Murió en
Alexandria (Egipto) en 249 AD
Su fiesta se
celebraba el 9 de febrero en el antiguo calendario litúrgico.
Vida de los
Santos, Butler
Según la
tradición, los padres de Apolonia no tenían decendecia a pesar de sus
constantes oraciones a sus dioses. Finalmente la futura madre le pidió a la
Virgen Santísima que interceda por ellos. Cuando la joven Apolonia conoció las
circunstancias de su nacimiento, se hizo cristiana.
San
Dionisio, obispo de Alejandría, fue testigo de la muerte de Apolonia quien era
para entonces una diaconesa de edad avanzada. La describió en una carta a Fabio
que fue preservada por Eusebio, obispo de Antioquía.
Estalló una
persecución de los cristianos por el populacho pagano de Alejandría en el
último año del reino del emperador Felipe. Los cristianos eran arrastrados
fuera de sus casas y asesinados, sus propiedades saqueadas. La persecución
comenzó cuando un poeta de Alejandría profetizó desastre por la presencia de
los cristianos a los que consideraba impíos por no adorar a los dioses.
La primera
víctima fue un anciano venerable llamado Metras o Metrius, a quien trataron de
obligar a proferir blasfemias contra Dios. Cuando se negó, lo azotaron, le
clavaron astillas de caña en los ojos, y lo mataron a pedradas.
La siguiente
persona que aprehendieron fue a una mujer cristiana, llamada Quinta, a quien
llevaron a uno de sus templos para forzarla a adorar al ídolo. Ella se dirigió
al falso dios con palabras de desprecio que exasperaron tanto al pueblo que la
arrastraron por los talones por encima del empedrado, la azotaron y le dieron
muerte a pedradas. Por esos días, los alborotadores habían llegado al colmo de
su furor. Los cristianos no ofrecían resistencia, sino que se daban a la fuga,
abandonando todas sus pertenencias, sin quejarse, porque sus corazones estaban despegados
de la tierra. Su constancia era tan general, que San Dionisio no supo de
ninguno que hubiera renunciado a Cristo.
Se
apoderaron de Apolonia y la golpearon en la cara, le tiraron todos los dientes,
y después, prendiendo una gran hoguera fuera de la ciudad, la amenazaron con
arrojarla dentro si no pronunciaba ciertas palabras impías. Les rogó que le
dieran unos momentos de tregua, como si fuera a considerar su posición.
Entonces, para dar testimonio de que su sacrificio era perfectamente voluntario,
tan pronto como la dejaron libre, se lanzó dentro de las llamas.
Luego
descargaron su furia sobre un santo hombre llamado Serapión y lo atormentaron
en su propia casa; después lo tiraron de cabeza desde la azotea.
En la
mayoría de las regiones de la Iglesia occidental se encuentran iglesias y
altares dedicados en honor de Santa Apolonia, pero no se la venera en ninguna
iglesia oriental, aun cuando sufrió en Alejandría.
San Agustín
explica por que razón anticipó su muerte. El santo supone que obró por una
dirección particular del Espíritu Santo, porque de otra manera no sería lícito
hacerlo; nadie puede apresurar su propio fin.
Se la invoca
contra el dolor de muelas y todas las enfermedades dentales, y se la presenta
con un par de pinzas que sostienen un diente o si no, suele distinguirse por un
diente de oro pendiente de su collar.
Santa
Apolonia intercede por nosotros, para que no cedamos ante el paganismo actual
que nos arrastra y nos quiere seducir. Que tu ejemplo y el de los otros
mártires nos de fuerza para ser fieles a nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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