Virgen del Pilar
La Virgen
del Pilar es una advocación mariana de la Iglesia católica, cuya imagen tiene
su principal centro de culto en la Basílica del Pilar de Zaragoza.
La leyenda
sobre sus orígenes se remonta al año 40, cuando, de acuerdo con la tradición
cristiana, el 2 de enero la Virgen María se apareció a Santiago el Mayor en
Caesaraugusta. María llegó a Zaragoza «en carne mortal» —antes de su Asunción—
y como testimonio de su visita habría dejado una columna de jaspe conocida
popularmente como «el Pilar». Se cuenta que Santiago y los siete primeros
convertidos de la ciudad edificaron una primitiva capilla de adobe a orillas
del Ebro. Este testimonio es recogido por un manuscrito de 1297 de los Moralia,
sive Expositio in Job, de Gregorio Magno, que se custodia en el Archivo del
Pilar. La devoción mariana comenzó en los albores del siglo XIII, cuando
comenzaron las primeras peregrinaciones a Santa María la Mayor.
Sobre la
iglesia mozárabe preexistente, se erige el templo románico del Pilar poco
después de la conquista de Zaragoza por Alfonso I el Batallador (1118) que fue
culminado en el siglo XIII. En esta época se documenta en el templo una capilla
primitiva para alojar el Pilar, según transmite Diego de Espés en 1240. Para
1293 el templo se encontraba en tan mal estado que el obispo Hugo de Mataplana
promovió la restauración del templo y su conversión en la colegiata
gótico-mudéjar de Santa María la Mayor con recursos de una bula de Bonifacio
VIII que por vez primera menciona la advocación «del Pilar». Actualmente el
único vestigio conservado del templo románico del Pilar es el tímpano de la
iglesia, que ha sido colocado en la fachada sur de la basílica barroca.
La imagen y
su santuario:
La imagen de
la Virgen es una talla en madera dorada; mide treinta y seis centímetros y
medio de altura y descansa sobre una columna de jaspe forrada de bronce y plata
y cubierto, a su vez, por un manto desde los pies de la imagen de la virgen
hasta la base vista de la columna o pilar, a excepción de los días dos, doce y
veinte de cada mes en que aparece la columna visible en toda su superficie. En
la fachada posterior de la capilla se abre el humilladero, donde los fieles
pueden venerar la Santa Columna a través de un óculo abierto.
Se trata de
una escultura de estilo Gótico tardío franco-borgoñón de hacia 1435 atribuida a
Juan de la Huerta, imaginero de Daroca. En cuanto a su iconografía, se observa
a María coronada y con túnica y manto, que recoge con su mano derecha,
contemplando a Jesús niño que agarra el manto de su madre con la mano derecha y
un pájaro con la izquierda. El Niño puede haber sido objeto de una restauración
poco cuidadosa.
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