició y torturó sin éxito para doblegar su voluntad.
Alojzije
Stepinac nació el 8 de mayo de 1898 un pequeño pueblo de Croacia llamado
Krasic. Sus padres, campesinos humildes, lo educan en la verdad y en el amor a
la vida. Cuando era aún joven, Alojzije, decide consagrar su vida al servicio
de Dios. Los tiempos no eran fáciles. Europa había pasado la primera Guerra
Mundial y todos conocían el hambre, la desolación y la pérdida de los valores
fundamentales.
El 26 de
octubre de 1930, a los 32 años de edad, fue ordenado sacerdote en Roma. tan
solo 4 años después, es consagrado Arzobispo, con derecho a la sucesión para la
ciudad de Zagreb. Así se convirtió en el Arzobispo más joven de toda la Iglesia
en el mundo. Ese cargo lo asumió por mérito propio. Tenía 36 años pero se destacaba
por defender los derechos de todos los que sufrían, sin importarle su religión,
su bandera, o color de piel.
También se
destacó como defensor de su patria, atacada por todos los frentes y todos los
sectores. Durante la cruenta Segunda Guerra Mundial, protegió a los perseguidos
y necesitados, levantando la voz cuando había una injusticia, sin preocuparle
las consecuencias.
En 1945, ya
terminada la Guerra Mundial, su nación fue incorporada por la fuerza a
Yugoslavia, aboliendo todos los derechos humanos y obligándolos a renunciar a
sus creencias.
Comenzó así
una nueva batalla para el joven Arzobispo, que veía torturar a sus sacerdotes,
maltratar a sus hermanos y destruir las escuelas católicas.
Para dominar
a este pueblo Croata, fiel a su religión, el Mariscal Tito, le propone a
Stepinac, que gozaba de gran prestigio, que se separe de Roma y forme una nueva
iglesia. Le pide que forme la "Iglesia Nacional", dependiente de la
autoridad comunista, dándole poderes y riquezas. No pudieron doblegarlo ni
callarlo.
Entonces lo
acusaron de ser colaborador nazi y lo sometieron a un polémico juicio en el que
se demostró su inocencia, pero con leyes creadas especialmente para este
proceso lo condenaron a 16 años de trabajo forzado.
La respuesta
de Stepinac fue: "Yo sé cual es mi deber. Con la Gracia Divina lo cumpliré
hasta el final, sin odio contra nadie, pero también sin miedo a nadie".
La prensa
mundial condenó a los jueces y al gobierno. ¿Cómo demostrar que es culpable
aquel que merece el elogio universal? Después se supo de varios testigos que
fueron encontrados torturados y muertos. Entonces presionaron a su madre para hacerlo
callar, la torturaron y la confinaron a un campo de concentración. Uno de los
hermanos del Arzobispo corrió similar suerte.
El 29 de
noviembre de 1951, el Papa Pío XII lo ordenó Cardenal estando preso en la
cárcel. Como seguía defendiendo a su patria y a los derechos de los pobres, y
como no lo podían ejecutar, lo sometieron a una muerte lenta y dolorosa.
Instalaron unos aparatos de rayos x para radiarlo todas las noches junto a su
celda y lo debilitaron hasta provocarle una muerte dolorosa.
Siguiendo el
modelo de Cristo, soportó sin odio todo su martirio, ofreciendo su dolor por su
pueblo. Murió el 10 de febrero de 1960. Sus últimas palabras fueron “Fiat
voluntas tua”.
El 3 de
octubre de 1998, el Papa Juan Pablo II lo proclamó beato de la Iglesia
Católica. En su homilía, el Papa aseguró que en su beatificación “reconocemos
la victoria del Evangelio de Jesucristo sobre las ideologías totalitarias; la
victoria de los derechos de Dios y de la conciencia sobre la violencia y las
vejaciones; la victoria del perdón y de la reconciliación sobre el odio y la
venganza”.
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