SAN
BERNARDINO REALINO (1530-1616) nació en Carpi, Módena, Italia, en el seno de
una familia ilustre.
De niño,
después de haber quedado huérfano a tierna edad, San Bernardino Realino recibió
su primera enseñanza con maestros que acudían a su hogar, pero más tarde fue
enviado a continuar sus estudios a la Academia de Módena.
A los 26
años obtuvo el grado de doctor en derecho civil y canónico, y decidió
desarrollar su carrera como servidor público. Ejerció, así, el cargo de alcalde
en varias ciudades pequeñas, destacándose por su rectitud y por su hábil manejo
de las finanzas.
En 1565, sin
embargo, su vida cambió por completo (cuenta la tradición que a raíz de una
aparición del Niño Jesús) cuando San Bernardino Realino toma la decisión de
abandonar la carrera de funcionario e ingresar a la Orden Jesuita,
recientemente aprobada.
En 1567, San
Bernardino fue ordenado sacerdote, y se convirtió en maestro de los jesuitas
noveles. Siete años más tarde fundó un colegio jesuita, al cual dedicará el
resto de sus días, en la ciudad de Lecce.
Lecce se
convertiría en más que su hogar por los siguientes 42 años. San Bernardino, o
el padre Realino, estuvo siempre muy cerca de la gente de su comunidad, y supo
encontrar siempre la mejor manera de resolver los problemas de todos.
El padre
Realino siempre encontraba tiempo para atender y ayudar a la gente sin hacer
distinciones de ningún tipo, apoyando por igual a pobres y ricos, a instruidos
y a ignorantes, y mostrando siempre una infinita paciencia que contrastaba con
su dinamismo.
Antes de
fallecer a los 86 años de edad, San Bernardino Realino tuvo el inusual
privilegio de convertirse en vida en santo patrono de la ciudad de Lecce.
Los
regidores de la ciudad lo visitaron en su lecho de enfermo para preguntarle si
aceptaba convertirse en el protector de la ciudad de generación en generación
hasta el final de los tiempos.
Con la poca
fuerza que le quedaba, pronunció un enfático “sí”. San Bernardino Realino fue
canonizado por el papa Pío XII en 1947.
SAN
BERNARDINO REALINO nos enseña el valor de empeñar la vida en el servicio a la
comunidad.
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