Santa
Beatriz da Silva (Campo Mayor, Portugal, 1437,1 o Ceuta (entonces Portugal, hoy
España) 1424 - Toledo, España, 1492), cuyo nombre secular completo en español
es Beatriz de Silva y Meneses, fue una religiosa católica portuguesa, fundadora
de la Orden de la Inmaculada Concepción. Es venerada como santa por la Iglesia
católica.
Infancia y
juventud
El año y el
lugar de nacimiento de Beatriz da Silva han sido motivo de controversia. Una de
las hipótesis la consideró nacida en torno al año 1424 en Ceuta, ciudad
perteneciente al Reino de Portugal, y en la que su abuelo, Don Pedro de
Menezes, fue primer capitán. Allí residió la familia durante un tiempo, y tal
referencia tradicional fue recogida y sostenida incluso por muchos monasterios
de la Orden de la Inmaculada Concepción en Europa y América. El padre de
Beatriz, el caballero Ruy Gómez da Silva, recibió en 1433 el nombramiento de
alcalde de Campo Mayor por lo que, siguiendo esa misma hipótesis, la familia de
Silva y Meneses abandonó Ceuta y se trasladó a Campo Maior recién en 1434, año
en que Beatriz habría contado con diez años.2
Sin embargo,
la mayoría de los estudios historiográficos modernos decantan por la hipótesis
del nacimiento de Beatriz da Silva hacia el año 1437, cuando la familia ya
vivía en Campo Mayor.3 La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de
los Sacramentos hizo lugar a esta última posición, que ubica su lugar de
nacimiento en la villa portuguesa de Campo Mayor.1
Su madre era
Doña Isabel de Meneses, hija de Don Pedro de Meneses, conde de Viana de
Alentejo y de Villa Real, conquistador y gobernador de Ceuta. El matrimonio
tuvo unos 12 hijos, entre ellos Beatriz y el Beato Amadeo de Silva. Tanto los
Silva como los Meneses eran familias que pertenecían a la nobleza, emparentadas
con las familias reales de Portugal y Castilla. La infancia y juventud de
Beatriz se desarrolló en Campo Mayor, donde se conoce el lugar de las casas de
sus padres, entonces junto a la Puerta del Sol. Sus padres pusieron como
educadores de ella y sus hermanos a frailes franciscanos y tenía la devoción a
la Inmaculada Concepción de la Virgen, creencia está muy extendida y arraigada
en aquella época. Fue hermana del Beato Amadeo de Portugal. Este hermano de
Beatriz fue un reformador de la Orden franciscana en su rama Amadeíta (ya
extinta) y fue muy importante para la historia de la Inmaculada Concepción.
Amedeo fue confesor del papa franciscano Sixto IV, que fue el primer papa a
escribir a favor de la Inmaculada Concepción.
Doña Beatriz
llega a Castilla en 1447 acompañando como doncella a Isabel de Portugal, prima
hermana del rey Alfonso V de Portugal, que venía desde Portugal para contraer
matrimonio con el rey de Castilla, Juan II.
Consagración
y fundación de la Orden de la Inmaculada Concepción
Representación
de la aparición de la Virgen María a Santa Beatriz.
La Corte era
un nido de intrigas políticas entre los defensores del rey Juan II y los que
deseaban la abdicación en favor de su hijo Enrique. En este ambiente, no era
difícil que crecieran también desmesuradamente las envidias y celos, y que el
palacio se convirtiera en un mentidero de chismes y habladurías que alcanzaron
a la misma Beatriz, a la que algunos, con medias palabras, relacionaban con el
rey. Enterada la reina D.Isabel de estos comentarios, fue cambiando su simpatía
hacia Beatriz, hasta que un día, la encerró en un cofre por espacio de 3 días.
Durante ese tiempo, atrapada en el cofre sin apenas espacio y sin luz, agua ni
comida, la Bienaventurada Virgen María se apareció ante Beatriz y, con palabras
de consuelo, le indicó que sería liberada. Luego decidió consagrarse como fiel
esclava de María ofreciendo su virginidad.
Una vez que
meditó sobre su encuentro con la Virgen y decidió consagrar a Ella su vida,
Beatriz abandona el palacio para dirigirse hacia Toledo. Allí, llama a las
puertas del monasterio de Santo Domingo el Antiguo, de monjas cistercienses,
donde vivera como “pisadera”. Quedó en el convento acompañada por dos
sirvientas , según la costumbre de los nobles de la época. Aunque no estaba obligada
a la vida de la comunidad, la seguía en todo y alternaba la vida contemplativa
y la activa orando mucho y pasando noches enteras en vela junto al sagrario.
Vestía con hábito seglar y decidió ocultar su cara siempre tras un velo blanco.
Durante los
más de 30 años que vivió en Santo Domingo, conoce a Isabel, la hija de D. Juan
II de Castilla e Isabel de Portugal, que con el tiempo se convertiría en Isabel
la Católica. Ésta mostraba un gran cariño por Beatriz no sólo por su parentesco
con ella, sino por su santidad y la visitaba siempre que acudía a Toledo. La
reina decide apoyar la iniciativa que Dios había puesto en el corazón de
Beatriz y juntas resuelven que ya es hora de salir del monasterio para fundar
una nueva Orden religiosa. Para ello, la reina dona los Palacios de Galiana, en
la ciudad de Toledo, y a ellos llega Beatriz junto a 12 doncellas, casi todas
portuguesas y de su linaje, en 1484.
Era
importante para Beatriz que esta nueva fundación contase con regla, rezo y
hábito propios. Así, y apoyada de nuevo por la reina Isabel, se envían a Roma
para su aprobación unas constituciones o reglamento redactados por ella misma.
El Papa Inocencio VIII contesta afirmativamente autorizando la nueva Orden,
pero bajo la regla cisterciense, aunque concede que se establezcan estatutos y
ordenaciones propias mientras no sean contrarias a la regla.
La tumba de
Santa Beatriz da Silva en Toledo, España.
Cuenta la
leyenda que la bula papal que traía de Roma estas noticias viajaba en un barco
que naufragó, pero Beatriz la encontró en su celda milagrosamente. Pasaron
varios meses hasta que se reconoció la validez del documento hallado y se hizo
público; siete años en total de gestiones en los Palacios de Galiana para
establecer la nueva Orden, y cuando todo estaba a punto de concluir felizmente,
muere Beatriz en olor de santidad a los 69 años de edad, el 17 de agosto de
1492, víspera del octavario de san Lorenzo mártir.
De nuevo
interviene la reina Isabel para solicitar al Papa Alejandro VI que la comunidad
se someta a la obediencia de la regla de la Orden de San Francisco y así lo
concede el pontífice, aunque con otra bula une a la comunidad con la del
convento de benedictinas de San Pedro de las Dueñas. Esta unión supuso cierto
choque entre ambas comunidades que a punto estuvieron de dar al traste con el
sueño fundador de Beatriz, pero se apaciguó la situación e hizo nacer y crecer
con fuerza la nueva Orden de la Concepción.
Extensión de
la Orden
Santa
Beatriz fue la fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción.
A partir de
este momento la orden empieza a extenderse. En apenas 25 años se habían fundado
25 conventos; algunos de ellos no fueron fundación de nueva planta, sino
transformación de beaterios que abrazaban la nueva orden. Eran tiempos de
fervor inmaculista que llevaron la Orden a toda España, Europa e incluso a
América. En 1530 El 14 de enero las Concepcionistas llegan a Veracruz, siendo
las primeras evangelizadoras de América, en el 1540 el primer obispo de México,
el franciscano Juan de Zumarraga, fundo con las monjas de la Concepción el
primer convento contemplativo del Nuevo Continente en la ciudad de México.
El
Monasterio de la Concepción de Lima, el segundo de la ciudad, fue la fortuna
íntegra de la dama española Inés Muñoz de Rivera (esposa de Nicolás de Ribera
uno de los conquistadores del Perú y fundadores de la ciudad) su fundación data
del 18 de marzo de 1573 y fue aprobada por el papa Gregorio XIII el 5 de
octubre de 1578. Según datos de 1687, el número de profesas era de 309, 14
novicias, 18 legas y 27 donadas, sin contar las demás personas que habitaban en
el monasterio, unas mil en total. Luego el 19 de marzo de 1603 se inauguró el
Monasterio de Recoletas Descalzas de San José, de la orden de la Inmaculada
Concepción, la primera abadesa fue Leonor de la Santísima Trinidad, hermana del
Marqués de Monatará. Las impulsoras de este monasterio fueron Inés de Castro y
varias amigas desde 1594.
Canonización
El culto a
santa Beatriz es inmemorial fue confirmado por Pío XI el 28 de julio de 1926
con el título de beata. Fue canonizada el 3 de octubre de 1976 por Pablo VI y
sus restos se conservan para pública veneración en la Casa Madre de Toledo.
Aparte de su fundadora, destacan otras concepcionistas muertas con fama de
santidad, de las cuales cuatro tienen ya su proceso canónico de beatificación
en Roma, y son las Venerables Madres María de Jesús de Tomelín y del Campo,
María de Jesús de Ágreda, Jacinta María Teresa de Jesús Romero y Balmaseda,
María de los Dolores Patrocinio y Ángeles Sorazu. También es de destacar las
mártires concepcionistas del 1936 etc. Cuenta la Orden con escritoras místicas
de renombre, como María de Jesús de Ágreda y Ángeles Sorazu. Ya en el siglo XX
destaca el trabajo realido por la Reverenda Madre Mercedes de Jesús, quien
emprendió la vuelta a los orígenes de la Orden, cuya reforma fue aprobada por
su Santidad Juan Pablo II en septiembre de 1996.
Iconografía
Se le
representa con báculo y bula fundacional "Inter Universa", una rama
de azucena como símbolo de pureza, estrella en la frente y viste el hábito de
la orden con túnica blanca, escapulario blanco, cíngulo blanco, capa azul, velo
negro y toca.
Referencias
↑ Saltar a:
a b Congregatio de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum - Decreto sobre el
lugar de nacimiento de Santa Beatriz
Volver
arriba ↑ Campos y Fernández, F. J. (2000). «Beatriz de Silva y Meneses». En
Leonardi, C.; Riccardi, A.; Zarri, G. Diccionario de los Santos, Tomo I.
Madrid: San Pablo. pp. 322–324. ISBN 84-285-2258-8. «Hija del gobernador
portugués de Ceuta, don Ruy Gómez de Silva y de doña Isabel de Meneses, nació
en dicha ciudad en torno al año 1424.»
Volver
arriba ↑ Duque, José Félix (2011). «Vida e Obra de Santa Beatriz da Silva». En
Ordem da Imaculada Conceição. Congresso Internacional - Santa Beatriz da Silva:
Estrela para Novos Rumos (en portugués). Fátima. p. 30. Consultado el 5 de
febrero de 2015. «A comunicação apresenta sucintamente a Vida e Obra de Santa
Beatriz da Silva, nascida na vila portuguesa de Campo Maior, por volta de 1437,
filha de Rui Gomes da Silva, Alcaide-mor de Campo Maior e de Ouguela, e de sua
mulher D. Isabel de Meneses, filha natural de D. Pedro de Meneses.
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