San Andrés
Avelino
En Nápoles, de la Campania, san
Andrés Avelino, presbítero de la Congregación de Clérigos Regulares, que brilló
por su santidad y celo en procurar la salvación del prójimo, hizo el arduo voto
de avanzar cada día en las virtudes y, cargado de méritos, con muerte santa
descansó al pie del altar.
Vida:
San Andrés Avelino nació en Nápoles
(Italia) en 1521.
Entró a la comunidad de Padres Teatinos
y allí dio tales muestras de sabiduría, que fue nombrado maestro de novicios y
superior.
San Carlos Borromeo, que era
Arzobispo de Milán, quedó tan admirado de las cualidades de ciencia y de
santidad de San Andrés que pidió a los superiores de esa comunidad que se lo
enviaran a Milán, y lo obtuvo, consiguiendo con ello un gran progreso para su
ciudad, porque las predicaciones de Avelino convertían muchos pecadores.
Había un convento muy relajado y San
Carlos envió al Padre Andrés a tratar de reformarlo. Lo amenazaron de muerte si
se atrevía a entrar allá, pero fue valiente y acabó con todos los abusos.
En la ciudad de Piacenza su
predicación produjo un cambio tan grande en las costumbres, que los cantineros
y dueños de casas de juegos se quejaron ante el gobernador porque se les había
acabado la clientela. El gobernador llamó al santo para que le diera
explicaciones y este le habló tan hermosamente acerca de lo importante que es
evitar el pecado y salvar el alma, que desde ese día la esposa del gobernante
lo escogió como director espiritual.
En su ciudad de Nápoles su
predicación convertía miles de pecadores, y él acompañaba sus palabras con
admirables milagros y sanaciones.
San Andrés Avelino murió a la edad de 80 años en
noviembre de 1608, y murió en el preciso momento en el que empezaba la santa
misa. Al hacer la señal de la cruz para comenzar la celebración, cayó muerto de
un ataque de apoplejía
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