SAN LEONARDO DE NOBLAC
(¿496?-559)
nació probablemente en una familia de
la corte de los reyes merovingios, en la Francia de la Edad Media.
De acuerdo con la tradición medieval,
Leonardo de Noblac, o de Limoges, fue un noble francés de la corte de Clodoveo
I, fundador de la dinastía de los merovingios.
Leonardo fue convertido al
cristianismo junto con su rey y padrino la Navidad de 496 por San Remigio,
“St-Rémy”, obispo de Reims.
Ya mayor de edad, el rey Clodoveo le
concedió a San Leonardo el privilegio de liberar a los prisioneros que él
considerara que estuvieran injustamente en prisión, con lo cual llegó a salvar
a muchos inocentes.
Clodoveo le otorgó también un
obispado que él rechazó, prefiriendo ingresar al monasterio de Micy, cerca de
Orléans. Más tarde San Leonardo buscó la soledad de los bosques de la región de
Limousin, donde vivió muchos años como ermitaño.
Gracias a sus oraciones, la reina de
los francos dio a luz a un varón y sobrevivió al parto, por lo cual el rey,
probablemente Clodomiro, lo recompensó con una gran porción de terreno en
Noblac, el actual pueblo de St-Léonard-de-Noblat, a 20 kilómetros de Limoges.
En esas tierras San Leonardo fundó
una abadía, y se dice que muchos de sus primeros monjes fueron antiguos
cautivos que él había liberado.
A San Leonardo de Noblac, o de
Limoges, se le considera santo patrono de los prisioneros y de las
parturientas. Su culto estuvo muy difundido en Europa occidental a finales de
la Edad Media.
SAN LEONARDO DE NOBLAC nos enseña el
valor de anteponer la vida religiosa a los valores materiales.
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